Aquella fue una noche agitada. Sus padres peleando, otra vez, en la cocina, pero por suerte su hermano no estaba presente en la casa para que escuchara las barbaridades que sus padres se escupían en forma de frases y palabras.
Jennifer estaba cansada de escucharlos, agarró su mochila para el colegio, y otra mochila donde guardó su ropa, y se fue a dormir a la casa de Paola.
-¡Mamá, papá, me quedo en lo de Pao!-
Los padres se quedaron en silencio, y luego el padre salió de la cocina para dirigirse a la puerta trasera, escapándose.
Jenny no le dió importancia, y se fue a la casa de su amiga.
Su madre la atendió, y le dejo pasar. Jenny subió escaleras arriba, y se topó con el hermano.
-¡Hola!- dijo agitada.
-Hola Jenny, ¿Cómo estás?-respondió él.
-Bien bien, ¿Vos?-
-Bien, hace mucho que no te veo,- esa incognita no podría afirmarse como cierta, ya que la había visto en su fiesta hace sólo una semana atrás, pero el estaba demasiado borracho como para acordarse.- ¿Te vas a quedar?-
-Sí sí, me quedo por esta noche. Tenemos que hacer un trabajo con Pao para biología, una bobada.-
-Bueno, voy a la cocina.-
Bajó las escaleras y dió vuelta a la derecha. Jenny se quedó pensando en lo hermoso que era, y sumamente sensual. Era toda una fantasía, para ella era una fantasía alcanzable, tenía asegurado y estaba confiada en que algún día lo tendría a él entre sus piernas.
Explotó su burbuja de lujuria, y se dirigió al cuarto de Paola. Tocó, pero nadie contestó, por lo que entró sigilosamente.
-Pao...- la puerta del baño personal estaba cerrada.
"Se debe estar bañando" pensó Jenny. Dejó ambas mochilas que le pesaban en el piso, y se metió en el computador de Paola.
Entró a algunas de sus redes sociales, y en una de sus redes se encontró con un perfil falso creado por su hermano y su psicópata amigo.
Una foto falsa, unos datos falsos, y en su descripción decía: "Jugador de rugby, dotado y con muchas ganas de conocer mujeres ardientes..." Jennifer rió arduamente, no podía creer que su hermano hiciera ese tipo de cosas, y que estuviera tan desesperado en encontrar mujeres.
Lo descubrió por una de sus publicaciones, en donde decía que estaba jugando a la playstation con su mejor amigo, y se delató cuando escribió el nombre de su amigo.
Emitió fuertes carcajadas, y al darse cuenta que había sido escuchada, Paola desde adentro del baño preguntó por ella.
-¡Sí estoy aquí! Me quedo por esta noche, mis viejos están pesados otra vez!-
-¿Hoy? ¿Justo hoy?- preguntó Paola.
-¡Sí! ¿Por?-
-¡Nada!-
Desde el interior del baño se escucharon fuertes golpes, unas risas, y golpes en la puerta.
-¿Estás bien?- Jenny se acercó a la puerta para escuchar mejor.
Las risas continuaban, pero esta vez Jenny pudo identificar la voz de Matías, pidiéndole a Paola que se sacara su camiseta.
Supuso lo que estaba pasando allí, por lo que volvió a sentarse en la cama, y se acomodó con el computador.
Cargó una película, y mientras esperaba, miró un rato la televisión.
A los pocos minutos, Matías salió del baño acomodándose el pantalón y sin la camisa puesta.