Capítulo 16

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Cuando regresaron, la tensión se había apoderado del ambiente. Los hombres estaban nerviosos, rodeados por los estandartes del regente. Una hora no era tiempo suficiente para trabajar en preparativos. A ninguno le hizo gracia. Soltaron los carros, liberaron a los criados y a los caballos extra. Se armaron y cogieron escudos. Las mujeres vaskianas, cuya lealtad era vacilante, se retiraron con los carros, con la excepción de dos de ellas; se quedarían con los caballos de cualquier hombre al que matasen.

—La regencia —explicó KyungSoo, dirigiéndose a la compañía— pensó que seríamos inferiores en número. Esperaba que cediésemos sin luchar.

—No vamos a dejar que nos intimiden, nos sometan ni nos derroten. Cabalgad con fuerza. No os detengáis a luchar con los hombres de primera línea. Nosotros la romperemos. ¡Estamos aquí para luchar por nuestro príncipe! —añadió JongIn.

El grito resonó: «¡Por el príncipe!». Los hombres empuñaron sus espadas, se bajaron los visores y rugieron con fuerza.

JongIn galopó a lo largo de toda la tropa y dio la orden, y la fila en movimiento cambió de formación con sus palabras. Los días de relajación y demora formaban parte del pasado. Los hombres eran novatos y no los habían puesto a prueba, pero, ahora, tenían a sus espaldas medio verano de continuo entrenamiento, juntos.

Sangyeon se acercó a él y le dijo:

—Pase lo que pase conmigo después, quiero luchar.

JongIn asintió con la cabeza. Luego, se volvió y recorrió brevemente con la mirada las tropas de BaekHyun.

Entendía la primera verdad de la batalla: los soldados ganaban las batallas. Donde no había ventaja numérica, era esencial que la calidad de las tropas fuese mejor. Las órdenes que daba el capitán no significaban nada si los hombres dudaban en su ejecución.

Sin lugar a dudas, contaba con la ventaja de la táctica. El frente de BaekHyun estaba delante de KyungSoo, pero estaba flanqueado por los patrenses: al avanzar, la formación de BaekHyun tendría que hacer una curva y crear un segundo frente de batalla, para hacer frente a los patrenses, o sería derrotado rápidamente.

Pero los hombres de BaekHyun eran una fuerza experimentada y había sido entrenada en maniobras de gran escala; dividirse en el campo para luchar en dos frentes sería algo que sabrían hacer muy bien.

Los hombres de KyungSoo no estaban capacitados para el complejo trabajo en el campo de batalla. El secreto, entonces, era no extender la formación más de lo necesario y concentrarse en el trabajo en equipo; era lo único que habían practicado incesantemente, lo único que sabían hacer. Debían romper las filas de BaekHyun; de lo contrario, perderían aquella batalla y el regente derrotaría a KyungSoo.

Se reconoció a sí mismo que estaba enfadado, y que eso tenía menos que ver con la traición de Inwoo que con el regente: se debía a los malvados rumores que empleaba, distorsionando la verdad, deformando a los hombres, mientras él permanecía puro e intocable y ordenaba a sus soldados que luchasen contra su propio príncipe.

Las filas se romperían. Se aseguraría de ello.

El caballo de KyungSoo se aproximó al suyo; a su alrededor se percibía el olor a plantas y hierba aplastada que luego se transformaría en otra cosa. KyungSoo se quedó en silencio durante un largo momento antes de hablar.

—Los hombres de BaekHyun estarán menos unificados de lo que parecen. Por más que mi tío haya esparcido rumores sobre mí, el estandarte de la estrella significa algo aquí, en la frontera.

No dijo el nombre de su hermano. Estaba allí para asumir un lugar en la fila del frente, donde su hermano siempre había luchado, solo que, a diferencia de MinSeok, estaba avanzando para matar a su propio pueblo.

Príncipe | KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora