Shuumatsu no Isekai

Capítulo 67:El Ballet de Acero y Velocidad Continúa

Pero Odin no se deja intimidar. Con una combinación de movimientos fluidos y lanzamientos precisos, busca abrir una brecha en la defensa de Shin. Utiliza su lanza no solo como un arma, sino como un medio para controlar el campo de batalla. 

Lanza a Gungnir hacia Shin, no con la intención de herir, sino para forzarlo a moverse, a reaccionar.Shin, ágil como el viento, responde con movimientos evasivos. Se mueve con rapidez, aprovechando al máximo sus Botas Jet para esquivar los ataques de Odin y buscar una apertura para contraatacar. 

Sin embargo, cada movimiento calculado de Odin, cada lanzamiento de lanza, está diseñado para mantener a Shin en constante estado de alerta.La batalla se convierte en un ballet de acero y velocidad, con Odin y Shin intercambiando golpes y maniobras en un duelo de habilidades y estrategias. Odin, con su maestría en el combate cuerpo a cuerpo y su precisión en el lanzamiento de la lanza, busca desequilibrar a su ágil oponente, mientras que Shin, con sus Botas Jet, busca mantener la distancia y encontrar el momento perfecto para contraatacar.

Odin: (Con un gesto de seriedad) ¿Es todo lo que tienes, joven mago?

Shin: (Concentrado, pero con un destello de determinación en sus ojos) ¡No subestimes la ciencia mezclada con la magia, Odin!

(La lucha continúa, con Shin utilizando sus conocimientos científicos para adaptarse a los movimientos de Odin. Mientras esquiva hábilmente un golpe de la lanza de Odin, Shin aprovecha la oportunidad para lanzar un hechizo, creando una distracción temporal que le permite ganar terreno.)

Shin: (Respirando agitado, pero con una sonrisa de satisfacción) ¡Eso debería darte algo en qué pensar, viejo dios!

Odin: (Con un brillo de admiración fugaz en sus ojos) Interesante... pero aún no has visto toda mi fuerza.

Pasado

En el principio, antes de que existiera el mundo como lo conocemos, solo había el vacío y la oscuridad, y en este vacío había un gigante primordial llamado Ymir.

Ymir, también conocido como Aurgelmir en algunas versiones, surgió de la fusión del calor abrasador del mundo de Muspelheim y la oscuridad congelada de Niflheim. Era un ser hermafrodita y de él surgieron los primeros gigantes.

Odín, junto con sus hermanos Vili y Ve, desempeña un papel crucial en la creación del mundo conocido. Borr y Bestla son los padres de estos tres hermanos, y juntos, Odín, Vili y Ve son conocidos como los Aesir, una de las principales tribus de dioses en la mitología nórdica.

Los tres hermanos, sintiendo la necesidad de crear orden en el caos primordial, deciden derrotar a Ymir y utilizar su cuerpo para formar el mundo. En una feroz batalla, matan a Ymir y su sangre inunda el mundo, ahogando a todos los gigantes, excepto a uno de ellos y a una pareja que logran escapar y repoblar la tierra de gigantes. Con el cuerpo de Ymir, los dioses crean el mundo conocido como Midgard, la morada de los humanos, así como el cielo (Asgard) y otros reinos como Jotunheim (el hogar de los gigantes de hielo) y Niflheim (el reino de la niebla y la oscuridad).

Después de la creación del mundo a partir del cuerpo de Ymir, Odín y sus hermanos continúan desempeñando roles cruciales en la estructuración y organización de los reinos nórdicos.

Como líder de los dioses en Asgard, Odín establece un orden cósmico, asignando roles y responsabilidades a las diferentes deidades y seres que habitan los nueve mundos. Su sabiduría y visión estratégica son fundamentales para mantener la estabilidad y el equilibrio en el cosmos nórdico.

Además de su papel como gobernante, Odín se destaca por su sed insaciable de conocimiento. Busca sabiduría a través de diversas formas, ya sea sacrificando su ojo en el pozo de Mimir para obtener conocimiento cósmico, colgándose del Yggdrasil durante nueve días y noches para alcanzar el dominio de las runas, o realizando viajes a través de los nueve mundos para adquirir información valiosa.

La búsqueda de Odín por la sabiduría lo lleva a recurrir a métodos extremos y a menudo enfrenta desafíos y sacrificios personales en su camino hacia el conocimiento. Su determinación y dedicación lo convierten en una figura venerada entre los dioses y los mortales por igual.

Además de su búsqueda de sabiduría, Odín también desempeña un papel activo en los eventos que dan forma al destino de los dioses y los humanos. Participa en batallas, forja alianzas y utiliza su astucia y habilidades mágicas para influir en el curso de la historia.

Hace unos cuatro mil años, Odín estuvo presente en el Concejo de Dioses para decidir el destino de la humanidad. Al final a los humanos se les permitió vivir pero no sin ser castigados.

Presente

(Los dos continúan su enfrentamiento, cada uno desplegando su propio estilo de combate único. Mientras tanto, los espectadores observan con asombro y preocupación, sabiendo que esta batalla podría determinar el destino de todos ellos.)

Mientras la lanza Gungnir corta el aire con precisión, Shin se desplaza con agilidad, esquivando los ataques de Odin con movimientos que desafían la gravedad. Sus Botas Jet de repente se activan, impulsándolo hacia arriba en un arco elegante, esquivando por poco el arma divina que zumba peligrosamente cerca.

Shin: (Concentrado) ¡Casi me tienes, viejo dios!

Odin: (Con una mirada imperturbable) La suerte no estará de tu lado por mucho tiempo, muchacho.

La lucha continúa, con Shin reaccionando a cada movimiento de Odin con reflejos afilados. Mientras tanto, Odin mantiene una presión constante, utilizando la lanza no solo como arma, sino como una herramienta para controlar el flujo del combate. Cada lanzamiento estratégico parece estar calculado para mantener a Shin en movimiento constante, sin permitirle un momento de descanso o reflexión.

Shin: (Gritando mientras evita un golpe cercano) ¡Tu juego es fuerte, Odin, pero el mío es más inteligente!

Con un giro repentino, Shin cambia de dirección en el aire, utilizando la inercia de su movimiento para lanzar un contraataque sorpresa. Un destello de energía mágica emana de sus manos mientras canaliza un hechizo, enviando una ráfaga de luz brillante hacia Odin.

Odin: (Con un movimiento rápido, desviando el ataque con su lanza) ¡Interesante! Pero aún no has dominado el arte del combate, joven mago.

La batalla continúa, cada uno de los combatientes buscando una ventaja sobre el otro en este duelo de habilidad y estrategia. Mientras el acero choca y los hechizos se lanzan, el destino de la confrontación pende en un delicado equilibrio, determinado por el ingenio y la determinación de los contendientes.

Con cada intercambio de golpes y hechizos, la intensidad de la batalla aumenta, envolviendo el campo de batalla en una atmósfera cargada de energía. Shin, con su mente ágil y su ingenio científico, busca constantemente brechas en la defensa de Odin, mientras que el dios guerrero, con su experiencia milenaria, se mantiene firme, desafiando cada embate con una calma implacable.

De repente, Odin aprovecha un momento de distracción de Shin y ejecuta un movimiento calculado. Con un giro elegante, lanza su lanza Gungnir con una precisión mortal directamente hacia el joven mago.

Odin: (Con una mirada decidida) ¡Es hora de terminar esto, Shin!

Shin, con sus reflejos agudizados, apenas logra esquivar el ataque a tiempo, pero la punta de la lanza roza su mejilla, dejando una marca superficial de su paso.

Shin: (Respirando agitado, pero con determinación en sus ojos) ¡No tan rápido, Odin!

En un instante, Shin canaliza su magia y despliega una estrategia audaz. Con un movimiento rápido, crea una barrera de energía alrededor de Odin, atrapándolo temporalmente en un campo de fuerza mágica.

Shin: (Con una sonrisa confiada) ¡Ahora es mi turno!

Sin perder tiempo, Shin aprovecha la oportunidad y lanza una serie de hechizos hacia Odin, cada uno diseñado para desequilibrar al dios guerrero y abrir una ventana para un ataque final.

Odin, atrapado momentáneamente en la prisión mágica, se ve obligado a defenderse con todas sus fuerzas. Sin embargo, la determinación de Shin y su habilidad para pensar con rapidez en medio del caos hacen que cada contraataque de Odin sea menos efectivo.

Mientras el polvo se asienta y la tensión se eleva, el destino de la confrontación pende en un delicado equilibrio, esperando ser decidido por el próximo movimiento de uno de los contendientes.