LLÉVAME A LA IGLESIA

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Apenas hacían unos meses desde que se destruyó la barrera.

Como era de esperar, los chicos de la Isla siguieron sus estudios en la Academia Áuradon. Aún se estaban acostumbrando al estilo de vida allí; muchos estaban sorprendidos por la amabilidad excesiva con la que contaban. Aunque no todos obtenían buenas caras.

De los que más se hablaba, los que solían ser los más malvados de la Isla y los que no consiguieron ganarse la aprobación de todos. A los primeros cuatro los acogieron fácilmente, pese a también haber atentado contra la corona en un pasado. Pero para Uma, su tripulación y todo el que la apoyaba, la historia era diferente.

La gente parecía tener muy presente aquel Cotillón cada vez que la miraba a la cara. ¿Y a ella le importaba? En absoluto. Tenía a los suyos, y mientras no se atrevieran a provocarlos, todo iría bien. Incluso la mayoría de las veces bromearía con ello.

A Harry le gustaba la forma en que se lo tomaba con humor. Ahora que estaban en Áuradon, él y Uma empezaron a salir oficialmente. Ya no tenían que reprimir sentimientos, aunque a Uma aún así le costaba un poco expresarlos; especialmente en público. Su primer oficial se preocupaba mucho menos, como de costumbre. Él conocía las pequeñas formas que ella tenía de demostrar que le quería.

Pero, incluso estando en un lugar donde esto no estaba mal visto, seguían recibiendo miradas cada vez que estaban juntos. Quizá les parecía muy fuera de lugar que dos hijos de los villanos pudieran sentir lo mismo que ellos. Uma y Harry estaban convencidos de que esto se debía a cómo se comportaban en público.

"My lover's got humour. She's the giggle at a funeral. Knows everybody's disapproval. I should've worshipped her sooner".

~

Las vacaciones de verano se acercaban.

Ninguno de los isleños terminó siquiera un trimestre, por culpa de la fecha en que por fin decidieron darles la oportunidad de ser libres. Pero a Hada Madrina no parecía importarle demasiado. Sus clases de Bondad Avanzada estaban aumentando y cada vez tenían más lecciones sobre eso, gracias una vez más al poco tiempo que tenían antes del verano.

Camino a las últimas semanas, Hada Madrina les iba a hacer la "prueba definitiva" para comprobar si realmente estaban cambiando a mejor. Con la excusa de estudiar, Harry llevó a Uma al enorme descampado. Muchos de los estudiantes iban allí cuando tenían que hacer algo relacionado con el instituto, así que no sería tan extraño.

Solo iban a estudiar, ¿verdad?

Al menos, durante media hora fue así.

—Has vuelto a fallar, Harry —dijo Uma, mirando bien la respuesta correcta del libro que tenía en la mano.

—Me distraes —la culpó sin pensarlo mucho. Ella levantó la mirada justo cuando Harry se acercó más a su lado—. ¿Por qué no podemos irnos a otra parte, tú y yo...? Estoy harto de estudiar.

Uma lo intentó, de verdad que lo intentó, pero no pudo ocultar la sonrisa poco inocente que se le dibujó en la cara. Fue más difícil aún cuando notó el camino de besos sutiles que él estaba marcando en su hombro. Ella apreció su intento de ser "discreto" (aunque Harry realmente no sabía lo que significaba eso), pero los que estaban cerca de ellos no eran para nada discretos.

Algunos los miraban desde lejos, de arriba abajo, tan sorprendidos como si estuvieran cometiendo el peor de los pecados. Los veía murmurar cosas en voz baja o incluso hacer señas.

—Están mirando, ¿verdad? —preguntó Harry, que parecía casi entretenido con el espectáculo que silenciosamente estaba montando.

—Parecen decepcionados —Uma se rio mientras él se reincorporaba para mirarla tanto a ella como a los curiosos—. Como si les debiéramos algo.

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