Un brazo como de hierro se cerró alrededor de su cintura atrapándolo contra un cuerpo alto y duro. Entonces se relajó y sintió que lo abandonaba el pánico. Sólo había un cuerpo en diez millas a la redonda como el que lo estaba estrujando en aquel momento.
Alzó una mano para retirar la de Jungkook de su boca. Tomó aire para hablar, abrió los labios...
Y él lo besó.
Cuando por fin consintió en terminar, se limitó a separar los labios escasos milímetros y susurrar:
—Silencio... Los sonidos se transmiten muy bien en la niebla.
Jimin, tras poner en orden sus ideas, contestó:
—He visto el espectro, había una luz que se movía.
—Creo que se trata de un farol, pero ahora está escondido o apagado.
Sus labios volvieron a rozar los de él, y lo besaron de nuevo. Ya no estaban fríos. El resto de su cuerpo también desprendía calidez, un oasis de calor en medio de aquella noche helada. Con las manos apoyadas en el pecho de Jungkook, Jimin luchó contra el impulso de acurrucarse un poco más.
Cuando Jungkook volvió a levantar la cabeza, Jimin se obligó a sí mismo a preguntar, en un tono que seguía siendo poco más que un susurro:
—¿Cree que volverá?
—¿Quién sabe? Pensaba esperar un rato.
Y continuó acariciando con su aliento los labios de Jimin en una caricia tentadora, mucho más satisfactoria.
Jimin giró la cabeza.
—Quizás yo también espere un rato.
—Mmm.
Minutos más tarde, mientras hacían una necesaria pausa para respirar, Jungkook comentó:
—¿Sabe que está aquí su gata?
Jimin no sabía si Myst había ido tras él o no.
—¿Dónde? —Miró en derredor.
—En la piedra de su izquierda. Es probable que ella vea mejor que nosotros, incluso en medio de esta niebla. No deje de vigilarla, seguramente desaparecerá si regresa el espectro.
¡Que no dejará de vigilarla! Cosa difícil de hacer, mientras él lo estuviera besando.
Jimin se acurrucó contra el muro caliente de su pecho. Jungkook acomodó el abrazo; bajó las manos hasta la cintura de Jimin, por debajo de la capa, y lo estrechó con más firmeza contra él, de manera que quedó atrapado —muy cómodamente— entre él y el viejo muro. Lo protegía de la piedra con un brazo y un hombro, con el resto de su cuerpo lo protegía de la noche. Sus brazos se tensaron, Jimin percibió su fuerza a lo largo de su propio cuerpo como la presión de su pecho contra su pecho, el peso de las caderas de él contra el estómago, las sólidas columnas de sus muslos contra sus blandos miembros.
Los labios de Jungkook encontraron de nuevo los suyos; sus manos se le extendieron por la espalda, amoldándolo a él. Jimin sintió incrementarse el calor... de él, entre ambos. No corrían ningún peligro de enfermar por enfriamiento.
En eso oyó bufar a Myst.
Jungkook alzó la cabeza, instantáneamente en actitud de alerta.
A través de las ruinas destelló una luz. La niebla se había vuelto más espesa y resultaba difícil distinguir dónde estaba el farol. La luz rebotaba en las caras lisas de las piedras creando brillos engañosos. Hicieron falta unos instantes para localizar la fuente de luz más fuerte.
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El corazón de un Jeon
Storie d'amoreA diferencia de los demás alfas de la hermandad Jeon, Jeon Jungkook nunca quiso verse atado a ningún omega, ya sea hombre o mujer, por muy encantador que éste fuera, y la mansión de su amiga Amarinta le parecía el lugar perfecto para ocultarse de lo...