Capítulo treinta.

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A pesar del tiempo, mínimo tiempo separados en la que ambos estuvieron distanciados, ninguno pudo dejar de pensar en el otro. Haber terminado una relación tan amorosa, de corto período, pero con gran intensidad y pasión no era fácil de olvidar.

Aquel día era el último de su estadía allí. Emmanuel debía de dictar su última clase, y luego, empacaba sus materiales de estudio, y se mudaba. lejos, lejos de ella, especialmente.

Jenny ingresó al instituto con los ojos hinchados debido a sus llantos nocturnos, cubriéndose con su oscuro cabello que caía por ambos lados. La mochila le pesaba más que nunca, y solamente tenía una carpeta, un pequeño libro y su cartuchera, pero aún así la sentía más pesada que de costumbre.

Paola conocía toda la historia, sabía el porqué de la tristeza de su amiga, pero simplemente no podía hacer nada, consolarla no era suficiente, y mentirle con respecto a la estadía de Emmanuel era agotador y sin valencia.

Aún así, las chicas tuvieron que aguantar aquel día de colegio, normalmente.

El instituto entero hablaba sobre el tema referido al profesor de historia, y donde quiera que vaya, Jenny escuchaba hablar de él.

Emmanuel permanecía en el tercer piso, mirando la nada. Se encontraba sentado, observando como dos alumnos, bastante encariñados, se besaban. Luego se detenía para mirar el mapa de geografía que allí había, justo detrás de la pareja.

-Profe necesito que me corrija el cuestionario. - le dijo un alumno del segundo año. - Profe, profe. - insistió el muchacho que no podía perder más tiempo. -¡Profe! - le gritó.

-Mm. - observó al muchacho, desinteresado por lo que le decía.

-Necesito saber si están bien las respuestas. - le acercó la hoja.

-Bien, las voy a corregir antes de irme. - recibió el papel con total ignorancia de lo que tenía que hacer, dejó la hoja sobre sus papeles en el escritorio, y volvió a dirigir su mirada hacia la nada.

Deseaba que antes de irse, una vez más volver a besarla. No cómo un beso de despedida, sino como un hasta luego, sé que nos veremos.

Las horas corrían, los minutos no paraban, y en tan solo cuarenta y cinco minutos, Emmanuel se iría, lejos. Y en tan solo quince minutos, Jenny podría volver a su casa, el horario escolar para ella y Paola terminaría.

El timbre sonó repentinamente, y sin avisar, las puertas del instituto se abrieron, dejando a los chicos salir al exterior, para comer, para caminar, para dirigirse a sus casa, para verse con sus parejas, o para simplemente salir de aquel terrorífico lugar.

-Jenny, vamos a comer a lo del turco, quiero una buena hamburguesa. - le insistió Paola, mientras guardaba sus útiles en la mochila.

-Sí, si, vamos. - colgó su mochila en el hombro, se acomodó el cabello, y caminó hasta la puerta. Paola la siguió atrás.

-Lucas viene después, sale a la una. - salieron juntas, y comenzaron a caminar, hasta llegar a la esquina más transitada por los alumnos del instituto.

Sentadas en el banco principal, comenzaron a comer, tranquilas, y sin apuro. Jenny comía de a poco, mordida lento, masticaba lento, y digería lento. No tenía ganas de comer, no tenía ganas de hacer nada, lo único que quería era impedir que Emmanuel se vaya, no sin antes aclarar las cosas, demostrarle el cariño que tenía, y luego, simplemente dedicarle un nos veremos, mañana, tal vez pasado, pero que volverían a verse, ya que no quería terminar la relación, ella no quería, lo sabía, pero el no.

Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora