Ecos de Amor - Alexia Putellas

Capítulo 90: Amor Materno

El día que Elena y Alexia tanto habían esperado finalmente llegó. Después de meses de preparación, amor y anticipación, era hora de dar la bienvenida a su bebé al mundo. El ambiente en la habitación del hospital era tranquilo pero lleno de emoción. Elena estaba recostada en la cama, sosteniendo la mano de Alexia con fuerza mientras las contracciones aumentaban en intensidad. A su lado, Isabella, su hija mayor de dos años, observaba con ojos curiosos, todavía demasiado joven para comprender plenamente lo que estaba sucediendo, pero claramente sintiendo la importancia del momento.

Desde que descubrieron que estaban esperando, Elena y Alexia habían estado planeando meticulosamente cada detalle del parto. Habían elegido un hospital conocido por su excelente atención maternal y un equipo médico que habían llegado a conocer y en quienes confiaban plenamente. La habitación estaba decorada con toques personales: fotos de la familia, flores frescas y una luz tenue que creaba una atmósfera acogedora y serena. Habían hecho todo lo posible para asegurarse de que Isabella se sintiera incluida en el proceso, explicándole que pronto sería una hermana mayor.

"Isabella, ¿ves esas fotos? Es tu hermano o hermana que está por llegar," decía Alexia mientras señalaba las imágenes de las ecografías pegadas en la pared. Isabella asentía con una sonrisa tímida, acariciando suavemente las fotos.

Alexia se mantenía firme junto a Elena durante cada contracción, ofreciendo palabras de aliento y sostén emocional. Habían asistido juntas a clases prenatales, aprendiendo técnicas de respiración y relajación que ahora estaban poniendo en práctica. Isabella, sentada en un rincón de la habitación con su muñeca favorita, observaba atentamente. A veces, se acercaba a la cama para darle un beso en la mejilla a su madre, como si entendiera que su apoyo también era importante.

"Isabella, ven aquí, cariño," llamaba Alexia entre contracciones. "Dale un beso a mamá, ella está siendo muy valiente."

La pequeña se acercaba con sus pasos tambaleantes y besaba la mejilla de Elena, quien sonreía y acariciaba la cabecita de su hija.

Después de horas que parecieron eternas, las contracciones se intensificaron y el equipo médico confirmó que era hora de empezar el proceso activo del parto. Elena y Alexia se miraron, compartiendo un momento de complicidad y fortaleza mientras se preparaban mentalmente para lo que venía a continuación. Isabella estaba ahora en brazos de su abuela, que había llegado para ayudar a cuidar de ella.

"¿Lista, amor?" preguntó Alexia, apretando la mano de Elena con fuerza y cariño.

"Lista," respondió Elena, con una mezcla de determinación y emoción en sus ojos. Con cada empuje, sentía un nuevo nivel de conexión con su bebé. Alexia estaba a su lado, sosteniendo su mano, dándole fuerzas con cada palabra de aliento. Isabella miraba desde la puerta, abrazada a su abuela, sus grandes ojos oscuros llenos de curiosidad y un poco de preocupación.

Finalmente, después de un esfuerzo inmenso y con el apoyo constante de Alexia y el equipo médico, el llanto del bebé llenó la habitación. Elena sintió un alivio inmenso y una oleada de amor abrumador mientras el bebé era colocado suavemente en su pecho. Alexia miraba con ojos llenos de lágrimas y una sonrisa radiante, compartiendo el momento más increíble de sus vidas hasta ahora.

"Hola, pequeño," susurró Elena, con voz temblorosa por la emoción, mientras acariciaba con ternura la mejilla del bebé, sintiendo la suavidad de su piel y el latido de su corazón.

"Es perfecto," murmuró Alexia, acercándose para mirar al bebé con admiración y amor puro. "Bienvenido a nuestras vidas, amor."

El bebé, envuelto en una manta suave, parecía tan pequeño y perfecto. Isabella, con su abuela al lado, se acercó tímidamente a la cama, sus ojos grandes observando al nuevo miembro de la familia.