Capítulo 49

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By Bill.

-Ricky… - no sabía si sentirme aliviado o desesperado cuando la reconocí ahí, imponente, con expresión furiosa, roja de rabia. Recordé fugazmente que la chica machorra no había estado precisamente de mi parte en la pelea en casa de Tom, solo había estado de parte de mi hermano pero… no sería tan cruel como para dejarme allí tirado a punto de ser violado, ¿no? La miré de arriba a abajo. Iba cubierta hasta el cuello con ropa de cuero, desde los pantalones hasta la chaqueta. Lo único que se salvaba eran las cadenas que colgaban de su cadera y la camiseta blanca con un dibujo de una especie de motorista calavera haciendo un corte de manga y diciendo, ¡Fuck you! Estaba completamente despeinada, con el pelo engominado a lo puercoespín, como un auténtico tío. De hecho, si no fuera porque yo sabía que era una tía, seguramente nadie la reconocería como tal. 

Ella entrecerró los ojos, intentando reconocerme y le costó, hasta que finalmente, hizo una mueca con la boca y me señaló con un dedo. 

-¡Tú! - gritó. - ¡Tú te has puesto en medio de la carretera! ¡Te voy a romper las piernas, guarra! - abrí los ojos como platos. No. Esta no me salvaba a mí, no. O dejaba que me violaran o quizás, lo hiciera ella misma. Se acercó con esa porte de macho que tenía, gesticulando con las manos. - ¿Has visto mi moto? ¿¡Has visto mi puta moto!? ¡Ha saltado por los puto aires! ¡¿Qué coño hacías en mitad de la jodida carretera?! 

-¡Ricky! - grité, moviendo la cabeza un poco hacia atrás, intentando alejarme con asco del miembro que aún estaba delante de mi cara, tieso. Ricky se detuvo y observó más detenidamente la escena. 

-Oh… - murmuró. - ¿¡Y encima te pones a chupársela a tu novio en mitad de la carretera!? ¡Pues fíjate! - y sacó un instrumento metálico que abrió con un simple movimientos de muñeca. Una navaja azulada resplandeció en mi cara. - ¡Te voy a meter esto por el culo a ti y al gordo ese! 

-¡Qué no es mi novio, coño! - chillé. ¡No me lo podía creer! ¡Y encima me amenazaba! Y el cerdo que tenía casi encima tiró de mi pelo como un bestia, obligándome a levantarme del suelo. Se me saltaron las lágrimas por el dolor. - ¡Ah, AH! - me puso en pie y sin soltarme el pelo, me pasó un brazo alrededor del pecho. Me puso el cuchillo en la garganta, de cara a ella, tomándome como rehén, supuse. 

-¡No te acerques! - le gritó el agresor, y ella se quedó quieta, con una ceja alzada. 

-Hostia… 

-¡Es un violador, que me viola! 

-¡Cállate! - apretó el cuchillo aún más contra mi piel y sentí su asqueroso pene rozándome el trasero. ¡Argg! Me iba a dar algo. 

-¿Un violador? - Ricky se encogió de hombros. - ¡Ja, haberlo dicho antes! ¡Ahí te quedas, pringado! ¡Yo me las piro! 

-¿¡Qué!? ¡Ricky! 

-¡Tienes un violador encima, si te viola es tu problema, no el mío! ¡Tampoco es para tanto! 

-¿¡Qué no es para tanto!? ¡Ricky!

-¡Cierra la puta boca! - observé alucinado y aterrado como ella se daba la vuelta y se largaba de nuevo hacia su moto, como si tal cosa. 

-¡RICKY! 

-¡Que sí, que sí, ya va! - el violador empezó a tirar de mí hacia atrás, fuera de la carretera, dentro de las calles de nuevo. Me iba a poner a llorar. 

-¡RICKYYY! - y ella se agachó frente a su moto. Observé como rescataba una botella llena del pequeño maletero de la moto y se levantaba, la abría y le daba un sorbo tremendo. Noté como unas manos peludas y grandes empezaban a sobarme el culo y a bajarme los pantalones a lo bestia. - ¡Eh, EH! ¡QUITA! ¡RICKY! - y de repente, ella dejó de beber y con la botella en la mano, golpeó el suelo. La botella se hizo añicos y como una superheroína, atravesó la carretera rápidamente hasta nosotros y nos siguió hasta la calle. Le detuvo el paso al guarro que me arrastraba calle adentro, deteniéndonos. 

MUÑECO By SaraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora