El sol se levantaba perezosamente sobre Barcelona, anunciando el comienzo de un nuevo día. Desde la ventana de su apartamento, Elena observaba cómo los primeros rayos de luz teñían el horizonte de un suave tono dorado. A su lado, Alexia aún dormía, su respiración tranquila y regular. Elena sonrió, sintiendo una profunda paz que se había vuelto común desde que habían confesado sus sentimientos y empezado a construir su vida juntas.
Los días de ambas mujeres se llenaban con el ritmo de sus respectivas carreras. Alexia, una estrella del fútbol, dividía su tiempo entre entrenamientos, partidos y eventos públicos. Su nombre resonaba no solo en España, sino en todo el mundo del deporte. Por otro lado, Elena, como cirujana, continuaba brillando en el hospital, ganando el respeto y la admiración de sus colegas y pacientes.
A pesar de sus agendas ocupadas, ambas hacían un esfuerzo consciente por encontrar tiempo para estar juntas. Cada pequeño momento compartido se convertía en un tesoro, una pausa en medio de la agitación de sus vidas profesionales.
Una de las rutinas que más disfrutaban era la de las mañanas compartidas. A menudo, Alexia se despertaba antes que Elena, disfrutando de unos minutos en silencio antes de que la casa cobrara vida. Amaba observar a Elena dormir, su rostro relajado y sereno. En esos momentos, Alexia se sentía increíblemente afortunada por tenerla en su vida.
"Buenos días, amor," susurraba Alexia mientras besaba suavemente la frente de Elena, despertándola con ternura.
Elena solía abrir los ojos lentamente, sonriendo al ver el rostro de Alexia tan cerca. "Buenos días, cariño," respondía, estirándose y abrazándola. Ese contacto físico, esos pequeños gestos de cariño, se habían convertido en el pilar de su relación.
Después, preparaban el desayuno juntas, riendo y charlando sobre sus planes para el día. Alexia solía contarle a Elena sobre los entrenamientos y los próximos partidos, mientras que Elena compartía historias del hospital y sus pacientes. Eran momentos de conexión que las fortalecían y las preparaban para enfrentar el mundo exterior.
La relación de Alexia y Elena se basaba en un apoyo mutuo incondicional. Alexia asistía a todos los eventos importantes en el hospital, desde galas benéficas hasta conferencias médicas, siempre orgullosa de estar al lado de Elena. De igual manera, Elena no se perdía ni un solo partido de Alexia, animándola desde las gradas con pasión y devoción.
"Es increíble verte jugar," le decía Elena a Alexia después de cada partido. "Eres una reina en el campo."
Alexia solo sonrió ante el comentario de ahora su chica, para luego besarla con cariño. "Y tú eres una reina en el hospital."
El contacto físico era una constante en su relación. Ya fuera tomarse de la mano mientras caminaban por la calle, abrazarse al llegar a casa después de un día largo, o besarse en la cocina mientras preparaban la cena, cada toque era una reafirmación de su amor y compromiso.
Un fin de semana, decidieron tomarse un respiro de sus ajetreadas vidas y planearon una escapada a la playa. Era un pequeño rincón apartado, lejos del bullicio de la ciudad, donde podían relajarse y disfrutar de la tranquilidad del mar.
Elena había organizado todo con cuidado. Alquiló una pequeña cabaña cerca del mar, asegurándose de que estuviera equipada con todo lo necesario para unos días perfectos. Al llegar, ambas se sintieron aliviadas y emocionadas por la perspectiva de unos días de descanso.
La primera mañana en la playa, se despertaron temprano y caminaron de la mano por la orilla, disfrutando del sonido de las olas y el aire salado. Se detuvieron a menudo para recoger conchas y piedras, riendo como niñas y compartiendo historias de su infancia.
"Recuerdo que solía venir a la playa con mis padres," dijo Alexia, sosteniendo una concha en la mano. "Siempre buscaba la más bonita para llevármela a casa."
"Yo también," respondió Elena, sonriendo. "Era uno de mis lugares favoritos. Me alegra estar aquí contigo ahora."
Pasaron el día nadando, tomando el sol y simplemente disfrutando de la compañía mutua. En la tarde, se acomodaron en una manta sobre la arena y disfrutaron de un picnic que Elena había preparado, lleno de frutas frescas, quesos y vino.
Las noches en la playa eran mágicas. Sin la luz de la ciudad, las estrellas brillaban con una intensidad deslumbrante. Una noche, después de cenar, decidieron caminar por la playa, sus pies descalzos hundiéndose en la arena fresca.
"Es tan hermoso aquí," dijo Alexia, mirando hacia el cielo estrellado. "Podría quedarme así para siempre."
Elena se acercó más a ella, abrazándola por la cintura. "Yo también. Este lugar es perfecto, pero lo mejor de todo es estar contigo."
Se detuvieron y se sentaron en la arena, mirando las estrellas y hablando de todo y nada. Cada palabra, cada risa, cada mirada compartida reforzaba el vínculo entre ellas. En esos momentos, el mundo exterior dejaba de existir y solo importaban ellas dos.
"Te quiero, Elena," dijo Alexia suavemente, acariciando la mejilla de Elena.
Elena sonrió, sintiendo una oleada de felicidad. "Yo también te quiero, Alexia."
Se besaron bajo las estrellas, un beso lleno de amor y promesas de un futuro juntas.
Después de unos días en la playa, regresaron a la ciudad, sintiéndose renovadas y más unidas que nunca. La calma y la tranquilidad de la escapada habían sido exactamente lo que necesitaban para recargar energías y enfrentar sus vidas con una nueva perspectiva.
Volvieron a sus rutinas, pero el amor y la conexión que habían fortalecido en la playa seguían presentes. Cada día era una nueva oportunidad para demostrarse su amor y apoyo, para construir juntos un futuro lleno de esperanza y felicidad.
Elena continuaba destacando en su carrera médica, ganándose el respeto y la admiración de sus colegas y pacientes. Su dedicación y pasión por su trabajo eran evidentes en cada cirugía, en cada consulta. Alexia, por su parte, seguía brillando en el campo de fútbol, liderando a su equipo con determinación y gracia.
A pesar de sus vidas ocupadas, siempre encontraban tiempo para estar juntas. Las noches en el apartamento de Elena o en el de Alexia se llenaban de risas, conversaciones profundas y momentos de ternura. Cocinaban juntas, veían películas abrazadas en el sofá y se besaban con una pasión que nunca parecía disminuir.
El contacto físico seguía siendo una parte esencial de su relación. Alexia adoraba abrazar a Elena por detrás mientras cocinaba, besándola suavemente en el cuello. Elena, por su parte, amaba acariciar el cabello de Alexia mientras se relajaban en el sofá, sintiendo la suavidad de sus mechones entre los dedos.
"Me encanta estar así contigo," decía Alexia, su voz un susurro en la oscuridad de su habitación. "Me haces sentir completa."
Elena sonreía, sus ojos brillando de amor. "Y tú me haces sentir amada. Nunca he sido tan feliz como lo soy contigo."
Aunque no hablaban explícitamente del futuro, ambos sabían que querían seguir juntas. Cada pequeño gesto, cada palabra de cariño, cada beso, eran promesas silenciosas de un compromiso profundo. Estaban construyendo un futuro juntas, paso a paso, día a día.
La vida les había dado una segunda oportunidad, y estaban decididas a aprovecharla al máximo. A pesar de los desafíos y las pruebas, su amor seguía creciendo, fortaleciéndose con cada experiencia compartida.
El amor entre Alexia y Elena era palpable, una fuerza que los impulsaba a ser mejores y a enfrentar cualquier obstáculo. Cada día, cada momento compartido, era un testimonio de su amor y compromiso mutuo.
La tranquilidad temporal que estaban disfrutando no era solo un respiro de los desafíos que habían enfrentado, sino también una oportunidad para fortalecer su relación y prepararse para lo que viniera. Sabían que juntos podían superar cualquier cosa, y esa certeza les daba la paz y la fuerza para seguir adelante.
En esos días de calma y amor, Alexia y Elena encontraron un refugio en el uno al otro, un lugar donde podían ser ellos mismos y donde su amor podía florecer sin restricciones. Era un amor que no necesitaba palabras para ser entendido, un amor que se manifestaba en cada mirada, cada caricia, cada beso.
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Ecos de Amor - Alexia Putellas
FanfictionAlexia Putellas, una destacada futbolista, y Elena, una talentosa cirujana, se encuentran en una gala de caridad y se enamoran rápidamente. Sin embargo, sus vidas llenas de secretos y responsabilidades ponen a prueba su relación. Juntas, luchan por...