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Jeff

"¿Qué pasa con mi hijo?", espetó mi padre, exigiéndole al médico real una respuesta. La preocupación y la desesperación se reflejaban en su voz, que temblaba ligeramente.

"Lo lamento tanto, su alteza", respondió el médico con voz temblorosa. "El veneno lo estuvo afectando durante mucho tiempo. Cuando sus hormonas comenzaron a desarrollarse con sus primeros celos, su organismo no estaba realmente preparado y solo potenció la eficacia del veneno".

"¡Me dijiste que estaba a salvo!", exclamó mi padre, su voz cargada de ira y dolor.

"Lo está, pero será más sensible a muchas cosas. Podría desarrollar alergias graves a más alimentos de los pocos que tiene ahora. Le haré la prueba lentamente, custodiando cada uno de sus signos vitales para determinar cuáles son antes de exponerlo. Siempre debe tener los medicamentos consigo en caso de emergencia".

"Está... está bien, eso puedo tolerarlo. Solo tendrá una dieta especial", respondió mi padre, tratando de mantener la calma.

"No es solo eso. Lo que ocurrió pasó justo en un momento sumamente delicado de su desarrollo y... El príncipe... no... no puedo percibir prácticamente sus feromonas. En sangre, la cantidad de hormonas que se detectan es ínfima. Sus glándulas recibieron mucho daño, su alteza. El príncipe... él... él no podrá tener hijos".

¿Sabían que lo primero que recupera una persona cuando empieza a despertar es el sentido de la audición? Yo pude escucharlos. Escuché cuando el médico se lo informó a mi padre. En ese momento, no comprendía del todo las implicaciones. No hasta que ella se acercó a mí poco después.

Permanecía en reposo, sintiéndome aún sumamente débil. Pero al menos ya podía respirar. No había calor. El dolor en mi cuerpo, que antes sentía como si me desgarraran por dentro, ahora era tolerable. Estaba perdido en mis sueños hasta que la sentí. Una mano helada moviendo suavemente los mechones de cabello sobre mi frente. Y percibí su aroma. Me giré de golpe, abriendo los ojos de par en par, y me encontré con su sonrisa satisfecha y su fría mirada.

"Shhhh, tranquilo, todo está bien. No te haré nada", susurró suavemente, haciendo que cada vello de mi piel se erizara. Le di un manotazo, tratando de alejar su mano de mí, cada vez más aterrado.

"¿Qué puedo hacerte? Ya estás tan lastimado. Pobre de ti, Jeff. Pareces un juguete roto. Me pregunto, ¿realmente todavía se te puede considerar omega? Los omegas se definen por tres características principales: deben ser hermosos a la vista, emitir exquisitas y dulces feromonas y tener la habilidad de traer descendencia. Eres... eres un poco lindo, pero no deslumbrante. Y las otras dos... bueno, es obvio que ahora ya no las tienes. En todo caso, serías algo así como un omega defectuoso. ¿De qué sirve uno así en realidad? Es casi como si fueras un beta, pero sumamente delicado. ¿Quién tendría la paciencia de tolerarlo? ¿Y de qué sirve un príncipe que no puede tener descendencia? Es tan triste. Conseguirte pareja costará mucho trabajo. Probablemente sean viudos que necesiten de alguien que cuide de sus hijos. Eso si no quieres ser una carga. Tranquilo, tranquilo", me dijo cuando mis lágrimas empezaron a fluir. "Te conseguiremos a alguien. Yo, me estoy encargando personalmente de ti..."

Me despierto sobresaltado, con el corazón latiendo con fuerza, mientras el sudor perlaba profusamente la piel de mi frente. Trato de controlar la respiración. Inhala, exhala. Fue... fue una pesadilla, pero al mismo tiempo... las lágrimas empiezan a fluir de nuevo, nublando mis ojos, pero al mismo tiempo no lo es.

Me encontraba esperando el té preparado por Pean, tratando en vano de concentrarme en el libro en mis manos. Pero las letras se deslizaban y apenas podía entenderlas.

Corazones en guerra (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora