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Una mujer pelirroja flotaba silenciosamente en el aire, lo suficientemente alto como para escapar de la vista de cualquiera que supiera cómo aumentar su visión.

Ella tarareó alegremente. —No tengo que ver mis objetivos. —Todo lo que tenía que hacer era activar las trampas de magia oscura que colocó en cualquier dirección que tomaran.

Mantenerme en lo alto me favorece.

Normalmente, Cheryl prefería usar el enamoramiento para enterrar a sus objetivos en pozos de desesperación, pero tenía más aptitudes para aplastarlos directamente de esta manera.

Bueno, los magos oscuros apuntan fundamentalmente a la destrucción.

Brr... El suelo sintió una anomalía y comenzó a vibrar. Movió un poco las manos y las ligeras vibraciones se calmaron temporalmente. Pero la espera no sería larga. Una vez que ella comenzara, sería casi imposible que Scarlett Arman sobreviviera, aunque el emperador podría hacerlo.

—¿Por qué no luchas lo más que puedas?

Scarlett Arman tendría que revelar mucho más de sí misma para sobrevivir a esta trampa.

Sólo si te queda algo que mostrar.

Sus labios se curvaron en una sonrisa cínica.

A altas horas de la noche, la única luz provenía de las llamas del campamento y de las estrellas en el cielo. Las extrañas vibraciones aumentaron, pero tan pequeñas que la gente normal nunca sería capaz de percibirlas.

—Espíritus...

Demasiado localizado y débil para ser considerado un terremoto.

—...Despierten.

Figuras que no podían ser cortadas con cuchillas comenzaron a elevarse y descendieron en tropel hacia el área objetivo. Permanecieron quietos y en silencio, pero todo lo que tocaron perdió vida y se desmoronó.

Eran los Perdidos, espíritus malignos que ansiaban infinitamente vivir. Sólo los magos oscuros que pertenecían al diablo podían verlos y tocarlos.

Controlarlos era un asunto diferente. Ella también estaba en el aire por esta razón.

Me chuparán la fuerza vital si me tocan. ¡Qué codiciosos son!

—Primero te mostraré a mis seres queridos más preciados.

El enjambre de Los Perdidos flotaba a cinco metros del campamento. Lo rodearon y formaron una pared circular que lentamente se dirigió hacia el centro, apretándose...

Como una soga.

Cheryl podía sentir todo incluso si no veía lo que sucedía, y torció los labios vulgarmente, saboreando cada momento.

Ella dio la orden final.

—Codicien.

De inmediato, los Perdidos se lanzaron al campamento. Sus formas translúcidas se retorcieron y se enredaron entre sí, barriendo como nieblas sobre una colina.

Cheryl empezó a sentir la vida que absorbían con gritos y aullidos.

—Ah. —Ella dejó escapar un suspiro de satisfacción. Le produjo una gran alegría ver a los caballeros y soldados que pertenecían a sus objetivos comenzar a morir.

—Media hora.

A menos que tengan una gran magia, ese campamento será su tumba. Scarlett Arman dará su último aliento.

A menos que hubiera un milagro.

—¡Jajaja! —No pudo contener más su alegría. Pero esa risa no duró mucho.

ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora