Me incomodaron las miradas furtivas de las alumnas y alumnos que salieron para disfrutar del recreo. Pero aún así no me retracte y decidí ignorarlas. Pero a quien no podía ignorar era a aquélla chica de la dirección, por algo decir mi nueva ayudante o secretaria. La entendía completamente, tenía una vida, y yo en sí se la arruinaría. Pero no era mi intención, no quería que me odiara, pero creo que ya lo hacía.
Emmanuel caminó por los pasillos del instituto, orientándose y divisando las dimensiones de ésta. Le encantaba la escuela, y se admiraba con tan solo ver el jardín y las aulas. Eran enormes, el instituto en sí era enorme. Creía haber hecho una buena elección en cuanto al empleo, pero lo que esperaba era que los alumnos sean comprensivos con el nuevo.
El recreo había terminado ya, y su horario indicaba que tenía que dictar clases a 3° b.
Tarde varios minutos en entrar al salón, varios profesores se acercaron conl a intención de informarme sobre los alumnos, cuáles eran los que siempre hablaban, cuales nunca movían un solo labio, y cuales eran los revoltosos.
Al ingresar al salón, los chicos aún seguían hablando, pero Emmanuel dejó su mochila en la mesa, y agarró una tiza y escribió en el pizarrón su apellido.
-Hola chicos, soy el profesor Fitz. Y voy a ser su profesor suplente de Historia.-
Los chicos se callaron para poder escucharlos, eran pre-adolescentes, nenes, todavía seguían comiendo de la mano de su mamá, algunos claro.
-Me gustaría saber sus nombres, bueno...em, empecemis por acá, tu nombre...- y señaló a una chica que estaba sentada en la primera fila.
-Romina..Marcos...Lucas...- y así fue siguiendo hasta llegar hasta la primera chica de la tercera fila de bancos.
Los de derecha, los del centro y los del medio, todos en bancos de tres.
En total en el curso eran 45 chicos, divididos en tres filas de cinco. Mezclados entre sí. Emmanuel pudo identificar él solo al grupo revoltosos del curso. Un grupo de cuatro chicos y dos chicas, sentadoa en el fondo, se burlaban de lo que hacían otros y molestaban entre ellos. Eran el típico grupo que nunca falta en un curso. Emmanuel bromeó con ellos y jugó un rato, pero trató de tranquilizarlos, y les puso límites.
-¡Vamos profee! ¡No sea jede, no nos embole el fin de semana!- le decían.
Emmanuel aún así no hizo caso y les dejó tarea para la casa, buscar sobre las causas de la Revolución Francesa y quién fue Robespierre. Al terminar la hora, los alumnos al salir del curso losaludaron, principalmente las chicas, les caía bien, bastante.
Ya había pasado la primera impresión, y al parecer había salido tal cual el quería. Estaba feliz con el resultado, lo último que quería era caerles mal. En su descanso se fue a la confitería del instituto y se compró un cappuccino.
El día todavía no terminaba, y las últimas horas las tenía con 4° a. No los conocía, pero eran el curso, según decían los profesores, más revoltosos y desubicado.
El timbre tocó y cada uno fue a su determinado curso. Emmanuel se perdió un poco entre la cantidad de salones, pero al final encontró el curso que debía tomar.
Al entrar notó el desorden del cual todos hablaban. Las chicas sentadas sobre los pupitres, los chicos escribiendo en el pizarrón y tirando papeles por el aire. Algunos entraron y empujaron a Emmanuel, y otroa ni si quiera notaron su presencia. También había una pareja en el fondo, se estaban besando de una forma apasionada y sin control, luego estaban los que se encontraban en la ventana, gritando y escupiéndo.
Emmanuel dejó su mochila y se paró frente al pizarrón, escribiendo su nombre.
-Me llamo Emmanuel Fitz...y voy a ser su profesor de Historia.- ninuno hizo caso, hasta que de a poco se iban acomodando, pero el bullicio aún estab presete, hablaban entre sí mientras que el profesor les estaba dictando. Pero lapersna que más ruido hizo fue su nueva asistente. Al parecer iba a ese curso, y no dudo en molestarlo hasta hacerlo enfadar.