Duggan era su fiel servidor que en esos momentos se había ido a ejercitar a los caballos. Jungkook pasó el tiempo en los establos, charlando con Grisham y con los mozos de cuadra. Cuando Duggan hubo regresado y los caballos estuvieron de nuevo en sus establos, Jungkook salió al exterior para echar un vistazo a un joven potro que había en un prado cercano… y se llevó a Duggan consigo.
Duggan había sido mozo de cuadra al servicio de su padre antes de ser ascendido al puesto de mozo personal del hijo mayor de la casa. Era un sirviente experto y de fiar. Jungkook confiaba en sus capacidades y sus opiniones respecto de otros criados, de forma implícita. Duggan había visitado muchas veces Bellamy Hall a lo largo de los años, tanto formando parte del séquito de sus padres como acompañándolo a él.
Y Jungkook lo conocía muy bien.
—¿Quién ha sido esta vez? —preguntó Jungkook cuando dejaron atrás los establos.
Duggan probó a poner una expresión de inocencia. Al ver que Jungkook no mostraba signos de creérsela, sonrío con malicia.
—Una bonita camarera.
—¿Una camarera? Eso podría sernos útil. —Jungkook se detuvo junto a la valla del prado donde estaba el potrillo y se apoyó sobre el palo más alto—. ¿Te has enterado del último robo?
Duggan afirmó con la cabeza.
—Masters nos los ha contado a todos antes del almuerzo, convocó incluso al guardabosques y a sus chicos.
—¿Qué opinas tú de los criados? ¿Ves alguna posibilidad?
Duggan reflexionó y luego, despacio, con decisión, sacudió la cabeza en un gesto negativo.
—Son todos buenas personas, ninguno tiene la mano larga, ninguno tiene problemas económicos. La señora es amable y generosa, nadie querría hacerle daño.
Jungkook asintió, nada sorprendido de confirmar lo que le había manifestado el mayordomo.
—Masters, la señora Henderson y Ada ahora se dedicarán a observar lo que ocurre en la casa; Grisham se encargará de los establos. Y quiero que tú pases todo el tiempo que puedas vigilando la finca, desde el perímetro de la casa hasta la distancia a la que puede alejarse un hombre andando.
Duggan cerró los ojos.
—¿Cree que a lo mejor alguien intenta pasar las perlas a otra persona?
—Eso, o enterrarlas. Si ves alguna protuberancia en las inmediaciones, investígala. El jardinero es viejo, y no va a plantar nada en esta época del año.
—Muy cierto.
—Y también quiero que escuches a esa camarera tuya, anímala a que hable todo lo que quiera.
—Dios. —Duggan hizo una mueca de dolor—. No sabe usted lo que está pidiendo.
—Sea como sea —insistió Jungkook—, así como Masters y la señora Henderson no dudarán en informarme de cualquier cosa extraña, las doncellas jóvenes, que no desean parecer tontas ni llamar la atención sobre algo que hayan visto mientras hacían algo que no debían hacer, es posible que no mencionen un incidente insólito.
—De acuerdo. —Duggan se tiró de la oreja—. Supongo que... teniendo en cuenta que se trata de la señora y que siempre ha sido muy buena... podría hacer ese sacrificio.
—Desde luego —replicó Jungkook secamente—. Y si oyes alguna cosa, acude directamente a mí.
Dejó a Duggan cavilando sobre cómo organizar sus pesquisas y regresó a grandes zancadas hacia la casa. Hacía ya mucho que el sol había rebasado su punto más alto. Al entrar en el vestíbulo principal se encontró con Masters que se dirigía al comedor llevando la cubertería de plata.
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El corazón de un Jeon
RomanceA diferencia de los demás alfas de la hermandad Jeon, Jeon Jungkook nunca quiso verse atado a ningún omega, ya sea hombre o mujer, por muy encantador que éste fuera, y la mansión de su amiga Amarinta le parecía el lugar perfecto para ocultarse de lo...