Capítulo 15

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Mucho antes del amanecer, estaba despierto.

Había tareas de las que ocuparse, fuera y en el interior de la tienda. Antes de levantarse y desempeñarlas, se quedó tumbado con un brazo sobre la frente, la camisa abierta, las sábanas holgadas a su alrededor, y mirando hacia arriba, con los ojos en los pliegues de la seda trenzada.

Cuando salió de la tienda, aún no había ninguna señal de que hubiera alguien despierto, sino una extensión del trabajo que continuaba en el campamento por la noche: hombres cuidando de antorchas y hogueras, el ritmo silencioso de la vigilia, soldados desmontando y presentándose ante sus comandantes nocturnos, que también estaban despiertos.

Por su parte, JongIn comenzó el trabajo de la mañana preparando la armadura de KyungSoo, separando cada pieza, tirando de cada correa con fuerza, comprobando cada roblón. El metal trabajado, con sus bordes encanillados y decorativos, le resultaba tan familiar como la suya propia. Había aprendido a lidiar con armaduras verecianas.

Continuó con el inventario que precisaba hacer de las armas: comprobar si todas las hojas estaban libres de arañazos y marcas; verificar que los cabos y pomos no tuviesen nada que pudiese obstaculizar; controlar que no hubiera nada que pudiese desestabilizar y desconcertar, aunque fuera solo por un momento, al hombre que blandiese el arma.

Cuando volvió, encontró la tienda vacía. KyungSoo había salido temprano para resolver algún asunto. A su alrededor, el campamento todavía estaba envuelto en la oscuridad, con las tiendas cerradas, donde los hombres dormían plácidamente. JongIn sabía que los hombres esperaban entrar en Ravenel y recibir las muestras de reconocimiento que KyungSoo había ofrecido en su campamento: vítores para los hombres que habían llevado a los agresores atados con una soga.

Entretanto, a JongIn le resultaba difícil imaginar cómo iba a usar KyungSoo a sus prisioneros para convencer a lord BaekHyun de que se retirara de la lucha. Era un buen orador, pero los hombres como BaekHyun tenían muy poca paciencia para eso. Aunque pudieran convencer a los señores de la frontera vereciana, los comandantes de Yunsoo ya hacían sonar sus espadas. Más que eso: hubo ataques en ambos lados de la frontera, y había visto los movimientos de las fuerzas akielenses con sus propios ojos, al igual que él.

Un mes antes, habría esperado, como muchos de los hombres, que los prisioneros hubieran sido arrastrados ante BaekHyun, que la verdad se proclamara en voz alta y las artimañas del regente quedaran expuestas ante todos. Ahora... JongIn visualizaba fácilmente a KyungSoo negando saber quién era el culpable para permitir que BaekHyun descubriese por su cuenta las tramas del regente: prácticamente veía sus ojos negros fingiendo sorpresa cuando la verdad se revelase. La búsqueda en sí funcionaría como una maniobra dilatoria; alargaría el proceso, llevaría su propio tiempo.

Engaño y un juego a dos bandos; parecía vereciano. Creyó que, si KyungSoo se mantenía firme, podría hacerse.

¿Y después qué? ¿La revelación del regente culminaría en la noche en que KyungSoo fuese hasta JongIn y lo liberase con sus propias manos?

Se vio a sí mismo más allá del límite de la hilera de tiendas, con Breteau sumido en un silencio eterno a su espalda. Luego llegaría el amanecer, los primeros cantos de pájaros, el cielo clarearía y las estrellas se apagarían con la llegada del sol. Cerró los ojos y sintió su respiración.

Ya que era imposible, se permitió imaginar, solo por una vez, cómo sería enfrentarse a él como hombre, si no hubiese ninguna enemistad entre sus países; lo imaginó viajando a Akielos como parte de una delegación. La atención de JongIn estaría constantemente fija en su cabello negro. Irían a banquetes y juegos, y KyungSoo... Había visto a KyungSoo con aquellos con los que había crecido; era encantador y mordaz sin ser letal. JongIn era lo bastante honesto consigo mismo para admitir que si lo hubiese encontrado así, con sus doradas pestañas y sus observaciones provocadoras, podría haber estado en peligro.

Príncipe | KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora