"no podemos"(4/5)

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LUCAS.

si, la hablé, pero iba a ser la ultima vez.
Ese mensaje era una despedida.

Yo a ella ya no la hacía feliz y eso lo notaba.

Ahora estaba en camino, pensando en cómo saludarla.

<<un simple hola?>> me pregunté.
<un abrazo?>> pensé.

<<ya, Lucas, te estás poniendo más nervioso>>
decidí dejar de pensar, pero a quien le estaba mintiendo? era imposible.

No dejaba de pensar en ella.
Cuando giré y vi que me iba acercando a aquella cafetería, los nervios no tardaron en aparecer.

Mis manos temblaban.

Mis piernas también.

No sabía cómo seguía conduciendo.

<<tranquilo, Lucas, tranquilo>> me intenté tranquilizar cuando aparqué en frente de la cafetería.

Salí del coche, tras estar unos segundos intentando regularizar mi respiración.

<<allá voy>> dije entrando a la cafeteria.

Busque por todos lados, pero no había rastro de naiara.

Le mandé un mensaje en busca de una respuesta, pero antes de que ella pudiera responder, la encontré.

Espera...ella estaba con...con Enrico?

Que hacía con el?

Me tense. Todo mi cuerpo se tenso.
Levantó la mirada y me encontró a mí ya mirándola.

Ella también estaba nerviosa.
Lo sentía.

<<respira. Recuerda por lo que has venido>> me dije a mí mismo, antes de acercarme a ellos.

-hola.- dije, haciendo que Enrico se girara y me mirará.

-h-h-hola.- balbuceó Naiara.

-hola. Tú eras lucas, verdad?- preguntó Enrico, haciendo que le mirara.

-si, me recuerdas.- <<Lucas, basta, has venido por tu hijo>>
-lo siento, no quiero interrumpir lo que estabais haciendo. He venido a por mí hijo y me voy.- aclaré.

Naiara me miraba nerviosa.

-si, ehmm, aquí está- me habló Naiara dándole a Mateo.

-ya...ya sabes que todo está en su bolsa, pero si necesitas algo me puedes llamar.- dijo.

-no creo que sea necesario.- respondí, enfadado.

-lo siento, Enrico. Necesito hablar con él a solas. Ahora vuelvo.- Dijo Naiara antes de cogerme del brazo y llevarme a otra mesa.

-lo siento. Yo...yo no pensé que habíamos quedado a la misma hora.- por qué se disculpaba? no tenía que hacerlo.

-naiara, no somos nada. Tú me lo dijiste la otra vez. No me tienes que explicar nada. Estás rehaciendo tu vida, está bien. Yo, me iré con mi hijo y os dejaré tranquilos.- respondí, inentando sonar lo más indiferente posible.

-pero...-la corté.

-pero nada Naiara. Me voy. Mañana ven a por mateo.- dije, después de coger las cosas de Mateo e irme, sin mirar atrás.

Me adentré al coche. Puse a Mateo en su silla y me senté a su lado.

-tu me entiendes, verdad?- pregunté, mirando a Mateo jugar.

-crees que he hecho bien en alejarme?- pregunté una vez más, sin recibir respuesta.

-papa, pupa.- me dijo, señalándome su herida de la rodilla.

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