45 • Medio millón

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No podía dormir en paz por la luz que se filtraba en la ventana.

Tapé mi boca cuando un bostezo se escapó.

Sentí que algo se movía al lado mío y vi que Iván aún estaba dormido. Seguía abrazándome de cerca.

Al parecer todos se fueron luego de que nos quedáramos dormidos, no querían molestarnos y menos aún despertarnos.

Y por lo visto no va a querer dejar la cama...

Me alejé un poco de su abrazo para poder observar las facciones de su cara dormida.

Pude contemplar que estaba teniendo un buen sueño. Su boca semiabierta con sus tenues respiraciones lo demostraban.

No creo que me deje ir fácilmente.

¿A quién engaño? Me sentía muy cómoda en sus brazos.

Actualmente me podía volver a dormir, pero tenía que hacer algo al respecto.

Fruncí el ceño al recordar quien de los presentes de ayer me había tomado una foto.

Nos había tomado una foto.

Intenté desconectar su brazo de mi torso para poder bajar de la cama, mas esto fue imposible, me estaba agarrando con fuerza.

—Cinco minutitos más.

—Iván, tengo que hacer algo pendiente...

Lo peor que podía pasar era de que lo publicara a todo el mundo.

—No. Quédate conmigo.

¿Lo he escuchado bien?

—Spreen...

Acurruca su cabeza en el hueco de mi cuello.

—Diez segundos.

—Vale, vale. Solo diez segundos—cierro mis ojos disfrutando de su aroma.

—Uno, dos, tres, cuatro, cinco...—conté lentamente para alargar el momento—,ocho ,nueve... y finalmente... diez.

Sin decir nada más, nos levantamos e hicimos nuestras cosas por nuestro lado.

Me fui directo a mi habitación, corriendo, y agarré lo primero que vi.

Tenía que encontrarlo ahora mismo.

Y así empezó la persecución. Todos los que me encontraba por el camino se me quedaban mirando como si me hubiera crecido una segunda cabeza, otros se reían al verme con mi ropa puesta.

—¡Hola Mariana! ¡Adiós Mariana!

—Que mier...

No pude terminar de escuchar lo que dijo, ya estaba en el ascensor del lugar.

***

Toc toc.

—Abre la puerta ahora mismo.

No hubo respuesta alguna.

—Sé que estás ahí adentro, Rodrigo Carrera. 

Iba a tocar la puerta de nuevo, pero esta se abrió revelando a un Carre recién despierto y sonámbulo. Tenía su cabello todo desordenado y la pijama puesta.

—¿Buscabas esto?—me mostró su celular en mi cara.

Había llegado tarde. 

La publicación ya tenía como más de medio millón de me gustas en Instagram. Pude ver que habían comentarios de todo tipo... ya se imaginan.

—Su puta...

—Recién tiene 3 horas y mira esos me gusta.

Guardó su celular en el bolsillo de su remera.

—Ahora déjame dormir—cierra la puerta en mi cara.

Pude escuchar que un bostezo se le escapó a pesar de tener estar ya con la puerta cerrada.

El problema aquí era justamente eso, evitar que nos tomaran foto y, para colmo, publicarla.

No me desagrada Spreen, de hecho me cae muy bien.

Es lindo.

Pero, ¿estará de acuerdo con esa foto?

—Debería de ir a preguntarle.

***

—¿¡Que no te importa si eso lo ve toda la gente!?

—Sí, ya te dije como dos veces—se echa un bocado de panqueques a la boca.

Iván estaba comiendo lo que había preparado alguien para todos.

No sabíamos quién lo había cocinado porque cuando llegamos esos panqueques estaban ahí servidos. Así que Spreen aprovechó de que no era de nadie y pues...

—No le veo el problema—Rivers se encoge de hombros.

Tomé una bocanada de aire, echando humo por la cabeza.

—No sé si el problema soy yo...—puse mi cabeza en la mesa.

Iván nunca estaría de acuerdo con una imagen como esa. ¿O si?

—Samy, querida, ¿me acompañas a tirarnos del último piso?

—Claro, ¿porqué no?

—¿Qué?

***

Los días pasaron muy rápido en la casa Madrid.

Sucedieron tantas cosas que voy a recordarlas con mucho cariño. Conocí gente como a Rivers, Quackity, Juan, Ari y muchos más en la velada; hice algunos lazos que en mi vida pensé que iba a conseguirlos.

Me pasaría horas contando las experiencias que tuve en este viaje.

Voy a extrañar esto.

Me sentía como una subida de una montaña rusa.

Pero...

Las montañas rusas no suben para siempre.

◇◇◇◇◇

"Amigo, gracias por subir esa foto."

De casualidad | Spreen x túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora