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Jimin

El amanecer está por mostrarse a través de la gran ventana de mi habitación, mientras lo espero termino de preparar mi vestimenta para emprender el largo camino de hoy.

— Su Alteza, ya los guardias están listos para emprender marcha. — LiAh, una de las trabajadoras de la casa dice parada en la puerta de mi habitación. Termino de amarrar los tirantes del chaleco y suspiro mirando la salida lenta del sol.

— Gracias LiAh, en un momento bajo. — me giro y la veo hacer una reverencia corta.— ¿Han preparado los bolsos con la comida para el viaje?

— Sí Su Alteza, el rey ha ordenado preparar todo antes de la salida. — asiento mirando hacia la nada.

— Perfecto... — susurro asintiendo.— llegaremos en cuatro días, pretendemos volver con la Princesa, así que asegúrate de tener el banquete listo para recibirla... esa noche celebraremos en familia su cumpleaños que es mañana. — ordeno y ella asiente.

— Así será Su Alteza. — hace una reverencia corta.

— Puedes retirarte LiAh. — ella asiente y hace una reverencia completa antes de incorporarse y mostrar su rostro de mejillas sonrojadas para retirarse del lugar hacia su trabajo nuevamente.

Sonrío negando para mí mismo, ese gesto de sonrojarse siempre lo tenían las chicas del reino cuando me veían, es algo ya casi que natural de sus partes para conmigo. Pero nunca me acostumbro a ello.

Al terminar de arreglarme voy hacia el gabinete y tomo la Corona pequeña que yace sobre el cojín rojo con bordados dorados, la elevo y la coloco sobre mi cabeza, quedando incrustada en mi cabeza. Me siento extraño al usarla de esta forma puesto que mi corte de cabello es algo nuevo a lo que me tengo que acostumbrar.

Salgo de la habitación en silencio y el sonido de mis pasos es lo único que me acompaña hasta el salón. Mi padre espera por mi, viste de forma casual y me doy cuenta que ha tomado una decisión sabia cuando en sus manos yace un pergamino.

— Buenos días padre. — hago una reverencia y me incorporo mirándolo fijamente.

— Aquí tienes el mapa que te guiará hacia el Reino Vabsavai. — asiento y tomo el pergamino, pero al hacerlo él me extiende un lente que da vista roja a todo nuestro alrededor.— Sólo podrás leerlo con esto, te ayudará a encontrar el camino correcto.

Asiento tranquilo y él me mira con decisión. Es mejor que el Rey permanezca en su Reino, ya que no es muy bueno que el castillo quede sin un mandatario al cargo, y mi padre había tomado la decisión de quedarse a resguardar a mi madre mientras yo me hago cargo de la búsqueda y resguardo de mi hermana.

— Gracias Padre, prometo traer a salvo a HyeJin. — lo miro fijamente y en sus ojos no puedo ver más que precisión, dureza y creo sensibilidad o carisma.

AMALUNA: El Hijo De La Luna © JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora