By Bill.
Esto no está bien. Tom se va a enfadar más todavía. Tendría que llamarle y decirle que estoy aquí ¿y si está preocupado? No, no puede estarlo. Me odia, no me soporta.
Pero ¿y si lo estuviera?
Estaba intentando centrarme, pero era tan difícil. Juraría que para Ricky resultaba aún más complicado.-Voy a… voy a… - ella se había levantado. A metro y medio de mí, me observaba y yo la miraba a ella, sin verla en realidad. Habíamos discutido durante un buen rato, y a la hora de la verdad, nos quedábamos quietos y callados, sin saber qué hacer. Ninguno de los dos estaba preparado para hacerlo esa noche, pero la cabezonería y el orgullo a veces actuaban como un arma temible. – Voy a quitarme la ropa. – me dijo. Yo asentí con la cabeza.
Hacía mucho tiempo que no me acercaba a una chica, que no las miraba especialmente con deseo. Quizás alguna vez me había fijado en sus pechos o en su trasero, pero desde que empecé a enamorarme… primero Natalie y luego Tom... Para mí era difícil fijarme en otra persona con la única intención de tirármela. Si me acostaba con alguien, era porque sentía algo y ese algo debía ser bastante fuerte.
Recordé fugazmente a Derek. Quizás me había equivocado con él y lo que sentía era más fuerte de lo que pensaba, si no, nunca le hubiera dejado mi cuerpo.
Ricky se llevó las manos a la camiseta y empezó a subírsela con cierta vacilación. Estaba nerviosa, como yo. Esperé encontrarme de lleno con su abultado pecho desnudo, pero para mi sorpresa, ese día llevaba sujetador. El busto no era nada del otro mundo, ni muy grande ni muy pequeño, era normal y natural. Tenía una marcada cintura y un vientre plano que se mostraba duro y atlético, sin abdominales pero muy cerca de formarlos. Esa era la única parte de su cuerpo que parecía ser propia de un chico.
Se terminó de sacar la camiseta y la dejó caer al suelo. Sus pies se rozaban inquietos y su mirada se desvió hasta su pantalón pirata. Me dirigió una mirada inquieta.-Puedes pensar que estamos de vacaciones. Tú llevas un bikini y yo un bañador de tío. – a ella le hizo gracia. Se agarró el pantalón por la cinturilla y se lo bajó hasta los muslos. Se escurrió por su suave piel hasta fundirse con el piso. No llevaba bóxers. Unas bragas simples de color negro hacían juego con el sujetador.
-¿Te… gusto? – me preguntó, haciendo esfuerzos sobrehumanos por tragarse una sonrisa pilla.
-Más bien me acomplejas.
-¿Por qué? – me miré el cuerpo y me acaricié con un dedo las marcadas costillas.
-¿Sabes? Aunque te parezca increíble, yo antes era musculoso. No mucho… pero hacía natación y tenía un cuerpo normal.
-Ahora tienes un cuerpo normal. – ladeé la cabeza. Ricky se rió. – Un poco consumido, un poco esquelético… ¡Pero no tienes pelo ni en las piernas! ¡Odio a los hombres con pelo en las piernas, en la espalda o en el pecho! Ni siquiera en la entrepierna.
-Joder, Ricky, pues yo ahí no me toco. El mío es rubito, no se nota… y es suave. – Ricky y yo nos quedamos callados. – ¿Estamos hablando de vello púbico?
-Sí.
-Ah.
-Yo ya me he desnudado. Te toca.
-¿Qué? ¿A mí? Ni hablar. A mí me quedan solo los bóxers, a ti te quedan todavía dos cosas. ¡Yo todavía no! – ella sonrió. Tenía unos dientes casi perfectos.
-Bueno, pues me toca a mí y luego a ti. – y se llevó las manos a la espalda, buscando el cierre del sujetador. Intentó quitárselo, pero tras varios intentos, gruñó y se ruborizó. – Mierda.
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MUÑECO By Sarae
RomanceUn Muñeco al que hacer sufrir... un Muñeco al que romper... Poco me importaba quien fuera o qué fuera para mí. No tenía preferencias por nadie, cualquier criatura bonita con cuerpo de porcelana y fácil de manejar estaría bien. Cualquier persona, cua...