Capitulo 4

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💠... Los sentimientos se controlan...


𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑴𝒂𝒓𝒄𝒐:

— ¡Contratada!— suelto sin pensarlo, está flacucha está buena, se que no me la debo follar, pero quién sabe. Además tiene carácter, es diferente a todas esas mujeres que han pasado por este puesto.

Veo al señor Flavio mirarme algo sorprendido.

—¿Si?— escucho su voz dulce y solo escucharla me provocan ganas de follarmela, Isabella me va odiar.

—Si señorita kaya, que el señor Flavio le haga firmar todos los papeles y luego vaya al piso donde será su puesto — tomo su carpeta donde está el currículum y paso por su lado. Invade mis fosas nasales su aroma a vainilla.

Paso por la oficina de Isabella y la veo con el cabron de Denis, parecen discutir, camino hasta ellos y los interrumpo.

—¿Qué pasa aquí?— pregunto mientras me situó junto a mi hermana, el gilipollas me mira con furia y se va. —¿Qué sucede? ¿Te hizo algo?— le pregunto al verla temblar, pero niega rápidamente y finge una sonrisa.

—Estoy bien, nada malo sucede— no le creo ni una mierda, pero la dejo en paz.

—¡Tenemos secretaria, vendrá en unos minutos a mi oficina!— la veo que entrecierra sus ojos, parece estar estudiando mis palabras y movimientos.

— Vamos, iré contigo a esperarla. Quiero conocerla.— enreda su pequeño brazo en el mío y caminamos juntos a mi oficina.

****

𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐁𝐞𝐚:

Estoy que no me lo creo, conseguí el trabajo, la paga es más que excelente podremos estar más que bien con mamá y mi pequeño. Podré alquilar o con algún préstamo comprar alguna casa para nosotros. Me siento muy contenta, aunque ese hombre me hizo sentir incomoda. No sé ve un mal tipo, sino que su actitud de *soy el puto amo y todas babean por mi* me cae tan gorda, que si no fuera el jefe, le habría dado más de un insulto.

¿A caso importa mi estado sentimental?, Que ni se me haga el galán, porque le cortaré lo que tiene entre sus piernas.

Voy en el elevador, ya camino al último piso donde se encuentran las oficinas para las que estaré trabajando. Voy sola en la caja metálica, asique me permito dar unos saltitos de felicidad, antes de que se abran las puertas. Me siento feliz, mi corazón late eufóricamente. Esto es lo que buscaba desde que llegamos al país.

Salgo del elevador y miro las cuatro oficinas que se encuentran en este piso y frente a mi, a la izquierda leo el cartel "Vicepresidente", camino hasta la puerta y doy unos toques. Para que inmediatamente escuchar un *adelante* ronco, es él, el gilipollas creído.

—Señorita...— me mira de pies a cabeza y veo a su costado como una pequeña chica le golpea con su codo.

—Bea Kaya señor — digo rápidamente, mientras llevo mis brazos hacia atrás sosteniendo mis manos.

— Hola Bea, que gusto ya tener una secretaria. Yo soy Isabella Manson, hermana de este. Espero que nos llevemos muy bien— extiende su mano y yo con educación hago lo mismo, mientras nos sonreímos. Ella se ve muy agradable.

—¡Un placer señorita!— digo con educación

— Solo dime Isabella o Isa — sonrió y asiento con la cabeza.

— Muy bien solo dígame Bea— el hombre hermoso y gilipollas carraspea y camina hasta nosotras.

—Bien, ya sabe que soy Marco Vicepresidente, mi hermana es la arquitecta jefa de su equipo y mi padre no se encuentra aquí hasta la próxima semana— lo escucho decir. Sus ojos azules me miran fijamente, provocando una cosquillas en mi columna. — Ahora venga le mostraré su puesto, estará a cargo de las cuatro oficinas y lo demás seguramente se lo menciono Flavio — caminamos fuera de su oficina y me guía al cubículo que ocuparé, no se quien es el dueño de la cuarta oficina, aun no lo conozco.

—Si señor, me informo todo — su hermana me mira con un semblante extraño, ella se ve muy humilde y buena.

—Perfecto... Ahora comience a mirar todo y cualquier duda me llama a mi o a mi hermana — se gira sobre sus talones y sale como alma que lleva el diablo a su oficina.

Isabella toca una de mis manos que está apoyada sobre el escritorio.

—No dejes que te falte el respeto, si hace algo solo me avisas— su comentario me deja desubicada, no entiendo. Y parece notarlo —No es malo, es algo... Complicado...En fin solo me avisas, me caes bien Bea. Nos vemos luego— saluda rápidamente, cuando un hombre de ojos verdes la espera en la entrada de su oficina y puedo notar que ella está nerviosa y los ojos de él parecen fuera de si. ¡Por los astros me dio miedo!.

Ya se hizo la hora de la salida, hable con mamá dándole la noticia. Ahora me encuentro juntando todo lo que está sobre el escritorio y guardar los documentos más importantes en un cajón bajo llave. Coloco mi bolso en mi hombro y camino al elevador, presionando el botón, las puertas se abren ingreso a la caja metálica y veo que Isabella sale corriendo de su oficina para tomar el elevador.

Sube algo agitada y me mira con una sonrisa, ella es muy linda.

—¿Vives lejos de aquí?— me pregunta

— Vivo en uno de los barrios cercanos, unas 15 cuadras quizás—

—¡Te llevo y sirve que te conozca más!— dice entusiasmada, ella es linda, pero es la hija del jefe. La miro detenidamente, soy un poco más alta que ella, su pelo es más claro que el mío, ella parece una muñequita. — Seguramente dirás que estoy loca, pero siendo honesta...— hace una pausa — Solo tengo una amiga y tú me caes bien. Quiero conocerte mejor — elevó una ceja, ella no me cae mal tiene un aura muy pura y sus ojos son hermosos pero no brillan.

—Bueno... Si es extraño, pero acepto. Deseo llegar pronto a casa— sonrió cuando en ese instante se abren las puertas y salimos. Me indica dónde esta su auto, una vez que nos subimos, le doy mi dirección y ella se pone en marcha.

— Y dime Bea ¿Eres casada, soltera?—

— Soy soltera, soy una madre soltera — ella me mira cuando para en un semáforo, una enorme sonrisa enorme.

—¿¡Tienes un bebé!?— pregunta con entusiasmo — Que maravilla, la verdad... ¿Niño o niña?—

— Niño...— sonrió al recordar a mi bebé —Oliver, así es su nombre—

—¡Que hermoso nombre, algún día si me lo permites me encantaría conocerlo!—

—Claro en alguna ocasión, cuando se pueda— miro hacía la izquierda y veo la casa de tía Nora. — ¡Es aquí!— señalo con mi dedo índice y ella parquea su auto sin parar el motor —¡Te lo agradezco mucho, nos vemos mañana!—

—¡Hasta mañana Bea!— veo como se marcha y yo camino hasta la entrada.

Estoy muy feliz, tengo un nuevo trabajo que nos hará vivir muy bien, Isabella es una chica muy linda, el hermano no es malo pero es un arrogante algo que puedo manejar, solo queda conocer a su padre. Pero se que todo estará muy bien.

Ingreso a la casa y veo a mi pequeño caminar hasta mi con sus manitas extendidas, mi pequeña tiene dos años para tres, es igual a su padre, solo tiene el color de mis ojos el resto es igual a Hakan.

Lo tomo en mis brazos y lo lleno de besos, él es el único hombre que hace que mi corazón explote de amor y me mantenga en pie. Vivo por y para él, no quiero el amor de un hombre, sexo lo consigo en una noche cuando salga alguna disco. Una relación amorosa no, solo daña tu estado emocional.






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Te odio amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora