50 • Micha

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Una de las cosas que nunca voy entender es porqué aparecí aquí de repente. La otra es mi existencia.

Déjame explicarte que abrir un ojo y ver que estás encima del pecho de una persona no es normal, ¿no? Ahora, si el pecho de esa persona es el de Iván...

¡¿Cómo mierda llegué acá?!

En esa situación me encontraba. 

Pude sentir que sus brazos estaban alrededor mío y como debido a su respiración su pecho subía y bajaba.

¿Era necesario escribir su rostro neutral dormido? Aparte de sus labios entreabiertos, también su cabello alborotado que lo caracteriza.

—No te muevas mucho...—dijo, en un murmullo que apenas pude oír.

—Spreen, me estás aplastando.

No hubo ninguna respuesta de su parte.

—¿Me escuchaste?—pregunté nuevamente.

Tampoco hubo respuesta y me empezaba a poner nerviosa por eso mismo.

—Ey, Iván...

El silencio de unos segundos estaba en el aire hasta que abrió un solo ojo y alzó su mano para que terminara encima de mi cabeza.

—No me dejas dormir tú—se ríe entredientes.

Empieza a masajear mi cabeza suavemente y con cariño. Con su otra mano hace lo mismo, pero con mi espalda. 

No pude evitar que, ante tal acto inoportuno, el calor se me suba a mi cara.

Cómo quieren que reaccione ahora mismo si Spreen me estaba acariciando mi cabeza y mi espalda con delicadeza.

—Supongo que tienes hambre, por eso me has despertado.

—¿Tener hambre?

Un momento. ¿Acaso soy una mascota o algo así para que me diga eso?

Me quedé pensando un rato hasta que bajé mi mirada hasta donde supuestamente estarían mis manos, pero solo encontré dos patas peludas blancas con negro.

Alce mi mano, o mejor dicho la pata, para poder tocarme donde estaría mi nariz y, efectivamente, como lo había supuesto, solo encontré una pequeña nariz que a los lados habían bigotes que caracterizaban a todos los gatos.

...

No me digas que me he convertido en un estilo de humano-animal. O un furro... o...

—Micha, se te ha erizado el pelo.

Ahí tuve mi respuesta final. 
   
   
   
   
    
    
    
    
    

Dios ya no quiero ser tu mejor guerrera, pero ¡¿porqué un gato?!

No me molesta Micha, para nada. Es una gatita muy linda y que toda su comunidad la quiere demasiado, pero ser Micha es otra cosa muy distinta. 

Furra.

Ojalá me caiga un rayo.

—Voy a servirte tu comida.

Con eso, me dejó hacia un lado de la cama y se levantó para salir del cuarto.

Y, efectivamente, cuando intenté bajar de la cama, donde casi me caigo de cara, pude ver que tenía el tamaño exacto de un pitufo. Todo se veía demasiado grande desde acá abajo.

Todavía no puedo asimilar lo que acabo de presenciar y estoy viviendo.

Cuál de todas las razones objetivas es por la que estoy aquí, convertida en la gata de Spreen.

Estúpida idiota, recuerda porqué estás acá siendo un gato.

Ah, verdad. Gracias voz interior por hacerme recordar.

Tenía la misión de volver al pasado a reestablecer algo, pero como soy tan inteligente tuve que esconderme en un lugar y que mejor que pasar desapercibida siendo Micha.

Perdón, fue la única idea que se me ocurrió en vez de aparecer de la nada como me lo hicieron a mí. Además, teniendo la posibilidad de que Iván vea que habían dos (t/n) frente a sus ojos...

Suspiré, si es que los gatos pueden suspirar, y sin otra opción que hacer, salí de la habitación.
    
    
    
     

Ser la gata de Spreen. 

Suena muy raro e inapropiado, sin embargo eso era. 

Era Micha con consciencia. ¿Cómo es esto posible? 

Solo en este mundo raro...
    
    

    
    

    

    

◇◇◇◇◇
    
    
     
     
      

"—¿Micha siempre tuvo los ojos de ese color, (t/n)?
    
     
       

—Creo que estás soñando, Iván."

De casualidad | Spreen x túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora