1

769 39 49
                                    

"Había una vez un reino próspero, conocido por sus vastos campos verdes, ríos cristalinos que se unían para desembocar en un precioso mar azul y una población feliz y trabajadora. El rey Aldric gobernaba con justicia y sabiduría, y bajo su liderazgo, el reino de Eldoria floreció. Los habitantes vivían en armonía, celebrando festivales y cosechas abundantes, y el reino era conocido por su hospitalidad y generosidad.

Sin embargo, la paz no duraría. En las sombras, el consejero real, Mordred, ambicionaba el trono. Con astucia y engaños, convenció a varios nobles de que el rey Aldric planeaba despojarles de sus tierras. Mordred susurraba mentiras en los oídos de los nobles, sembrando semillas de desconfianza y codicia. La traición se gestó en silencio, y una noche, Mordred y sus seguidores atacaron el castillo.

El rey Aldric fue asesinado, y el reino cayó en el caos. Los leales al rey se enfrentaron a los traidores, y el reino se sumió en una guerra civil que duró décadas. Las batallas fueron feroces, y las pérdidas, incalculables. Las tierras fértiles se convirtieron en campos de batalla, y los ríos se tiñeron de rojo. Las aldeas fueron arrasadas, y las familias se dividieron, con hermanos luchando en bandos opuestos.

Finalmente, exhaustos y sin esperanza de victoria, los líderes de ambos bandos decidieron dividir el reino en dos. Así nacieron Eldoria del Norte, gobernada por los descendientes de Aldric, y Eldoria del Sur, bajo el mando de los seguidores de Mordred. La división trajo un respiro temporal, pero no la paz. Las fronteras se convirtieron en zonas de conflicto constante, y cada reino culpaba al otro por la guerra interminable.

Los habitantes del Norte crecieron odiando a los del Sur, y viceversa. Las historias de traición y venganza se contaban de generación en generación, alimentando el rencor. Los niños jugaban a ser guerreros, soñando con vengar las injusticias de sus antepasados"

Jeff

Todos mueren. Es una verdad innegable que nos une a todos, sin importar quiénes seamos o de dónde vengamos. Pero, ¿es realmente malo morir? No lo creo. Me gusta imaginar que, al morir, uno se traslada a un lugar donde las preocupaciones y el dolor ya no existen, un refugio de paz y serenidad.

El verdadero desafío no es para quienes se van, sino para aquellos que se quedan.

Mi padre era también el rey, y eso hacía que lo viera más como un monarca que como un padre. Sus miradas eran siempre duras y escrutadoras, como si cada gesto mío fuera duramente evaluado. Pero, en esos raros momentos en que creía que nadie lo observaba, su expresión se suavizaba, y sus ojos se llenaban de una calidez inexplicable que me envolvía el corazón.

Era su tercer hijo, el único de su segunda esposa y su único hijo omega. Estaba claro que, por eso, no tenía ninguna posibilidad de aspirar al trono. Mi destino parecía ser el de consorte en algún reino lejano o quizás de un conde en el nuestro.

Todos dicen que adoraba a mi madre. A diferencia de su primer matrimonio, arreglado políticamente en su infancia, este había sido por amor. Y dicen que ese amor fue lo que la mató. Nunca entendí por qué lo decían. Ella murió por complicaciones tras mi nacimiento, como si insinuaran que yo fui el culpable, que yo la maté. Quizás por eso mi padre... no me quisiera tanto.

Mi padre tenía dos hijos de su primer matrimonio: Kael y Charlie, ambos alfas fuertes y valientes que me cuidaban como su tesoro más preciado. En el vasto y frío palacio, ellos eran los únicos que realmente sentía que me querían.

Años después de la muerte de mi madre, la concubina real ascendió al trono como reina, y su hijo Winner, que tenía la misma edad que Charlie, se convirtió en el tercero en la línea de sucesión. La reina era una figura enigmática. Su voz siempre era dulce y su sonrisa constante, pero esa sonrisa nunca alcanzaba sus ojos, dejando una sensación de frialdad que helaba el alma. Mis hermanos se comportaban como gatos erizados cada vez que la veían, y la situación solo empeoró con la reciente muerte de nuestro padre.

Corazones en guerra (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora