Los dioses han decidido exterminar la humanidad por el simple hecho que están perdiendo mucha vida humana en Japón debido a los múltiples rencarnaciones e invocaciones que han surgido a lo largo de la historia ya que no permitirán que otros dioses u...
Un vasto desierto bajo un cielo estrellado rodeaba toda la arena de batalla. Dunas de arena dorada se extienden hasta donde alcanza la vista, iluminadas por una luna llena que brilla intensamente en el cielo nocturno. En el centro de este desierto, un antiguo templo de piedra emerge de la arena, sus paredes adornadas con jeroglíficos que cuentan historias de tiempos olvidados. Una brisa suave lleva consigo el susurro de los espíritus que aún vagan por el lugar.
Heimdall:"De parte de los dioses en la treceava ronda......llega un dios que cedió su lugar en el torneo a Hades, desde las profundidades del inframundo, donde las almas encuentran su destino final, emerge una figura envuelta en misterio y poder."
De repente, las sombras del desierto se alargan y se retuercen, formando una figura alta con la cabeza de un chacal.
"Con la cabeza de un chacal y el cuerpo de un dios, él es el guardián de las almas, el juez de los muertos, y el protector de los secretos de la vida eterna. "
Los ojos de esa figura brillan con un destello travieso mientras salta de una duna a otra, corriendo a cuatro patas con una velocidad asombrosa.
"¡Es Anubis, el dios egipcio del más allá!"
Se detiene abruptamente, riendo y girando sobre sus talones, agitando las manos en el aire con entusiasmo.
Anubis (riendo y mirando alrededor con una gran sonrisa): "¡Jejeje! ¡Finalmente, un nuevo lugar para divertirme! ¡A ver qué sorpresas me esperan aquí!"
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Ra (con voz grave y llena de autoridad): "Este comportamiento es indigno de un dios. Anubis, has olvidado el respeto que exige tu posición. No es momento de jugar, sino de cumplir con el deber que te fue encomendado."
Isis (con un tono suave, pero lleno de advertencia): "Anubis, este es un lugar sagrado. Debes recordar la responsabilidad que llevas en tus manos. El destino de muchas almas depende de ti."
Bastet (cruzando los brazos, con un tono firme): "Anubis, este no es el momento para tus juegos. La batalla que enfrentamos es de gran importancia. Debes tomar esto con la seriedad que merece."
Osiris (con un tono calmado, pero lleno de gravedad): "Anubis, hijo mío, este es un momento crucial. No debemos tomarlo a la ligera. Recuerda tu deber como guardián del más allá. Las almas te observan y dependen de tu juicio."
