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Alan

Los primeros rayos del sol se filtraron a través de las rendijas de las cortinas, pintando la habitación con un suave resplandor dorado. El aire estaba lleno de una calma serena, y el canto de los pájaros afuera añadía una melodía tranquila al despertar. Me desperté lentamente, sintiendo la calidez del sol en mi piel. Me giré para ver a Nu, profundamente dormido. Su cabello despeinado caía en suaves mechones sobre su frente, y sus manos descansaban debajo de su mejilla, dándole un aspecto inocente y tierno, como el de un niño pequeño. Nunca podría acostumbrarme a esta vista; siempre lograba estremecer mi corazón.

Observé cómo sus pestañas largas y oscuras temblaban ligeramente, y una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios. Me acerqué un poco más, disfrutando de la paz de ese momento, sintiendo una profunda gratitud por tenerlo a mi lado. "Buenos días, amor...", susurré, pero me interrumpí al ver que se levantaba de golpe y corría con prisa al baño.

Mi corazón se aceleró, y una ola de pánico me invadió. ¿Qué estaba mal? Me levanté rápidamente, con el miedo apretando mi pecho, y lo seguí hasta el baño. Al llegar, lo encontré riendo entre arcadas. "Es solo el bebé saludando", dijo con una sonrisa pálida. Me relajé al instante, sintiendo una mezcla de alivio y amor abrumador.

Cada vez que lo veía así, tan vulnerable y fuerte al mismo tiempo, mi amor por él crecía aún más. Me acerqué y lo abracé suavemente, apoyando mi cabeza en su hombro. Sentí su calor y su fuerza, y supe que no había lugar en el mundo donde preferiría estar. "Te amo", susurré, sintiendo que esas palabras no eran suficientes para expresar todo lo que sentía. Nu sonrió y me besó en la mejilla, y en ese momento tuve la certeza de que Nu, tenia la habilidad de hacer, que cada momento fuese perfecto.

Habían pasado apenas unos días de nuestra estadía en el Norte. Nos quedamos allí mientras su salud se estabilizaba y para estar al lado de Charlie cuando tomara el trono. El ambiente en el palacio era solemne, con un aire de anticipación y nerviosismo.

Esa tarde, Nu finalmente comprendió la verdadera naturaleza de la relación entre Babe y Charlie. Charlie, al parecer, aún no había sido claro con Jeff. La revelación fue tan impactante para Nu que no le quedaron dudas. Aunque siendo sinceros, se que en el fondo lo sospechaba.

Esa misma mañana, Nu me había comentado con una sonrisa radiante que estaba muy feliz de que Babe y Charlie se hubiesen hecho amigos tan cercanos.

—¿Amigos? —le pregunté frunciendo el ceño, sintiendo una punzada de confusión. ¿Charlie no le ha dicho nada? Me pregunté internamente.

—Babe le ha ayudado mucho y son muy cercanos. Quiero darle un obsequio a Babe en agradecimiento. No solo por Charlie, sino también por su ayuda la vez anterior. ¿Qué crees que podría gustarle?

—¿La vez anterior? ¿En qué te ayudó? —pregunté, mi curiosidad despertada.

Nu me miró con duda. Abrió y cerró la boca varias veces, incapaz de articular palabra, y finalmente desvió la mirada.

—Nu, ¿en qué te ayudó Babe? —insistí, mi preocupación y sospecha creciendo mientras buscaba su mirada.

—Nada, nada en realidad —dijo sin mirarme, con un ligero temblor en su labio inferior. Estaba ocultándome algo.

—Nu, pensé que nos diríamos todo de ahora en adelante. ¿No confías en mí? —pregunté con un tono lastimero, completando la actuación con un pequeño puchero. Pude ver su mirada en conflicto y cómo tragaba saliva.

—Por favor, no le digas que te dije —me pidió en un hilo de voz.

—No lo haré —le aseguré con una sonrisa suave.

Corazones en guerra (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora