Capítulo 26: Búsqueda Desesperada

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La vida de Alexia y Elena había comenzado a retomar un semblante de normalidad. Aunque la amenaza de Marco nunca estaba completamente ausente de sus mentes, habían aprendido a vivir con la vigilancia constante y el apoyo de su equipo de seguridad. Sin embargo, en el fondo, ambas sabían que Marco no se había rendido. Y un día, esa amenaza latente se volvió una pesadilla tangible.

Era un día crucial para Alexia. Su equipo tenía un partido importante, uno que decidiría su posición en la liga. Aunque había intentado mantenerse enfocada en el juego, los eventos recientes y la constante preocupación por la seguridad de Elena pesaban en su mente.

Elena, por su parte, había insistido en que Alexia debía concentrarse en su carrera. "Voy a estar bien," le había asegurado aquella mañana con una sonrisa. "Tengo un equipo de seguridad a mi alrededor y me estarán vigilando de cerca."

Alexia había abrazado a Elena, tratando de calmar el nudo de preocupación en su estómago. "Solo prométeme que te cuidarás."

"Siempre," había respondido Elena antes de despedirla con un beso en su mejilla

Marco había estado tramando su próximo movimiento durante semanas. Observaba a Elena y su equipo de seguridad, esperando el momento perfecto para atacar. Conocía la rutina de Elena y había encontrado una debilidad que podía explotar. Sabía que en la ausencia de Alexia, tendría una oportunidad.

Elena había decidido pasar la tarde en casa de una amiga, Clara, que vivía a unas pocas calles de su apartamento. Quería distraerse mientras esperaba a que el partido de Alexia terminara. Clara, era una de las pocas personas en quienes Elena confiaba plenamente.

"Te lo agradezco, Clara," dijo Elena mientras se sentaban en la sala de estar de su amiga. "Necesitaba un poco de normalidad."

"No te preocupes," respondió Clara con una sonrisa. "Sabes que siempre eres bienvenida aquí."

Sin embargo, en el camino de regreso a su apartamento, cuando el equipo de seguridad estaba menos vigilante debido a la familiaridad de la ruta y el entorno seguro, Marco hizo su jugada. Emboscó el coche de Elena utilizando un vehículo para bloquear su camino y hombres armados para neutralizar a los guardias.

Elena fue sacada del coche con violencia. Uno de los hombres de Marco presionó un pañuelo empapado en cloroformo contra su rostro. La visión de Elena se nubló y perdió la conciencia mientras la arrastraban hacia una camioneta. Los guardaespaldas de Elena, aturdidos y desarmados, no pudieron reaccionar a tiempo para salvarla.

Marco había planeado el secuestro meticulosamente. Sabía que el equipo de seguridad de Elena era competente, pero también sabía que la familiaridad a menudo conducía a la complacencia. Había pasado semanas estudiando sus patrones, buscando una debilidad que pudiera explotar. Cuando finalmente encontró su momento, no dudó en actuar.

Dentro de la camioneta, Elena fue atada y amordazada. Cuando recuperó la conciencia, estaba en una habitación oscura y fría, atada a una silla. La cabeza le dolía y sus muñecas estaban dolorosamente apretadas por las cuerdas. Al principio, el pánico la invadió, pero luego la calma profesional de su entrenamiento médico se impuso.

"Respira, Elena," se dijo a sí misma. "Necesitas mantener la calma."

Miró a su alrededor, tratando de ubicar cualquier cosa que pudiera ayudarla a liberarse. Pero la habitación estaba vacía, salvo por la silla en la que estaba atada y una pequeña mesa en una esquina.

La puerta se abrió y Marco entró, una sonrisa cruel en su rostro. "Bienvenida, Elena."

"¿Qué quieres, Marco?" preguntó Elena, su voz temblando pero desafiante.

Ecos de Amor  - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora