2 • Llamada

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[Ey, marqué tu número...]

***

Al salir del baño, pude ver su habitación.

Había una cama que estaba desordenada, por lo visto recién se levanta.

—Perdón por lo desordenado que está mi pieza, simplemente fui al baño directo y allí estabas vos—ríe en voz baja.

Ahora que me doy cuenta, estaba con su pijama.

—No te preocupes, mi habitación está peor—sonrio.

Me devuelve la sonrisa y sale de la habitación.

¿Quién habría imaginado que estaría aquí?

Seguí sus pasos y llegué hasta la puerta.

Adelante de esta, había un montón de ropa colgada. Todas estaban en orden dependiendo del color y tamaño.

Me sorprende lo ordenado que es.

Más allá del montón de ropa, tenía una colección de zapatillas, que también estaban en orden.

Como me hubiera encantado tener gran variedad de calzado.

—¿Bajas o seguirás viendo las zapatillas?—dijo en un tono burlón.

—¡Ya voy!—me sonrojé levemente de la vergüenza, me había descubierto mirando sus pertenencias.

—Puedes mirar, pero no tocar—me da una última mirada divertida y sigue bajando las escaleras.

Me acuerdo que una vez a mi amigo André, cuando fui a su casa, le robé sin que se diera cuenta un par de zapatos.

Me quedaban grandes, pero fue una pequeña venganza por lo que me hizo.

Al final, luego de una semana se dio cuenta que le faltaba algo, así que no tuve de otra que devolverle sus zapatos.

Un bonito recuerdo que todavía conservo de ellos.

***

Cuando llegué, ví todo desde arriba.

Por ahora no me quejo, pero este pensamiento puede cambiar cuando reconozca la realidad en la que estoy ahora

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Por ahora no me quejo, pero este pensamiento puede cambiar cuando reconozca la realidad en la que estoy ahora.

Terminando de bajar las escaleras, veo que él ya estaba sentado en el sofá.

Para no hacerlo esperar mucho, aceleré el paso para llegar a su lado.

Dudé unos segundos si sentarme o no, a fin de cuentas esta no era mi casa.

—Adelante—palmó a su lado—, siéntate, no muerdo.

Le doy un pequeño agradecimiento antes de sentarme donde palmeó.

—¿Vas a querer las explicaciones, verdad?

—Sí, todo lo que recuerdes servirá de algo.

Tomé un respiro antes de hablar.

—Estaba en plena madrugada y me había levantado para poder ir al baño. Todo normal con eso, pero cuando termino de lavarme las manos abrí mis ojos y me encontraba en tu baño.

—¿Abriste los ojos?—levantó una ceja.

—Ah, sí...—me río nerviosamente-tenía miedo de encontrarme algo no deseado.

Le causó gracia mi comentario, que me sonrío agradablemente.

—Ahora que me acuerdo, eran las cinco de la mañana cuando pasó es.

—Ya veo—mira su teléfono—, porque actualmente son las siete de la mañana.

Verdad, mi país natal con Argentina se diferencian en un par de horas.

Spreen guardó su teléfono y, luego de unos segundos, se le ocurrió una idea.

—¿Has revisado si tienes algo en tus bolsillos?—mira donde supuestamente están mis bolsillos.

—Mi pijama no tiene bolsillos.

Pero no perdía nada con buscar.

—No pierdes nada intentándolo.

Luego de buscar bien, sentí algo rectangular en mi bolsillo derecho. No perdí el tiempo y saqué lo que había encontrado.

—Mi celular...

—Tenía razón por lo que veo.

Se me hizo extraño porque esta ropa nunca tuvo un bolsillo encima.

—Sigue igual a la última vez—miro la pantalla de bloqueo del teléfono.

—Revisa si aún están tus contactos.

—Vale—asiento con mi cabeza, desbloqueando el celular.

Vi que estaban las mismas aplicaciones, pero había una nueva aplicación en forma de cuadrado negro que no tenía antes.

Intenté abrirla, pero fue en vano. Parece que me está negando el acceso.

—Se me acaba de ocurrir una idea.

Alzo la mirada para verlo a los ojos.

—¿Sí?—ladeo mi cabeza.

—¿Tienes el número de algún familiar o conocido?

Sabía a donde iba esto.

—Creo que sí.

—Intenta llamarlos o enviarles un mensaje, con suerte te vienen a recoger.

—¿Tan rápido te quieres deshacer de mí?—bromeo.

Tengo consciencia de que soy una completa extraña que apareció repentinamente en su casa de un día para otro, aún así eso dolió un poco.

—Perdón, no quise que sonara de esa manera—se disculpa, poniendo una mano en su cuello.

—Tranquilo, entiendo—le sonrío tratando de aligerar el ambiente.

Suspira y me devuelve una sonrisa agradecida.

—No sé si puedan venir a recogerme, vivo a muchos kilómetros de acá.

—Puedo comprarte un pasaje, por mí no hay mucho problema—comenta inmediatamente.

—Humilde—susurro para mí misma.

Él entrecierra los ojos, sin poder ocultar su sonrisa que iba creciendo poco a poco.

—Quiero decir, ¡muchas gracias!—suelto una carcajada.

***

Después de una larga búsqueda de diez minutos, pude encontrar el número que supuestamente era de mi mamá.

Digamos que no tenía buena relación con ella, sin embargo en estas situaciones debo de dejar de lado esas diferencias entre nosotras.

—Voy a llamar a mi mamá—le informo a Spreen antes de presionar el botón de llamada.

Asiente con la cabeza, acercándose un poco más para poder ver la pantalla de mi móvil.

Esperamos un rato, hasta que alguien respondió del otro lado.

—¿Hola?—dijo una voz femenina.

Era ella, era su voz.

-¿Mamá?

◇◇◇

"Para bien o para mal, tú decides."


Editado: 12/09/2023

De casualidad | Spreen x túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora