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JungKook

— Sí, así mismo es. — la voz de la Reina es más apacible al contestar la pregunta de su hija.

Mi mano es tirada por la puerta cuando la abren desde el otro lado. La Reina me ve con su rostro neutro, no parece asombrada. La miro mostrándole frialdad.

— Lo menos que quería era que te enteraras de esta forma. — pasa a mi lado y la detengo con mi mano en su brazo. Ella me ve y luego al agarre, vuelve su mirada a mis ojos y toma aire.— confía en mi. Acompáñame. — murmura muy cerca de mi rostro y ambos miramos a la chica a nuestro lado.

— ¿Confiar en usted? ¿Cómo hago eso luego de lo que acabo de escuchar?... ¡me estuvo usando desde que la conocí! — le reclamo con mi respiración agitada por la rabia que corre por mi sangre fría.

— Hablaremos en otro sitio, no aquí. — me dice seria y aprieto el agarre en mi mano mientras mis ojos destellan decepción y rabia.— Suéltame... para poder contarte todo... ya no tiene caso que siga callando cuando ya sabes quien eres.

La suelto pero eso no quita que aún esté molesto y decepcionado con ella, ya me di cuenta de que no puedo confiar en nadie más que en mí mismo. Con seriedad camino detrás de ella cuando me guía hacia el salón y luego a las escaleras, al subir a la primera planta me guía por otro pasillo que recuerdo bien. Se detiene frente a una puerta cerrada y saca una llave de la manga de su vestido, la introduce en el candado que mantiene sellada la habitación, la empuja y trago fuerte antes de ingresar a la misma.

Igual que la primera vez una puntada en mi cabeza me hace soltar un quejido.

— Aguanta un poco... — murmura mientras me toma de las mejillas.— Debes escuchar esto aquí...

Levanto la mirada y me concentro en la suya preocupada, de sus ojos caen unas pequeñas lágrimas mientras sonríe un poco.

— ¿Sabes? Si no fuera por el color de tus ojos y cabello, te parecerías mucho más a ella... — sorbe su nariz y continúa.— tu madre era una mujer hermosa, JungKook... y no sabes cuánto la extraño.

Intento ignorar el dolor en mi cabeza y decido preguntar con complicación.

— ¿Quién era? — susurro.

— Mi hermana... eres mi sobrino, JungKook. — dice con la voz entrecortada y su mano acaricia mi rostro y mi cabello.

Mi molestia crece y quito mi rostro de su agarre.

— ¿Por qué no me lo dijo desde un principio? Se pudo haber ahorrado muchas cosas... como por ejemplo el hecho de que tuve que abandonar a Hye... — suelto en un gruñido y ella cierra sus ojos fuertemente negando.

— No es como parece, JungKook... no podía decírtelo hasta que tú mismo lo descubrieras. — murmura abriendo sus ojos para mirar fijamente los míos.

AMALUNA: El Hijo De La Luna © JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora