Ecos de Amor - Alexia Putellas

Capítulo 3: Encuentros Fortuitos

El sol de la tarde se filtraba por los árboles, proyectando sombras danzantes sobre las aceras de Barcelona. Era un día típico en la ciudad, con turistas y locales llenando las calles, cada uno sumergido en su rutina. Alexia había terminado su entrenamiento más temprano de lo habitual y decidió aprovechar la tarde libre para relajarse. A menudo visitaba un pequeño café cerca del hospital central, conocido por su ambiente acogedor y sus excelentes pasteles.

Mientras caminaba hacia el café, Alexia se perdió en sus pensamientos. Habían pasado varios días desde la gala, y aunque había decidido no contactar a Elena directamente, no podía evitar pensar en ella. Su mente volvía constantemente a esa noche, a la conversación en la terraza y a los ojos preocupados de Elena.

Al entrar al café, Alexia sintió el aroma familiar de este recién hecho y los pasteles recién horneados. Saludó al dueño, un hombre mayor llamado Javier, que siempre la recibía con una sonrisa.

"Hola, Alexia. ¿Lo de siempre?" preguntó Javier desde detrás del mostrador.

"Sí, por favor. Un café con leche y un trozo de tarta de manzana," respondió ella, devolviéndole la sonrisa.

Alexia encontró una mesa cerca de la ventana y se sentó, sacando un libro que había llevado consigo. Mientras esperaba su pedido, comenzó a leer, tratando de despejar su mente. Sin embargo, su concentración se desvaneció cuando una figura familiar entró al café.

Elena, vestida con su uniforme de médica, parecía agotada pero determinada. Había decidido tomarse un pequeño descanso antes de continuar con su turno interminable. Necesitaba un momento de tranquilidad, lejos de las tensiones del hospital y de los perturbadores mensajes de Marco que seguían atormentándola.

Al entrar al café, Elena levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de Alexia. Ambas se quedaron congeladas por un instante, sorprendidas por la inesperada coincidencia. Una sonrisa tímida se dibujó en el rostro de Elena mientras se acercaba a la mesa de Alexia.

"Alexia, qué sorpresa verte aquí," dijo Elena, tratando de sonar casual.

"Elena, hola. Sí, vengo aquí a menudo. Es uno de mis lugares favoritos en la ciudad," respondió Alexia, sintiendo una calidez familiar al ver a Elena de nuevo. "¿Te gustaría unirte a mí?"

"Claro, me encantaría," dijo Elena, sintiéndose agradecida por la invitación.

Se sentó frente a Alexia, y Javier, notando la llegada de una nueva cliente, se acercó para tomar su pedido. "¿Qué te gustaría tomar?" le preguntó.

"Un té verde, por favor," respondió Elena, agradecida por la atención.

Una vez que Javier se alejó, las dos mujeres se quedaron en silencio por un momento, observándose con una mezcla de curiosidad y emoción.

"¿Cómo has estado desde la gala?" preguntó Alexia, rompiendo el silencio.

"Ha sido una semana ocupada," admitió Elena. "El hospital siempre está lleno de casos que requieren atención urgente. Pero fue una noche maravillosa, y me alegra haberte conocido."

"Lo mismo digo," dijo Alexia con una sonrisa sincera. "Me sorprendió lo fácil que fue hablar contigo. Siento que tenemos una conexión."

Elena asintió, sintiendo lo mismo. "Sí, también lo siento. Es raro encontrar a alguien con quien puedas conectar tan rápidamente."

La conversación fluyó naturalmente, como si ambas mujeres hubieran estado esperando este momento. Hablaron sobre sus trabajos, compartiendo anécdotas y desafíos. Alexia contó algunas historias divertidas del mundo del fútbol, mientras que Elena habló sobre su pasión por la medicina y cómo había decidido convertirse en cirujana.

"Siempre supe que quería ayudar a la gente," explicó Elena. "La medicina me da esa oportunidad todos los días, aunque a veces es agotador."

"Debe ser un trabajo muy gratificante," dijo Alexia, admirada. "Tienes una fuerza increíble para hacer lo que haces."

Elena sonrió, sintiéndose halagada. "Gracias. Y tú, eres una inspiración para muchas personas con tu carrera en el fútbol. No es fácil llegar a donde estás."

"Es cierto, pero amo lo que hago," respondió Alexia. "Aunque a veces, desearía tener más tiempo para mí misma."

"Te entiendo," dijo Elena. "Es difícil encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal."

Mientras conversaban, Alexia notó que la expresión de Elena cambiaba ocasionalmente, como si hubiera algo más en su mente. Quería preguntar, ofrecer su apoyo, pero decidió que aún no era el momento adecuado. En cambio, se concentró en disfrutar del momento, apreciando la compañía de Elena y la conexión que seguía fortaleciéndose entre ellas.

Elena, por su parte, se sintió aliviada de tener un respiro de sus preocupaciones. Estar con Alexia la hacía sentir segura y comprendida, algo que necesitaba desesperadamente. Aunque los mensajes de Marco seguían perturbándola, en ese momento, se permitió disfrutar de la conversación y de la presencia de Alexia.

El tiempo pasó rápidamente, y antes de que se dieran cuenta, Elena tuvo que regresar al hospital. Se despidieron con una promesa tácita de encontrarse de nuevo.

"Fue un placer verte de nuevo, Alexia," dijo Elena, levantándose de la mesa. "Espero que podamos repetir esto pronto."

"Lo mismo digo, Elena. Cuídate," respondió Alexia, sintiendo una mezcla de alegría y anhelo mientras veía a Elena salir del café.

Al quedar sola, Alexia se quedó unos momentos más, reflexionando sobre el encuentro. Se dio cuenta de que estaba cada vez más interesada en Elena, no solo por su belleza, sino por la persona que había conocido en esas breves pero significativas conversaciones. Guardó su libro y salió del café, con la esperanza de que el destino les brindara otra oportunidad de encontrarse.

Elena, mientras tanto, regresó al hospital sintiéndose un poco más ligera. Sabía que las complicaciones de su vida no desaparecerían fácilmente, pero el encuentro con Alexia le había dado una chispa de esperanza y alegría en medio del caos. Con una sonrisa en el rostro, se preparó para enfrentar el resto de su turno, agradecida por el inesperado pero bienvenido encuentro.