Habían pasado unas semanas, Bea ya se había incorporado a la empresa, Isabella había regresado justamente ese día, pero ya no la veía con ese entusiasmo que siempre la caracterizaba.
***
𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑩𝒆𝒂:
Miro mi computadora, me siento tan rara y tan tonta a la vez. Desde aquel día que Marco me beso o hizo el intento, el ahora se porta distante y debo estar loca al darme cuenta que extraño al imbécil, o quizás es costumbre de que siempre él me hacía arder de rabia.
Dejo salir un suspiro y escucho que las puertas del elevador se abren, dirijo mi vista hasta el lugar y veo salir una rubia. Elevo una ceja, genial, mil veces genial. Es la hora de "Vamos a follar a la ofi", siento mis manos picar ante el deseo de agarrar ese cabello rubio entre mis manos y sacarla a rastra del piso. La veo caminar muy coqueta hasta mi escritorio y yo finjo una buena sonrisa.
— Hola reina— saluda. *Reina de tus mechas maldita*, pienso mientras sigo con mi sonrisa fingida.
—¡Buenos días! ¿En qué la ayudó?— hablo con alternaría.
—¿Se encuentra Mark?— contento la risa ¿Mark? Que diminutivo tan mamón.
—¡Oh sí!— digo mientras tomo el teléfono y marco el interno a la oficina de ese maldito. Cuando atiende suelto mi veneno, me vale tres pitos que me llene de trabajo luego de mi atrevimiento.
—¡ Señor... Aquí una señorita lo solicita! ¿Necesita que le compré globitos o será que no existe tamaño tan pequeño?— escucho como gruñe al otro lado de la línea y corta la llamada. Miro a la chiruza, pensando que me iba a mirar furiosa como lo han hecho ya varias, pero ella solo sonríe.
—¿Eres Bea verdad?— la miro con una ceja elevada y en eso escucho que se abre la puerta de la oficina del señor pajarito.
—¡Si!— respondo cortante y vuelvo a tomar asiento, mientras siento como la mirada de ese hombre me traspasa hasta el espíritu.
—¡Aphril, que alegría tenerte aquí!— sale a su encuentro y de reojo veo como le saluda muy coqueto. Los veo ingresar a la oficina y me coloco de pie, para ir a prepararme un café, estoy que si arriman fuego a mi lado explotó. ¡Carajo! Me maldigo de mil formas.
—¡Aphril!— susurro mientras sigo mi camino, imitando el caminar de la chiruza.
—¿Te encuentras bien B?— escucho la voz de mi amiga y la risa ronca de Jeremy.
—¡Te callas!— le exijo a Jeremy.
—Yo se que le sucede — dice el pedazo de come polla de mi amigo. — ¡A esta zorra le gusta tu hermano y está emputada porque llegó una rubia, la cual está encerrada en esa oficina, seguramente teniendo sexo rudo!— mi rostro está rojo de la furia, a mí no me gusta ese pito flojo.
—¡Jeremy, eso para mí no es noticia!— suelta Isabella —A ella no solo le gusta, esta enamorada y mi hermano también de ella— suelto una carcajada y no puedo dejar de reír.
— ¡Eso ni en tus sueños cariño, tu hermano por mi se puede ir al infierno!— ahora ellos se ríen.
—¡Y tú deseosa de que te lleve con el, así arder en las llamas de la pasión!— Jeremy hoy parece más mi enemigo que mi amigo.
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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑴𝒂𝒓𝒄𝒐:
Contento el deseo de salir de esta oficina y nalguear a esa flacucha. Aphril me mira, esta sentada frente a mi. No me la follo desde aquel día que me derrame en su boca, pronunciando el nombre de la mujer que siempre insulta mi polla.
—¡Esa chica está igual de idiota que tú!— la escucho decir
—¡Claro y por eso llama a mi polla pajarito! Ella no es como todas— la escucho reír.
— Una vez más escuchando, de tus labios que esa mujer no como las demás — se pone de pie y camina hasta mi, colocándose en mi espalda y con sus delicadas manos darme masajes. —Marco... No está mal abrir tu corazón, quizás ella es la correcta — aparto sus manos de mis anchos hombros y me coloco de pie.
—¿Te estás escuchando? No me toques los cojones Aphril, sabes perfectamente que yo jamás voy a permitirme sentir amor y mucho menos soñar con una familia— ella se acerca a mi y enreda sus brazos en mi cuello.
—¿¡Cuando vas a entender que no eres él!?— pregunta, mientras acaricia mi rostro — ¡No eres él Marco, no eres tú padre!— y sin pensarlo, actuando bajo un impulso y con algo de maldad la beso. Siendo consciente que Bea está ingresando a la oficina.
*Yo no amo a esta mujer, yo soy un hijo de puta, con sangre maldita en mis venas, porque nadie me asegura que yo no seré como el maldito de mi padre* pienso mientras agarro con mis manos el culo pomposo de Aphril.
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Te odio amor
ChickLitUn hombre con muchos demonios, negado a cualquier sentimiento que lo lleve a sentir amor por una mujer. Sus temores a ser la misma bestia que su padre, no le permitía abrir su corazón convirtiéndolo así en un hombre frío, creyendo que nada podría qu...