Capítulo veintidós.

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Paola pensaba seguir luchando por él, nada impediría que ella no continuara insistiéndole, ni siquiera la pelirroja, que parecía más feliz cada día que pasaba a su lado.

Y por fin la noche los había visitado. Jenny se duchaba para su gran cita, mientras que Paola escogía lo que debía ponerse para dejarlo con la boca abierta. Al terminar, salió con la toalla cubriéndola y se vistió. Se arregló lo más lindo que pudo, y esperó a que el auto se estacionara en la puerta.

La madre, como solía hacer, le realizó un cuestionario de preguntas sobre el muchacho con el que iba a salir, y Jenny no dudó en inventar al perfecto deportista del colegio que se había enamorado de ella con solo verla en las clases de gimnasia.

-¡Sí mamá! Se llama Ezequiel, y hace handball en el instituto. Listo má, no molestes.- se arregló el vestido, y al escuchar el auto estacionarse, Paola miró por la ventana y pudo ver que era él.- Las amo, nos vemos más tarde.- dijo, y luego salió directamente al auto.

-Lo lamento, pero estoy esperando a una adolescente molesta y muy hermosa, ¿La has visto?- bromeó al verla subir al auto, con un cambio en toda su imágen.

-Sos un idiota.- lo besó, y arrancó el auto.

-Me impresionas, estás más hermosa que lo usual. Debe ser por mí. ¿Es por mí cierto?- Jenny rió, y luego asintió dulcemente.

-¿Y a donde vamos?-

-Ya te vas a enterar.- condujo hasta un restaurante, pero no se quedaron mucho tiempo, ordenó comida, mientras Jenny lo esperaba en el auto. Luego continuó conduciendo.

-¿Podrías decirme a dónde estamos yendo?- preguntó observando las calles de aquélla zona oscura.

-Ne.- subió el volumen de la radio, y por la emisora habían rodado una canción que a ella le encantaba.

-¡Ahh! ¡Me muero!- expresó sorprendida.

-¿Qué, conocés la canción?- Emmanuel giró para verla.

-¿Conocerla? ¡La amo!- se acomodó en el asiento y comenzó a cantar.

-¿Quiénes son?- la observó extrañado.

-Mcfly, la canción se llama POV.-

-¿Pov? Originalidad.-

-Sh. Anciano.- ambos rieron.

Hasta que por fín llegaron.

Era un lugar diferente. Era la parte trasera de un carnaval de calle.

Estacionó en el aparcadero, y Jenny al ver los juegos y luces provenientes del enorme parque, dedujo que sería ahí la cita. Pero se había equivocado completamente.

Caminaron hacia unas rejas que cubrían un parque en el interior.

Emmanuel abrió la reja, y Jenny entró. Luego le indicó a donde debía dirigirse.

Segundos después vió hacia donde la dirigió.

Un enorme parque, con luces amarillas que marcaban el camino. Era una escena que usaron en una película, pero no se acordaba en cuál. Había árboles de color naranja, todo perfectamente realizado. Y un escenario al final del sendero, donde planeaban comer lo que habían comprado.

La agarró de la mano, y la llevó a caminar por el sendero. Jenny observaba y contemplaba cada detalle, cada perfección, era diferente, por así decirlo mágico en palabras de ella. Nunca había sido cortejada de esa manera, y no creía que otro hombre pudiera hacer lo que Emmanuel hizo. Amarla incondicionalmente.

Subieron al escenario, y comenzaron a comer. Hablando de sus vidas, riendo y compartiendo parte de la cantidad de cena que tenían. Emmanuel la acariciaba, en demostración que en parte la quería, más de lo que imaginaba. Jenny lo admiraba, ya que no temía mostrar sus sentimientos hacia la persona que tenía en frente, sino que provocaba en ella esa sensación de sentirse libre y amada, y con la confianza admitida, lentamente dejó que él entrara en lo más profundo de su alma, tomándola por completo.

Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora