MUÑECO ABANDONADO (capitulo 25)

322 10 0
                                    

By Tom.


-Joder, Tom... estás como una puta cabra... - Se rió entre mis


brazos, empezando a forcejear conmigo en cuanto entramos en


su cuarto y le aplasté el cuerpo con las manos, cerrando la


puerta y apoyándome en ella de espaldas.


El ruido que hacía la familia al completo se escuchaba desde


abajo. Esas mellizas que me habían confundido con el hombre


del saco, la madre de Bill, es decir, mi madre, cotilleando con las


tías que no conocía, Gordon hablando de deportes con los


hombres... así que eso era una familia ¿eh? No me interesaba.


Sólo me interesaba Bill.


Yo ignoraba el jolgorio con suma facilidad, de hecho tampoco


me habría importado mucho tenerlos delante en aquel


momento, abrazando a mi Muñeco, hundiendo mi boca en su


nuca saboreando uno de sus tatuajes. Era bastante


exhibicionista. Pero Bill no...


-¿Por qué no dejas de temblar? - murmuré. Estaba muy tenso,


lo notaba.


-No... no quiero hacerlo aquí. De sólo imaginarme que todo el


mundo está abajo... me pongo enfermo.


-Así que ese es el problema. Muñeco, eres un auténtico cobardica.


-Cállate. - se revolvió entre mis brazos, molesto. Le solté,


agarrándole del brazo enseguida y volteándolo hacía mí, quizás


demasiado brusco.


Siempre me olvidaba de lo jodidamente delicado que era el


Muñeco.


-Dime, mister loquero... ¿Hay alguna ley que prohíba el incesto


consentido entre hermanos del mismo sexo y misma edad? -


Bill hizo una mueca con la cara, algo parecido a un puchero de


niño pequeño. Hum... muy tentador...


-No... no exactamente.


-¿Entonces por qué se supone que el hecho de que sea yo


quien te la meta por el culo está mal?


-Porque... - se quedó pensativo unos segundos, dándole


vueltas a la cabeza. - Porque está mal visto por la sociedad.


Nos tomarían por depravados sexuales y nos marginarían como


si tuviéramos la peste. Nos llevarían al psicólogo porque... no


es normal... - El Muñeco agachó la cabeza, con el ceño fruncido


y los ojos brillantes. Me incliné hacía delante, buscando su


mirada resplandeciente entre su melena con una sonrisita en la


boca.


-¿Por qué no es normal? ¿Por qué nadie lo hace? ¿O por qué no


tienen necesidad de hacerlo?


-¿Qué quieres decir? - me miró con una ceja alzada,


consternado. Le agarré de la cintura, pasando mis manos por el

MUÑECO By SaraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora