Capítulo siete

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Una semana después los mensajes dejaron de llegar. Caleb había averiguado qué número era pero pronto había dejado de existir. Además, había instalado una aplicación que bloqueaba los mensajes de ID bloqueados. Hanna y Caleb estaban saliendo así que mi parte del trato estaba completa. No sabía que era buena armando parejas. 

Ian se había enojado conmigo por haber resuelto lo de los mensajes por mi cuenta. Quería ser él el que los detuviera y no Caleb. Sabía que ese enojo era pasajero así que no me preocupé demasiado, no soportaría la idea de perderlo... ¿Qué? ¿Realmente era yo la que estaba pensando eso? ¿Por qué no soportaría la idea de perder a Ian? No era más que un desconocido para mí... ¡A quién quiero engañar! Estaba totalmente obsesionada con él. Y eso realmente me asustaba. No quería pasar por lo mismo otra vez... Creo que ya sufrí lo suficiente por amor. ¿Amor a qué? ¿A Ian? ¡Jaja! Es increíble como tu mente puede viajar estando sola recostada sobre el césped mirando al inmenso cielo gris en medio de un gran bosque.

- ¿Te has caído otra vez? – dijo alguien apareciéndose ante mí. Al principio no vi quién era porque mis ojos estaban cerrados y mis pensamientos volaban recordando horribles viejos tiempos. Finalmente, descubrí que se trataba del inconfundible Ian. 

- ¿No estabas enojado conmigo? – pregunté intentando ponerme de pie.

- No, era solo una molestia. Nunca vi que una persona resolviera sus problemas por sí sola. En mi familia todos nos ayudamos. Somos muy unidos. 

- Que suerte. Mi familia no es así – estaba por contarle mi historia a él, ¿por qué? Si odiaba hacerlo –. Ya ves, mis padres están separados hace unos cuantos años. Mi padre rearmó su vida con otra mujer, la cual me odia y en este momento debe ser la mujer más feliz del mundo porque yo no estoy. Y mi madre... No tiene a nadie.

- Alice siempre fue una persona solitaria, pero se la veía contenta la mayoría de las veces – ¿conocía a mi madre? 

- ¿De dónde la conoces tanto? – pregunté asombrada.

- Desde que llegué a Rosewood concurrí muchas veces a la biblioteca. Quería saber qué escribió la gente sobre lo ocurrido siglos atrás... 

Miré la hora de mi reloj, mi madre estaría por llegar a casa y si no me encontraba tendría graves problemas.

- Me tengo que ir, Alice debe estar por llegar y si no me encuentra ya no podré seguir viniendo al bosque ni a cualquier otro sitio.

Él entendió y me despidió con una sonrisa y un beso en la mejilla. Su piel estaba helada y no era un día en el que el frío te cortaba la piel. Quizás tenía una enfermedad o es de esas personas que sienten más frío que otras. No me debería preocupar tanto si no quería volver a tropezar con la misma piedra. Y les aseguro que estaba a punto de hacerlo. ¡Por Dios, Em! No puedes repetir la historia. Él no es para ti como cualquier otro chico que se te acerque. Sabía que no merecía a chicos lindos y populares, sino que merecía al típico nerd con granos y anteojos. Siempre imaginé eso para mí, ya que los lindos no se fijaban en mí más que para pedirme cosas o burlarse de mi aspecto.

Al día siguiente, medispuse a alejarme un poco de Ian para tratar de empezar aconvencerme que todo estaba mal y debía entenderlo por mi propio bien. No quería salir lastimada otra vez. 

Para mi suerte, ese día Ian no apareció por la escuela. Era el primerdía soleado del mes en Rosewood. No pensé vivir para contarlo. Reí alpensarlo y ocasioné que unas personas de mí alrededor se fijaran en mí. Odiabacuando pasaba eso. 

- ¡Emmy! – gritó Jessica desde su auto mientras bajaba. Me di vuelta y lasaludé con la mano y con una sonrisa –. ¡Espérame! – me gritó nuevamente al verque comenzaba a caminar otra vez. Corrió hasta mí y las dos entramos en eledificio –. Mike me invitó al baile de fin de mes. Es el primero delaño, en el que eligen al representante del curso. Me tengo demasiada fe en eso.No sé si te conté que es el tercer año en el que me postulo para representante.Hace dos años que vengo ganando y este no va a ser la excepción. Espero contarcon tu voto. 

- Lo haré – le dije sin muchos ánimos, no estaba en mis planes ir al baile. Noera muy buena en eso. Sentí como alguien me llamaba desde lejos.Era Jason, no quería ni siquiera imaginar lo que me diría. 

La oveja y el leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora