Jeff
El día de la competencia amaneció con un cielo despejado y un sol radiante que iluminaba el bosque con un brillo dorado. Los árboles se mecían suavemente con la brisa. El aire estaba impregnado del aroma fresco de la naturaleza, una mezcla de pino y tierra húmeda que llenaba los pulmones con cada respiración. El ambiente estaba cargado de emoción y anticipación, con los nobles y la familia real preparándose para el evento. Los colores vivos de las banderas ondeando y el murmullo de la multitud creaban una atmósfera vibrante y llena de vida.
Alan y yo caminamos juntos hacia el área de la competencia, yo aferrándome a su brazo tratando de controlar mi ansiedad y nerviosismo. Sentía mi corazón latir con fuerza en mi pecho, cada paso resonando en mis oídos como un tambor. A medida que nos acercábamos, los murmullos y las miradas curiosas de la multitud nos rodeaban, como si fuéramos el centro de un universo expectante. Sabía que todos estaban observando cada uno de nuestros movimientos, y la presión de sus miradas hacía que mis manos sudaran.
—Recuerda, Jeff, solo debemos estar cerca, hablar con susurros y mirarnos dulcemente —me susurró Alan al oído, su voz suave como una caricia, tratando de calmar mis nervios.
—Lo sé —respondí apretando ligeramente su brazo, buscando consuelo en su presencia—. Haré lo mejor que pueda.
Llegamos al área de preparación, donde los caballos ya estaban listos. Su caballo, un majestuoso corcel negro llamado Ébano, estaba siendo preparado por los mozos de cuadra. Me quedé a su lado, observando con fascinación cómo el sol se reflejaba en su lustroso pelaje, creando destellos de luz. Podía sentir la energía y la fuerza de Ébano, su respiración profunda y constante, y me llené de una mezcla de admiración y respeto.
—Es hermoso —dije, acariciando suavemente el cuello de Ébano, sintiendo la calidez de su piel bajo mis dedos.
—Sí, lo es. Y es muy leal. Nos ayudará a ganar hoy —respondió Alan con una sonrisa tierna, sus ojos brillando con determinación.
Mientras terminaban de preparar a Ébano, escuchamos la voz de Way. Todavía me sorprende lo bien que es capaz de actuar en público. Definitivamente son dos Ways: el Way dulce y el... el no tan dulce.
—Sus altezas, qué alegría verlos —decía con una sonrisa dulce y angelical, realizando una ligera reverencia. Hasta cierto punto, su fachada era admirable. Alan le sonrió en respuesta mientras yo lo imitaba con cortesía. Alan me había dicho que eran tan cercanos como hermanos, pero la verdad es que, si no lo hubieran obligado a casarse conmigo, se hubiera casado con Way. Y que todavía podía pasar cuando nos separáramos. Esta revelación siempre me dejaba un sabor amargo y contradictorio que todavía no lograba entender.
—Todos preparados, ya va a empezar —anunciaban a través de los altavoces, y el sonido resonó en el aire, llenando el espacio con una nueva ola de emoción y expectativa.
El entorno estaba lleno de vida y color, con los espectadores acomodándose en sus asientos, sus rostros iluminados por la emoción del evento. Los caballos relinchaban y pateaban el suelo, ansiosos por la competencia. Podía sentir la tensión en el aire, una mezcla de nerviosismo y entusiasmo que parecía vibrar en cada rincón del lugar.
—Recuerda, no te separes de Way — me insistía Alan susurrándome al oído. Se acercó tanto que sentí la calidez de su aliento, erizándome todos los vellos del cuerpo. Asentí con el corazón desbocado.
—Vamos— decía Way mientras me tomaba del brazo con delicadeza, —tomemos nuestros puestos— Mientras nos dirigíamos a las tribunas, el bullicio de la multitud y el aroma a hierba fresca llenaban el aire. El cielo estaba despejado, y el sol brillaba intensamente, bañando el campo de carreras con una luz dorada.
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Corazones en guerra (AlanxJeff)
FanfictionEn un mundo donde dos reinos han sido enemigos desde tiempos inmemoriales, dos príncipes se ven obligados a unirse en matrimonio por razones políticas. Al principio, sus corazones laten en ritmos discordantes, llenos de odio y desconfianza. Sin emba...