Los dioses han decidido exterminar la humanidad por el simple hecho que están perdiendo mucha vida humana en Japón debido a los múltiples rencarnaciones e invocaciones que han surgido a lo largo de la historia ya que no permitirán que otros dioses u...
Bruhilde, la líder desesperada, observa con angustia cómo la humanidad sufre derrotas consecutivas en las dos últimas rondas. Está abrumada por la responsabilidad de elegir al próximo guerrero que representará a la humanidad en el siguiente combate. A pesar de los intentos de Geir, su hermana menor, por consolarla, Bruhilde está sumida en la incertidumbre y la desesperación.
En ese momento crítico, cuando la tensión parece insoportable, una figura misteriosa emerge de las sombras. Un individuo enigmático, cuyo rostro está oculto por una capa oscura, se acerca a Bruhilde con respeto.
"Lo siento por intervenir, Bruhilde, pero creo que ha llegado el momento de que asuma mi papel en esta lucha", dice el misterioso individuo con una voz formal y respetuosa. Bruhilde lo mira con curiosidad y desconfianza, pero algo en la seguridad de este extraño la hace reconsiderar.
El misterioso individuo no revela su nombre, pero Bruhilde, a pesar de no ver su rostro, parece reconocerlo de alguna manera. Él habla con respeto, expresando su confianza en que puede cambiar el curso de la guerra.
Geir, intrigada por la presencia de este misterioso guerrero, también comienza a sentir un destello de esperanza. Bruhilde, aunque escéptica al principio, acepta la oferta de este enigmático personaje, reconociendo la necesidad de un cambio en la estrategia.
Con determinación renovada, Bruhilde, Geir y el personaje misterioso se preparan para la próxima batalla, esperando que la intervención de este enigmático guerrero cambie el rumbo de la guerra y traiga consigo la victoria tan ansiada para la humanidad.
Heimdall: Los dioses llevan la delantera y la humanidad esta al borde de la destrucción pero esto no se ha acabado. Del bando de los dioses va él, se le conoce como el dios de la guerra y uno de los 7 dioses de la fortuna, Bishamonten. Pero, ¿es él el único en su categoría? Acompáñenme en este viaje a través de las leyendas y mitos para descubrir la verdad detrás de los dioses de la buena fortuna.
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Bishamonten: Dios de la buena fortuna en la guerra
Desde las sombras emerge él con cada paso, la arena tiembla bajo su presencia, y el aire se llena de un aura maliciosa que envuelve a todos los presentes en un escalofrío inquietante.
Sus ojos, destellos de malevolencia, escrutan la audiencia con una mirada que penetra hasta lo más profundo de sus almas. Cada paso suyo deja una estela de sombras que danza a su alrededor, como si la misma oscuridad estuviera rendida a sus pies. El silencio predice la tormenta que está por desatarse.
En el panteón japonés, existen siete divinidades conocidas como los dioses de la buena fortuna: Ebisu, Hotei Sama, Benzaiten, Bishamonten, Daikokuten, Jurōjin y Fukurokuju. Sin embargo, la intrigante historia no se detiene ahí. Entre sus filas, se murmura acerca de un octavo dios de la buena fortuna, ,del 1 al 7 nunca cuentan el 0.
