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JungKook

Ambos hacemos sonar nuestros pasos al entrar a este amplio y majestuoso castillo ubicado en una pequeña montaña de Niza, una que conecta directamente con el amplio lago que separa los reinos.

— HyeJin. — la voz de la reina suena feliz de por fin volver a ver a su hija. Ambas caminan rápidamente hacia la otra para abrazarse fuertemente.— Te he extrañado tanto mi niña. — la mujer besa su cabeza mientras yo sólo las observo desde mi posición algo lejana a ellas, mantengo mis manos agarradas en mi espalda y percibo la mirada de la Reina un momento.

— Yo también madre... — se detiene un momento.— ¿Cómo está? — pregunta HyeJin directamente y su madre la vuelve a mirar.

— Nada bien. — contesta sabiendo que habla del Rey.— empeora con los días y ya está empezando a delirar.

Veo a mi mujer bajar la cabeza algo tocada con el tema, pero tan fuerte como es vuelve a mirar a su madre.

— Voy a verlo. — la mujer asiente y HyeJin se acerca a mi nuevamente.— ¿Puedes esperarme aquí? — pregunta en un murmullo. Observo el pasillo amplio mientras recuerdo cuantas veces hice guardia en este lugar.

— Claro. — le sonrío con suavidad y luego ella la imita para tomar mis mejillas y acariciarlas con sus pulgares. Procede a darme un corto beso delante de su madre y me hace sentir tan bien que ya no haya impedimento para mostrar nuestras emociones.

Al HyeJin entrar a la habitación tomo aire profundamente observando las puertas de la misma. Escucho los pasos de la Reina acercarse y no me volteo a verla.

— Jeon JungKook. — susurra la mujer llamándome, volteo a verla y ella me mira todo el rostro.— Gracias por cuidar de mi hija todo este tiempo. — murmura para regalarme una triste sonrisa.— es lo más valioso que me queda, y puedo ver en su mirada lo feliz que está al estar contigo... así que gracias.

— Majestad, HyeJin es mi vida, mi vida entera... es la madre de mi hijo y mi prometida. — la mujer cambia su mirada a una un poco más sorprendida y le asiento.— siempre la voy a proteger y eso es algo que no me puede agradecer, porque lo hago con todo el amor que siento por ella. — murmuro aclarando mi punto.

— Te agradezco, porque es mi hija... y su felicidad es la mía ahora. — continúa y me limito a sólo darle un asentimiento para voltear al paisaje que me regala el balcón.— ¿Mi nieto como está? — la miro nuevamente sin evitar el sonreír un poco.

— Está muy bien, ahora mismo lo cuida su nana, una mujer mayor que se ha ganado nuestro amor por lo bien que ha cuidado de JeonSeol cuando la necesitamos. — cuento con una sonrisa.— está muy grande ahora y es un niño precioso. — culminó viendo su amplia sonrisa.

— Eso me contenta. — opina para luego mirar al paisaje al igual que yo.

— Majestad, quiero decirle lo mismo que le dije a HyeJin ayer... no pienso quitarle a su hija, ella puede venir cuando quiera a verla, puede usted visitarnos cuando quiera, las puertas de Vabsavai están abiertas. — la mujer me mira nuevamente y sonríe con ternura.— pero quiero decirle también con toda la sinceridad y disculpándome por ello, pero el Rey está muriendo y sin el Príncipe la que queda al mando es HyeJin y... nuevamente me disculpo pero no voy a permitir que HyeJin tome las riendas del reino.

AMALUNA: El Hijo De La Luna © JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora