Capítulo dos

585 24 1
                                    

Hoy sería mi primer día en la escuela. Mi nueva escuela. Tendría que volver a acostumbrarme a ser la nueva, quizás aquí no sería el objeto de burla como lo fui en California. No sé si fue el mejor primer día de escuela, pero fue tolerante. Tuve clase de Historia, Biología, Matemática y Geografía. Me senté sola en todas esas horas de clase; era obvio, era la nueva. Durante el almuerzo entre las horas de Geografía e Historia me senté con unas chicas muy simpáticas que vieron que estaba muy sola.

En ese momento lo vi. Lo vi y descubrí mi primer "misterio" para resolver en ese pueblo. Vi que no estaba solo, a su alrededor había varios chicos más. Dos chicas y dos chicos para ser más exacta. En ese instante en que mi mirada se cruzó con la de él, el mundo se paralizó. Él alejó su mirada de mí con un gesto de frustración en ella. Las chicas de mi mesa me aconsejaron que no los mirara porque eran las personas más extrañas de todo Rosewood. 

- Nadie se atreve a hablar con ellos. Tampoco dejan que les hablen – dijo Jessica, la rubia que mejor me caía.

- ¿Por qué? – pregunté. 

- Porque es así. Hace un año que llegaron al pueblo y no sociabilizaron con nadie. Los que intentaban hablarle recibían rechazo por parte de los Hale.

- ¿Hale? ¿Son los hijos del doctor? 

- ¿Cómo lo conoces? – preguntaron asombradas.

- Porque mi madre me habló de él y de casi todos los del pueblo que ella conocía – me miraron como preguntándome quién era mi madre –. Alice Montgomery, la bibliotecaria, ella es mi mamá. 

- No sabía que Alice tenía una hija. ¿Has venido antes?

Me obligaron a contarles sobre mi historia. Odiaba hacerlo; mi historia era mía y no tenían por qué saber de ella. Yo era de esas personas a las que no les gustaba hablar sobre lo que fueron o lo que son. Ellas eran de esas personas que les gustaba hablar y escuchar sobre las historias de cada uno. Disfrutaban hablando hasta por los codos y aturdiéndome los oídos como nadie en la vida lo había hecho. ¡Ni mi mamá, que hablaba demasiado para mi gusto, hablaba tanto!

A la salida de la escuela comenzó a llover muy fuerte. Tuve que refugiarme un tiempo en la biblioteca en la que mi madre trabajaba. Yo amaba caminar bajo la lluvia pero Alice me prohibía hacerlo ya que los días de tormenta como estos no había nadie en la calle y corría mucho peligro. 

La lluvia no paró por varios días y yo seguía refugiada en la biblioteca mirando como caía por la ventana con la mirada perdida, tratando de olvidarme de ese extraño. Su mirada frustrante vivía en mi mente cada segundo, no sabía ni siquiera su nombre pero me atrapaba tanto que parecía haberlo conocido desde siempre.

- ¿La lluvia arruinó tus planes? – dijo una voz detrás de mí. Me di media vuelta pensando que sería él quién me habló, pero no –. Soy Jason, tú debes ser Emily ¿no? – ¿Cómo sabía mi nombre? Cada vez me resultaba más raro ese pueblo.  

- Sí – dije sonriendo sinceramente por segunda vez desde que llegué a Rosewood.

- Si logro convencer a tu mamá que te deje salir conmigo, ¿lo harías? 

- Con tal de respirar algo que no sea oxígeno mezclado con el polvo de los libros – bromeé.

Jason era unapersona genial, la única que me haría pensar que Rosewood no era unaciudad llena de personas misteriosas. Con él me sentía como en California,incluso venía de allí con la única diferencia que se mudó cuando era muychico. Le pregunté sobre los Hale y me dijo que vivían en medio del bosquey que no eran malas personas, sino que eran muy reservadas y por eso nohablaban con nadie. 

- ¿Por qué tanto interés en ellos? No me digas que te gustó Ian... – lomiré preguntándole quién era –. El más chico de los Hale, el que piensanque es el más raro – hablaba del extraño. Ian Hale sellamaba... 

 - ¡No! – reí incómoda –. ¿Cómo me va a gustar alguien que no conozco? – nole podía decir que me atrapaba tanto que llegaba a tener unaextraña obsesión.

La oveja y el leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora