Capítulo veinte

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Al día siguiente recibí un mail de mi padre, John. Decía que quería que vaya un fin de semana a California para conocer a los hijos de Deborah… ¡¿Deborah tenía hijos?! John me vendría a buscar este fin de semana. Por mala suerte, no tenía nada importante que hacer y el examen de química podría esperar. Se lo comenté a mi madre y no se negó a dejarme ir. Pero veía el miedo en sus ojos; tal vez, pensaba que me quedaría allí otra vez. La miré a los ojos y le dije que volvería el domingo por la noche para estar el lunes en la escuela, sonrió aliviada. También le dije que vendría lo más rápido posible ya que no quería quedarme ni un segundo en ese lugar.

- ¿Qué vas a hacer este fin de semana? – me preguntó Jason mientras salíamos del bar con nuestros cafés en mano. 
- Tengo que ir a California para conocer a los hijos de la esposa de mi padre – revoleé los ojos. 
- No quieres ir ¿no? 
- No. Menos a conocer a esas personas. No entiendo por qué quieren que los conozca, nunca más en mi vida los voy a ver. O sea, ¡no me interesan! 
- Pero en algún momento los tenías que conocer. Además, tu padre y la esposa supongo que van a estar mucho tiempo juntos – lo fulminé con la mirada.
- Eso no lo sé. Si en algún momento mi padre llega a perder el dinero que tiene, Deborah lo va a dejar en un abrir y cerrar de ojos – dije riendo. En varias oportunidades desee que eso pasara. Pero me arrepentí al ver que mi padre la quería de verdad. Qué triste saber que una persona ama a otra y esa otra solo lo quiere por su dinero. Lo bueno es que en algún momento el destino hará que se dé cuenta de las cosas por más tristes que sean para él.
- ¿Te molesta llevarme hasta mi casa? Mi auto se averió.
- Claro que me molesta – bromeé. 
- Ay, qué lástima – dijo riendo y subiendo a mi camioneta. Amaba cuando bromeabamos así con Jason.
- Em, ¿no te acuerdas de nada antes de tu desmayo? – dijo después de unos cuantos segundos. 
- Me acuerdo que fuimos al patio y que Ian me llevó hasta un lugar que no pude reconocer. Luego desperté en el hospital con mi madre e Ian... Pero ¿por qué me preguntas? ¿Hay algo que hablamos que tenga que saber? – me preocupé.
- No, no. Nada importante. Gracias por traerme, Emmy – Jason se acercó a mí y sin querer nuestros labios casi rozaron. Me reí por la situación pero él no. Me miraba a los ojos y luego miraba mis labios, hasta que giré de nuevo mi cabeza. Él bajó de la camioneta sin decir nada. Comencé el viaje de vuelta y un recuerdo inundó mi mente. Frené la camioneta en el medio de la carretera y me puse a analizar lo que había recordado.
¿Jason me había besado? ¿Por eso me desmayé? No entendía nada. Mi mente era un completo desastre. Era obvio que un simple beso no podría causar un desmayo, de verdad todo era un completo desastre. Mi relación con Jason ya no sería la misma a partir de aquí, aunque en él confiaba ciegamente, era mi amigo y me había besado...
¡Pero qué estás diciendo, Emily! ¿Cómo podrías dejar a tu amigo por una simple confusión? Aunque él te mirara con otros ojos, tú no podrías avandonarlo jamás. Él es la única persona con la que te sientes identificada aquí, aunque no puedas ser totalmente honesta.

Al llegar a casa vi que Alice ya había llegado. Seguramente le dieron el día libre por quedarse a dormir en la biblioteca el día anterior. La saludé y rápidamente subí a mi cuarto; dejé la mochila caer en cualquier lado y me senté frente a mi ventana a pensar bien en lo que había recordado.  
“- ¿Por qué? 
- Porque así lo sentí, no sé. Perdóname. Ahora no sé cómo voy a mirarte a los ojos. Supuestamente nosotros somos amigos y los amigos no hacen esto. No quiero que pienses que todo este tiempo estuve fingiendo ser tu amigo para acercarme a ti y… 
- ¡Tranquilo! En ningún momento pensé que tú me estabas usando. En ti encontré a una persona en la cual podía confiar ciegamente. Por más que tengas otros intereses en mí, yo no voy a dejar de verte como alguien en quien puedo confiar. No voy a dejar de verte como un amigo.
- Gracias”. 
Ahora me sentía confundida. ¿Qué pasaría si las cosas cambiaban? ¿Qué pasaría si me empezara a fijar en Jason y me olvidara de Ian? ¿O qué pasaría si siguieran las cosas como estaban y mi interés por Ian creciera cada día más? Nunca imaginé estar pensando en estas cosas. Siempre supuse que esto solo le pasaba a las chicas de las películas o a las chicas populares y lindas. No a mí. A la típica chica que no sociabiliza con nadie, la típica que lo único que sabe es estudiar, leer y vivir su vida fuera de la sociedad que impone una moda que, obviamente, ella no sigue. Así soy yo y jamás dejaré de serlo.

La oveja y el leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora