El mirador

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-Ángela, por qué la has tratado así? La pobre no ha hecho más que ayudarnos- le preguntó Mario mientras abría la puerta del portal.

-Preguntaba mucho, no me gusta la gente que pregunta tanto. Olvidemos a la señora. Vamos, que tenemos que encontrar la casa de María.- Respondió Ángela sin intención de seguir con el tema.

Mario permaneció callado, no quería seguir peleando. Estuvo todo el camino apreciando lo bonito que era el pueblo. Le parecía haber estado allí, y esos flashbulbs no dejaba de darle vueltas. No entendía de que conocía a esa chica. Según Ángela, esta era la primera vez estando en este pueblo.
Mario no quiso preguntar a Ángela porque sabía que era una perdida de tiempo. La rubia le diría lo de siempre "son imaginaciones tuyas".
El estaba verdaderamente harto de Ángela. Desde que llegaron a España, la rubia había cambiado de una manera impresionante. No sabía ni cómo ni por qué había cambiado así. Sin duda, ella no era así, o eso el creía.

***

-Hemos llegado!- Dijo Ángela tras haber estado dando una gran vuelta por el pueblo durante horas y media.

-Por fin! me duele mucho la cabeza y los pies.- Respondió Lucas llevando una mano a su cabeza.

-Llamo a María, para que nos abra.- Informo Ángela.
La rubia estuvo llamando a su amiga pero está no respondía.

-Joder!, pero y está retrasada? por qué no contesta?- Se preguntó Ángela tras llamarla varias veces sin éxito.

-Amor, son las tres de la mañana. Normal que no contesté.-

-Mejor callate, que me estoy cabreado.- Respondió ya cabreada Ángela.

Mario se quedó callado, no quería discutir con ella. No era ni el momento ni el sitio adecuado.

Pasaban los minutos y nadie contestaba. Ángela, aún enfadada llamo al telefonillo muchas veces.

-Esta chica es inútil no, lo siguiente.- Dijo Ángela al ver el mensaje de su amiga.

-Que pasa ahora?- intervino Mario.

-Que no está, que se ha ido de fiesta por ahí.
Pero dice la tía que nos ha dejado la llave en una planta.
Tú ves alguna planta por aquí?- Dijo incrédula Ángela.

-Mira, aquí, en el jardín hay una planta.- Mario se acercó a la planta que había en el jardín, metió la mano en la maceta y encontró unas llaves.

-Venga, abre.- Respondió Ángela con mala gana.

Mario abrió la puerta de la casa y por fin pudieron entrar.

Sin apenas intercambiar palabras, los dos se fueron a dormir.

***

Por un lado...

Sonaba la alarma. Naiara con pereza sacó la mano de debajo de la almohada y apagó la alarma.

Eran las seis de la mañana. Naiara le prometió a Carmen ir pronto. Se levantó con mucho cansancio y vio como Mateo aún seguía durmiendo.

Como siempre, se ducho y se hizo su café.

Iba a despertar a Mateo, pero era muy pronto. Como sabía que no iba a tardar en hablar con Carmen, decidió dejarlo con Paul, si podía.

-Paul...Paul..despierta porfi.- Susurro Naiara intentando levantar a Paul.

-Que pasa, Nai?- Dijo somnoliento Paul.

-Me tengo que ir y no se con quien dejar a Mateo. Puedes cuidarle, por favor?- le preguntó Naiara.

-ehmm, si, claro. - respondió con la voz ronca.

SI QUIERES PASA ADENTRO...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora