Capitulo 33

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🍃...Te amo y no solo un ratito sino para siempre.    

Bea se miraba en el espejo, recordando aquel día, dónde había imaginado que él hombre del que estaba enamorada en aquel entonces iba a ser feliz con la noticia que le había dado. Pensando que ahí sería el comienzo de su sueño hecho realidad, pero todo aquel sueño quedó roto cuando el hombre que había amado, le golpeó el rostro y la llamo ramera frente a todos los invitados que habían asistido para su unión.

Una lágrima bajo por su mejilla, dejando salir un suspiro. Sabía que el hombre con el que estaba ahora no le haría daño, pero de todas maneras el miedo se apoderaba de ella, sintiendo que quizás al llegar donde él la estaba esperando recibiría lo mismo.

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a Iris, que sonrió al verla. Camino hasta su hija y la abrazo con amor.

—¿Lista mi dulce Bea?— acaricio su rostro.

—¡Tengo miedo mamá!— confesó

—Nada de miedo, porque ese hombre que espera por ti te ama. ¿Sabes cómo se que es así?— preguntó su mamá, mientras Bea la mirada. — Él ama a tu hijo como si fuese suyo y no cualquier hombre hace tal cosa.— Bea cerro los ojos y llenó sus pulmones de aire, sabiendo que su madre tenía razón. Marco la amaba, pero sobre todo él amaba a Oliver como si fuese propio.

—¡Tienes razón mamá!— abrazó a su madre y luego la miro a los ojos sonriendo —¡Gracias por siempre estar para nosotros!— Iris besó la frente de su hija.

—¡Ahora vamos, está todo listo en el despacho de Marco!—

Las mujeres bajaron las escaleras y caminaron hasta donde todos las estaban esperando.

Marco la vio ingresar y una sonrisa se dibujó en su rostro al verla ahí tan hermosa. Su vestido en color beige sencillo pero elegante pegado a su diminuto cuerpo, el maquillaje de sus ojos hacían que el verde resaltarán aún más, su cabello castaño caía sobre sus hombros, llevando una pequeña diadema de perlas.

Bea lo miraba mientras caminaba, viéndolo tan sexy como siempre, la sonrisa de arrogante que tanto amaba y odiaba al mismo tiempo, él provocaba en Bea una revolución de emociones, por eso el amor que ellos se tenían era amor/odio.

Marco extendió su mano y ella la sujetó con nerviosismo, su hombre dejo un besó delicado sobre el dorso de su mano, mientras la miraba con intensidad.

—¡Estás hermosa!— le susurró, mientras hundía su nariz en el cuello de su mujer.

—¡Quítate no estamos solos!— dijo Bea, mientras lo separaba un poco de su cuerpo, lo miró y sonrió —¡Tu estás tan sexy y comestible!— le susurró antes de girarse y quedar frente al juez que los uniría.

El carraspeó de Lorenzo los hizo mirar en su dirección, viendo una sonrisa cómplice tanto de su cuñado e Isabella. Habían escuchado todo lo que se habían susurrado.

—¡Si estámos todos, daremos comienzo a la ceremonia!—

El juez comenzó la lectura, todos los presentes escuchaban atentamente, mientras que las manos de Marco y Bea permanecían unidas. Olivier los miraba con una sonrisa enorme en su rostro, sus ojitos brillaban de felicidad.

—¿Quieren decirse algunas palabras?— preguntó el juez. Marco se giró para mirar a los ojos a Bea.

— Flaca desquiciada....— comenzó y todos rieron —Cuando llegaste a esa entrevista, te odié...— Bea elevó una ceja — Odié que no me mirarás, que insultes a mi amigo y entre otras cosas— señaló hasta sus partes —Pero cuando calmaste mis demonios, me hiciste entender que no te odiaba, sino que me negaba a amarte, por miedo a dañar el ser maravilloso que eres. ¡Te amo y no solo un ratito sino para siempre!— Bea y todos ahí sentían una mezcla de emociones.

—Mi pajarito arrogante...— Marco sonrió, siempre se vengaría de él —Desde el primer día supe que serías un grano en el culo— miró sobre su hombro a su hijo y le susurro un perdón por su palabra —Me negué a ti, temiendo que me dañes, pero mi sorpresa fue que detrás de aquel hombre frio, existía un peluchito de felpa. ¡Te amo y no solo por un ratito sino para siempre!— todos reían ante aquellas palabras, sabían que ese par eran lo más bipolar que existía, pero aquel amor era puro.

—Si nadie se opone a esta unión. ¡Los declaro marido y mujer! Puede besar a la novia — dijo el juez, para acto seguido Marco tomar el rostro de su flaca entre sus dos manos y besarla con amor.

(***)

ɴᴀʀʀᴀ ʙᴇᴀ:

Veo a Marco de espaldas mientras prepara café. Todos brindamos, compartimos un almuerzo, pero ya todos se retiraron, mamá se llevó a Oliver. Mi bebé quiere preparar sus maletas para venirse a vivir a casa de Marco.

—¿Te encuentras bien?— me pregunta mi ahora esposo, lo miro y aún no me lo creo. Es que él era tan arrogante, tan imbécil.

—Si, solo estoy nerviosa — me entrega el café y se sienta junto a mi, toma una de mis manos entre las suyas y me mira.

—No tienes porque, mañana mismo iremos a comenzar los trámites para que Oliver sea mi hijo legalmente —

—¿Y si no funciona?— muevo mis piernas con nerviosismo, siento como él detiene el movimiento con sus manos y me gira para quedar frente a él.

— Funcionará, confía en mí flaca — lo abrazo con fuerza, porque, si confío en él. Pero tengo tanto miedo. —Ahora...— susurra sobre mi cuello, dejando un beso suave —Quiero, dejar este café, para perderme entre tu cuerpo, hacerte mía como lo deseo desde que entraste a la ceremonia— su brazo rodea mi cintura y me eleva de la silla para que lo rodee con mis piernas. — ¡Ahora sí flaca te voy a dar tan duro que mañana andarás coja!— sube las escaleras conmigo encima, mientras nos perdemos en un intenso beso.

Me deja caer en la cama, sintiendo el peso de su cuerpo sobre el mío, sus caricias y besos me vuelven loca, lo amo y deseo con la misma intensidad.

—¡Te amo!— susurró sobre mis labios, antes de dejarnos llevar por el deseo y el amor.

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