31

229 29 49
                                    

Jeff

Lo primero que percibí, incluso antes de abrir los ojos, fue su aroma. Solo con eso ya sentía que todo estaría bien. Su fragancia me llenaba el corazón de una sensación cálida y me hacía sentir seguro y protegido.

Abrí los ojos lentamente, sintiendo los párpados sumamente pesados. Me giré suavemente para ver a Alan, quien se encontraba sentado a mi lado, durmiendo con la cabeza apoyada en la orilla de la cama. Esa imagen me llenó el corazón. Ah, todo estaba tan mal, solo con verlo mi corazón se aceleraba y se llenaba de una sensación cálida. Miré el techo, decorado con delicadas siluetas de estrellas.

Todo había salido bien, pero me sentía... triste. Era una tristeza extraña. Es como una pena enorme que me vacía por dentro, como si se hubiera perdido un fragmento de mi alma y que hace que se inunden mis ojos de lágrimas. Sentía un nudo en la garganta, una opresión en el pecho que me dificultaba respirar. Después de todo antes de pensar que me gustaba, lo consideraba mi amigo. Mi único amigo, antes de Way.

Volteé para ver a Alan de nuevo. Alan había destruido poco a poco la barrera que había construido a mi alrededor. Aunque sea doloroso y no pueda borrar por completo la ansiedad y la confusión, tal vez pueda abrirme un poco... al menos poco a poco. Sus gestos de ternura, su paciencia infinita, me daban esperanza.

Hace mucho tiempo leí que, si alguien no es para ti, el universo te enviará señales. Pero yo... yo me resistía a verlas. En mi defensa diré que él fue amable. Y que fui feliz. También decía que, si algo no se daba, se llamaba protección divina. Así que imagino que cuando conocí a Alan y perdí la piedra que le daría a Bank, fue su manera de evitar que cometiera ese error. Fue su manera de empujarme hacia Alan. Si no lo hubiera conocido... si no nos hubieran obligado a casarnos, yo ahora... lo entiendo. Lo entiendo muy bien, pero no puedo evitar sentirme triste. Bank... él no estaba del todo equivocado. Alan es un futuro rey. La separación se acerca cada vez con pasos agigantados. Y me duele el corazón.

Puedo ver cómo se mueve un poco antes de abrir los ojos sin prisa y nuestras miradas se encuentran. Sus ojos se amplían y me sonríe tiernamente, mientras acerca su mano para acariciar suavemente mi cabello. Su toque era delicado, como si temiera romperme, y su sonrisa irradiaba una calidez que me envolvía por completo.

—Estoy tan feliz de poder ver tus hermosos ojos de nuevo —me dijo en un susurro suave—. ¿Cómo te sientes?

—Somnoliento, pero es normal. Los antihistamínicos dan mucho sueño, especialmente cuando son endovenosos —le dije todavía adormilado.

Su mirada se oscureció y perdió brillo. Pude ver la preocupación en sus ojos.

—Antes me dijiste que... no es tu primera vez, ¿cierto? ¿Que tienes una reacción así? —preguntó con cautela, su voz temblaba ligeramente.

—Bueno, soy alérgico. De algún modo se tenían que enterar —esbocé una sonrisa, intentando aliviar la tensión.

—Y todavía sonríes —me dice en forma de queja—. Eso fue tan peligroso. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida. Nunca —me dijo mirándome, pareciendo tan vulnerable—. Pensé que no volvería a ver tu dulce mirada y solo de pensarlo ya sentía que mi corazón se estaba rompiendo.

—Lo siento, yo no debí... —intenté decir con voz temblorosa, sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos.

—Tú no tienes la culpa de nada, ya ese chico confesó. Estás seguro, todo está bien —me aseguró sin dejar de acariciar mi cabello tiernamente. Su voz era un bálsamo para mi alma herida.

—¿Confesó? —pregunté confundido.

—Fue contratado por los Darnay. Pete y Charlie se están encargando.

Corazones en guerra (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora