Jungkook entró en el comedor del desayuno con los saludos y gestos de costumbre. Estaban presentes todos los alfas de la casa, pero no así Jimin. Suprimió una sonrisa autosatisfecha y se sirvió del aparador, tras lo cual tomó asiento.
El brillo que iluminaba su cara desde primeras horas de la mañana aún no lo había abandonado; reaccionó a la variación que le contó Edmond de su última escena con una sonrisa fácil y unas cuantas sugerencias de lo más serio, lo cual hizo que saliera disparado del comedor, reanimado y ávido de servir a su exigente musa.
Jungkook se volvió hacia Gerrard. El joven sonrió.
—Estoy decidido a empezar hoy un boceto nuevo. Hay una vista especial de las ruinas, que abarca los restos del alojamiento del abad, que siempre he querido dibujar. Esa zona rara vez tiene buena luz, pero esta mañana sí. —Apuró su taza de café—. Para la hora del almuerzo quiero tener ya captadas las líneas esenciales. ¿Le apetece un paseo a caballo esta tarde?
—Por supuesto que sí. —Jungkook retribuyó la sonrisa de Gerrard—. No debes pasar todos los días observando las piedras.
—Eso es lo que siempre le digo yo —terció el general al tiempo que salía.
Gerrard empujó atrás su silla y siguió al general. Lo cual dejó a Jungkook contemplando el perfil benigno de Edgar.
—¿Qué miembro de la familia Bellamy está investigando actualmente? —inquirió Jungkook.
El bufido de desprecio de Whitticombe fue claramente audible. Apartó su plato y se puso de pie. La sonrisa de Jungkook se acentuó; alzó las cejas para dar ánimos a Edgar.
Edgar dirigió una mirada cautelosa a Whitticombe. Se volvió de nuevo hacia Jungkook sólo cuando su rival hubo traspuesto el umbral de la puerta.
—En realidad —confesó Edgar— he empezado por el último obispo. Formaba parte de la familia.
—¿De veras?
Henry levantó la vista.
—Digo yo, este sitio… la abadía... quiero decir, ¿era tan importante como lo pinta Colby?
—Bueno... —Edgar procedió a proporcionar una detallada descripción de la abadía de Coldchurch en los años inmediatamente anteriores a la Disolución ( en 1603 los reinos de Escocia y Reino Unido se unieron a fin de a fin de fundar un estado unitario llamado Gran Bretaña compartiendo un soberano. En 1707 ambas monarquías dejaron de existir y ese periodo se conoce como Disolución). Su disertación resultó refrescante por lo breve y sucinta que fue; tanto Jungkook como Henry estaban sinceramente impresionados.
—Y ahora será mejor que vuelva a mi trabajo. —Con una sonrisa, Edgar abandonó la mesa.
Y dejó solos a Jungkook y a Henry. Para cuando llegó Jimin, con un frenético taconeo, el meloso estado de ánimo de Jungkook había llegado hasta el punto de conceder a Henry su ansiada partida de revancha de billar. Feliz como una mariposa, Henry se levantó y dijo, sonriendo a Jimin:
—Voy a ver qué hace mi madre. —Y tras despedirse de Jungkook con un gesto de cabeza, salió sin prisas del comedor.
Profundamente enamorado — ablandado por su estado de ánimo y por aquella inesperada consecuencia—, Jungkook se dejó caer en su silla y se ladeó para poder contemplar sin impedimentos a Jimin, que se estaba sirviendo el desayuno junto al aparador y después se acercó a la mesa. Ocupó el lugar de costumbre, separado del de Jungkook por la silla vacía de Gerrard. Tras una breve sonrisa y una mirada de advertencia, se concentró en su desayuno: en el enorme montón de comida que había acumulado en el plato.
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El corazón de un Jeon
RomanceA diferencia de los demás alfas de la hermandad Jeon, Jeon Jungkook nunca quiso verse atado a ningún omega, ya sea hombre o mujer, por muy encantador que éste fuera, y la mansión de su amiga Amarinta le parecía el lugar perfecto para ocultarse de lo...