Capítulo 4

37 7 0
                                    

—KyungSoo, ¿Qué has hecho?

—¿Te fastidia pensar que estará arrasando tu tierra?

—Sabes que sí. ¿Vamos a jugar ahora con la suerte de los países? Eso no te devolverá a tu hermano.

Se produjo un silencio violento.

—Mi tío sabía quién eras —admitió KyungSoo—. Ha estado todo este tiempo esperando a que nos acostásemos. Él mismo quería decirme quién eras y ver cómo me destrozaba. Ah, ¿ya lo suponías? ¿Y pensabas acostarte conmigo de todas formas? ¿No podías aguantarte las ganas?

—Tú me ordenaste que fuera a tus aposentos —rememoró JongIn— y me tiraste sobre la cama. Te dije que no lo hicieras.

—Dijiste: «Besadme» —replicó KyungSoo con claridad—. Dijiste: «KyungSoo, necesito estar dentro de vos; se está tan bien, KyungSoo». —Cambió al akielense, como JongIn cuando llegaba al orgasmo—. «Nunca había sentido algo así, no aguanto más, me voy a...».

—Para —lo detuvo JongIn. Sus respiraciones eran rápidas, jadeos, como si hubiese realizado un gran esfuerzo. Miró fijamente a KyungSoo.

—Charcy era una distracción —prosiguió KyungSoo—. Me lo dijo Sunwoo. Mi tío zarpó en dirección a Ios hace tres días, y ya ha arribado.

JongIn se apartó tres pasos para asimilar la información. Se sorprendió y apoyó la mano en uno de los postes de la tienda.

—Ya veo. ¿Y mis hombres han de morir luchando contra él por ti, como hicieron en Charcy?

La sonrisa de KyungSoo no era amable.

—En la mesa hay una lista de suministros y tropas. Te la daré para ayudarte en la campaña en el sur.

—¿A cambio de qué? —preguntó JongIn con voz firme.

—De Delpha —respondió el príncipe en el mismo tono.

Se sorprendió al recordar que se trataba de KyungSoo y no de cualquier otro joven de veinte años. La provincia de Delpha pertenecía a Yunsoo, su amigo y seguidor, que le había jurado lealtad. Era valiosa de por sí, rica, fértil y disponía de un buen puerto. También tenía valor simbólico, pues era el lugar donde Akielos había conseguido su mayor victoria y Vere había salido peor parada. Que le fuese devuelta afianzaría la posición de KyungSoo, pero debilitaría la suya.

No había ido preparado para negociar. Pero KyungSoo sí. Miraba al rey de Akielos en calidad de príncipe de Vere. KyungSoo había sabido quién era desde el principio. La lista, escrita de su puño y letra, había sido elaborada antes de ese encuentro.

Imaginar al regente en su tierra suponía un riesgo tan elevado que casi le daba náuseas. El regente ya controlaba a la guardia del palacio akielense, un presente para SeHun. Y ahora se encontraba en Ios, con sus escuadrones preparados para tomar la capital en cualquier momento mientras JongIn estaba allí, a cientos de kilómetros de distancia, enfrentándose a KyungSoo y a su disparatado ultimátum.

—¿Lo tenías planeado desde el principio? —preguntó.

—Lo más difícil fue conseguir que Sunwoo me dejara entrar en su fuerte —repuso KyungSoo con firmeza. El tono de su voz era algo más íntimo de lo habitual.

—En palacio, ordenaste que me golpeasen, me drogasen y me azotasen. ¿Y me pides que renuncie a Delpha? ¿Por qué no me dices mejor por qué no debería entregarte a tu tío a cambio de que me ayude a vencer a SeHun? —razonó JongIn.

—Porque yo sabía quién eras. Y cuando mataste a BaekHyun y humillaste a la facción de mi tío, hice que cada rincón de mi país se hiciera eco de la noticia. Así, si algún día volvías a ocupar el trono, la posibilidad de que mi tío y tú forjaseis una alianza quedaría descartada. ¿Quieres jugar contra mí? Te voy a destrozar.

Príncipe | KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora