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Charlie

El carruaje se movía sin prisa, sus ruedas crujían suavemente sobre el camino de tierra. A través de la ventana, los paisajes pasaban como un borrón de colores, pero mis ojos no se fijaban en ellos. Pete nos había puesto contra la pared. Él, de todas las personas, debería entender nuestros sentimientos. Había sido el amigo más cercano de Kael y, pensé que consideraba a Jeff también como su propio hermano pequeño.

Jeff se aferró con fuerza a mí, su rostro aún pálido. —Charlie, ¿Qué vamos a hacer? —susurró, su voz llena de preocupación y miedo—. No podemos permitir que nuestro reino caiga en la ruina.

—Lo sé, Jeff —respondí, tratando de mantener la calma—. Pero debemos pensar con claridad. Pete nos ha dado un mes para proponer otras ideas. Todo saldrá bien.

El asintió ligeramente. Claramente la opción del matrimonio no era viable, especialmente por el problema de Jeff. Pero, tampoco podíamos abogar a esto sin exponer a Jeff al escrutinio y prejuicio. Si, tal vez el ya se hubiera comprometido previo a la reunión...

—Jeff, lo que tenías planeado para esta noche... — empecé a decir de forma cautelosa. Jeff se había separado de mi en la fiesta para buscar a Bank. Luego no era capaz de encontrarlo para la reunión y apareció poco después con ropa que claramente no era suya. ¿Qué había ocurrido?

—Lo siento, Charlie. Yo... no pude hacerlo. La perdí. Perdí lo que le pensaba dar a Bank y luego... luego ocurrió todo esto— se disculpaba Jeff en un hilo de voz, apretando con fuerza en borde de su chaqueta.

—No tienes por qué disculparte, Jeff. Tranquilo, cuando algo debe ocurrir siempre encontrara el modo de hacerlo. No debes presionarte — le dije de forma suave para tratar de reconfortarlo. Se lo duro que había trabajado para esta noche, pero lo que sucede al final siempre es lo mejor.

Jeff emitió un suspiro tembloroso y luego frunció el ceño. —Charlie, dime la verdad, ¿puedes percibir las feromonas que me aplico como si no fueran mías? Es decir, ¿Cómo si usara perfume?

Me giré a verlo, perplejo por la extrañeza de su pregunta. Cuando se acercó su debut social, su nana Pean lo presentó como una posible solución: usar feromonas como un perfume para hacerlas pasar por suyas. El aroma que se mandó a diseñar estaba inspirado en el aroma natural de Jeff: fresas. Cuando se lo aplicó la primera vez, no negaré que fue extraño. Pero la razón era que ya conocía su aroma natural y sentir un aroma que, aunque se pareciera, nunca sería el mismo, confundía mis sentidos. Una vez que me acostumbré, no encontré la diferencia. Si me acercaba lo suficiente, como en un abrazo, podía sentirlo y, en lo profundo, sutil, muy sutil, su esencia. Eran tan parecidas que danzaban en armonía y se superponían en una aparente perfecta combinación. Así que tanto Kael como yo le aseguramos que nadie lo notaría. Y todo había salido bien hasta ahora.

—Ya habíamos hablado de esto, Jeff. No, no lo parece. Se siente natural, apenas puedo percibir una muy, muy sutil diferencia porque te conozco desde siempre y aun así me cuesta —le expliqué, tratando de darle confianza.

—Pero... entonces... —me dijo en un susurro tembloroso mientras sus labios temblaban

— ¿Qué ocurre? —pregunté preocupado.

—Lo detesto, Charlie, realmente lo detesto —me soltó mientras sus lágrimas empezaban a fluir incontrolablemente. Me quedé perplejo por un segundo sin saber qué hacer—. Ese chico, todo es culpa de él. Perdí la piedra que tanto me costó encontrar para Bank y él, él fue tan insensible. Y luego en el baile... —continuaba Jeff como si hubiese estallado sin poder contenerse; mientras continuaba llorando desconsoladamente—. En el baile él... él solo hizo lo posible por humillarme. Una clase de baile, Charlie. Se atrevió a darme una clase de baile. ¡Ya sé lo obvio! ¡Lo sé! Sé que no soy bueno bailando, pero no es mi culpa. Lo que no se practica se olvida y yo... no es como si me sacaran siempre a bailar. Y estaba asustado, después de todo él era del sur. Así que todo fue un desastre, pero luego... luego se atrevió a preguntarme si usaba perfume. ¡Me lo preguntó como quien pregunta el clima! ¡Eso no se pregunta! ¡Es cortesía! Me sentí tan avergonzado. Nunca me había sentido tan avergonzado en mi vida. Yo... yo realmente lo detesto. Sí, sí, me obligan a casarme con él y se entera de mi defecto, que inevitablemente va a suceder, me pateará como un perro no sin antes exponerme para mi humillación y vergüenza. Pero si no lo hacemos, entonces... entonces será la ruina del reino. No importa lo que haga o deje de hacer, siempre seré un desastre. ¿Por qué no puedo serles útil? Yo solo quería ayudar, aunque fuera manteniéndome a distancia, pero ahora... ahora... —terminaba desconsolado.

Corazones en guerra (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora