Capítulo 72: Nuestra Bebe

129 7 0
                                    

Después de meses de espera y trámites interminables, Elena y Alexia finalmente recibieron la noticia que habían estado esperando: Isabella sería oficialmente su hija. La llamada llegó una mañana de lunes, justo cuando Elena se preparaba para salir al trabajo.

El teléfono sonó y, al contestar, Elena escuchó la voz alegre de la señora Rodríguez, la trabajadora social que había estado con ellas durante todo el proceso.

"¡Elena, tengo buenas noticias! La adopción de Isabella ha sido aprobada oficialmente. ¡Felicidades! Pronto podrán llevarla a casa."

Elena sintió que el mundo se detenía por un momento. Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras agradecía a la señora Rodríguez. Apenas colgó, corrió hacia Alexia, que estaba en la cocina preparando el desayuno.

"¡Alexia! ¡Lo logramos! ¡Isabella va a ser nuestra hija!"

Alexia dejó caer el cuchillo que tenía en la mano y corrió hacia Elena, abrazándola con fuerza. Las dos lloraron de alegría, sabiendo que su sueño de formar una familia finalmente se estaba haciendo realidad.

Elena y Alexia tenían una semana para preparar todo antes de traer a Isabella a casa. Pasaron cada momento libre asegurándose de que todo estuviera perfecto. Pintaron la habitación de Isabella de un suave color rosa, llenándola de juguetes y peluches que habían estado acumulando durante los meses de espera.

"Quiero que se sienta amada desde el primer momento en que entre por esa puerta," dijo Alexia mientras colgaba una lámpara móvil sobre la cuna.

Elena asintió. "Ella es nuestra hija ahora, y haremos todo lo posible para que se sienta segura y feliz."

El día de la reunión llegó, y Elena y Alexia se dirigieron al hospital donde Isabella había estado recibiendo tratamiento. La emoción y los nervios se mezclaban mientras caminaban por los pasillos que ahora les resultaban tan familiares.

La señora Rodríguez las recibió en la entrada y las llevó a la sala donde Isabella las esperaba. La pequeña estaba en una cuna, mirando curiosa a su alrededor con sus grandes ojos marrones. Al ver a Elena y Alexia, una sonrisa se dibujó en su rostro.

"Hola, Isabella," dijo Elena con ternura mientras se acercaba a la cuna. "Soy tu mamá Elena, y ella es tu mamá Alexia. Estamos aquí para llevarte a casa."

Alexia tomó la mano de Isabella y le susurró suavemente: "Te hemos estado esperando, pequeña. Bienvenida a tu familia."

La señora Rodríguez sonrió, viendo la conexión inmediata entre las tres. "Es un momento hermoso. Les deseo toda la felicidad del mundo."

El viaje a casa fue tranquilo, con Isabella dormida en su silla de auto. Elena y Alexia se miraban de vez en cuando, aún incrédulas de que este momento finalmente hubiera llegado.

"¿Te das cuenta? Ya es nuestra hija," dijo Alexia en voz baja, sin querer despertar a Isabella.

Elena asintió, con lágrimas de felicidad corriendo por sus mejillas. "Sí, y prometo que haremos todo lo posible para darle la mejor vida."

Al llegar a casa, Alexia cargó a Isabella mientras Elena abría la puerta. La pequeña se despertó al entrar, mirando con curiosidad su nuevo entorno. Cuando entraron en su habitación, sus ojos brillaron al ver los colores y los juguetes.

"Bienvenida a tu hogar, Isabella," dijo Elena, colocando a la niña en su cuna nueva. "Este es tu espacio, tu lugar seguro."

Los primeros días fueron una mezcla de alegría y adaptación. Isabella estaba acostumbrándose a su nuevo entorno y a sus nuevas mamás. Cada día traía un nuevo descubrimiento, tanto para la pequeña como para Elena y Alexia.

Elena había tomado unas semanas de licencia en el hospital para poder estar en casa con Isabella. Alexia, aunque seguía entrenando, se aseguró de pasar el mayor tiempo posible con su hija y esposa.

"Es increíble cómo cada día trae algo nuevo," dijo Alexia una tarde, mientras Isabella jugaba con unos bloques de colores en el suelo del salón. "Ver cómo descubre el mundo es una experiencia única."

Elena asintió. "Y saber que estamos aquí para guiarla y protegerla hace que todo valga la pena."

Aunque la alegría era inmensa, también hubo desafíos. Isabella, con su historia médica, requería visitas regulares al pediatra y especialistas para asegurar que todo estaba en orden. Había noches en las que se despertaba llorando, y Elena y Alexia se turnaban para consolarla.

"Es normal que tenga dificultades para dormir," les explicó el pediatra. "Está adaptándose a un nuevo entorno y a nuevas personas. Lo importante es que sienta su amor y apoyo constantemente."

Elena y Alexia se aseguraron de crear una rutina estable para Isabella, con horarios regulares para las comidas, siestas y tiempo de juego. Sabían que la consistencia era clave para que la pequeña se sintiera segura y protegida.

Eli, la madre de Alexia, fue un pilar fundamental durante este tiempo. Visitaba con frecuencia, ayudando con las tareas del hogar y brindando apoyo emocional.

"Es una bendición tener a Isabella en la familia," decía eli mientras sostenía a la pequeña en sus brazos. "Es una niña fuerte y valiente, y ustedes están haciendo un trabajo maravilloso como madres."

Elena y Alexia se sentían agradecidas por el apoyo incondicional de María y de sus amigos. Sabían que no estaban solas en este viaje y que contaban con una red de apoyo sólida.

Con el tiempo, la vida cotidiana se fue estabilizando. Isabella se adaptó a su nueva rutina, y Elena y Alexia encontraron un equilibrio entre sus responsabilidades laborales y familiares.

Elena volvió al trabajo en el hospital, confiando en una niñera de confianza para cuidar a Isabella durante el día. Alexia, por su parte, continuó con sus entrenamientos y partidos, pero siempre se aseguraba de estar presente en los momentos importantes de la vida de su hija.

Elena y Alexia sabían que el viaje de la adopción no terminaba con la llegada de Isabella a su hogar. Cada día era una nueva oportunidad para demostrar su amor y compromiso, para apoyar a su hija en su crecimiento y desarrollo.

La llegada de Isabella transformó la vida de Elena y Alexia de maneras que nunca hubieran imaginado. Cada día estaba lleno de desafíos, alegrías y momentos de crecimiento. A través de todo, su amor y dedicación como madres las guiaron, creando un hogar lleno de amor, seguridad y esperanza para su hija.

Elena y Alexia sabían que el futuro traería más desafíos, pero también más momentos de felicidad y realización. Con Isabella a su lado, estaban listas para enfrentar cualquier cosa, sabiendo que juntos podían superar cualquier obstáculo.

Ecos de Amor  - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora