Jenny llegó a la casa de Lucas, y como nadie atendía la puerta principal, entró por la puerta de la cocina. Revisó los baños, la sala y el cuarto de huéspedes, luego subió al segundo piso, chequeó la habitación de los padres, y luego entró al de él, y contemplo la imágen de una manera cariñosa y sorprendida. Ambos acostados sobre la cama, ella abrazándolo, era una imágen que jamás olvidaría, menos ya que la tenía grabada en el celular. Quiso gritar de la emoción, pero los despertaría, por lo que no lo hizo. Salió a la calle y allí gritó todo lo que quiso, se alejó y volvió a su casa con una enorme sonrisa, y con la tranquilidad de que su amigo estaba bien cuidado.
Poco después de que Jenny dejára la casa, Lucas despertó precipitadamente, y notó que no estaba solo, un cuerpo femenino lo acompañaba en la cómoda cama de dos plazas. Y la vió. Con su cabello rubio revuelto, la boca abierta y totalmente dormida, se acercó a ella y tuvo el atrevimiento de acercar sus labios a su frente y dejarle marcado un dulce beso, que para ella seguro será de agradecimiento, mientras que para él significaría otra cosa. Pensó en decírselo, para qué seguir ocultándole algo que ya era sabido por medio instituto, todos sus compañeros, amigos, y hasta preceptores sabían. Pero ella era la única en no enterarse de nada, era un cero al lado en cuestiones del amor, esa era una de las razones por la cual no quería declarársele, por temor a ser rechazado y que nada vuelva a ser lo mismo. Se recostó un rato más a su lado, y apoyó su cabeza sobre ella, quiso volver a dormir sabiendo que ella estaría allí.
Jenny entró justo en el momnto en que sus padres se vestían para salir.
-¿A dónde van?- preguntó curiosa.
-A dónde vamos linda, vístete, ¡Apúrate! Tenemos que ir al teatro, reservamos las entradas hace meses.- respondió la mamá mientras que decidía entre dos vestidos sumamentes costosos que había comprado en su viaje por Europa.
-¡No mamá, no quiero ir! ¡Me aburro!- su tono aparentaba cansansio.
-Jennifer, me prometistes ir.-
-¿Lo hice? ¿Cuándo?-
-Cuando te deje ir el fin de semana con Paola y Lucas a la playa. Así que sin peros querida, anda, duchate rápido y vestíte linda. Vamos los cuatro.- por fin se decidió por el vestido violeta con incrustaciones de perlas en los bordes.
-¿Tú y papá...ya están bien?-
-Si hija, cambiáte.-
Salió de la habitación con la duda aún en su garganta, por alguna razón no le creía a su madre, y sentía que ocultaban algo que no querían dar a conocer. Pero si lo ocultaban era por algo, y entonces pensó que sería algo relacionado con el dinero o con los constantes viajes de su padre. Se duchó rápidamente, y vistió un vestido negro con espalda descubierta, se amarró el cabello en un rodete, dejándo caer mechones por los costados, unos aretes y collar de plata que habían sido su regalo de quince años por parte de su abuelo, y unos distinguidos zapatos altos negros. Bajó las escaleras, y subió al auto junto con todo el resto de la familia.
-¿Y papá?- preguntó Benjamín mientras que notaba la ausencia de éste y jugaba con su videojuegos en mano.
-Nos está esperando.- fue lo único que dijo, arrancó el motor y se encaminaron al teatro. Jenny la miró por el retrovisor, y pudo notar su nerviosismo, algo no estaba del todo bien.
El tráfico era muy pesado, y por eso tomaron una ruta diferente, hasta que llegaron.
Se hizo la noche, y con ella, los dos bellos durmientes despertaron del largo y diferente sueño que habían tenido pero que los unía en un círculo de emociones. Paola fue la primera en abrir los ojos, notó el lugar en el que estaba y se levantó precipitadamente.