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Alan

Estaba lleno de sentimientos contradictorios. Sabía que la visita al norte estaba dentro de la programación que habíamos hecho. Se celebraría el cumpleaños de Charlie y Jeff estaba emocionado por volverlo a ver. Esto volvía a Charlie inmediatamente elegible para tomar su lugar como rey en su reino. Así que me preocupaba que cualquier cosa pudiera pasar.

El viaje en carruaje hacia el norte era largo y el paisaje cambiaba gradualmente. Los verdes campos y colinas de nuestro reino se transformaban en vastas llanuras doradas y montañas majestuosas. El aire se volvía más fresco y el cielo más claro a medida que avanzábamos. Sin embargo, mi mente estaba lejos de disfrutar del paisaje. Ya habían intentado hacerle algo a Jeff en mi reino. Lo harían con más fuerza en su territorio. Así que mientras Jeff sonreía y hablaba alegremente de todo lo que quería mostrarme y de lo que le llevaría a Charlie, yo no podía evitar sentirme cada vez más intranquilo.

Jeff había insistido en invitar además a Way, lo que realmente no me molestaba, ya que también podía ayudar, sino también a Dean. Así que sería otra persona más a cuidar. Pero cuando Jeff lo pidió con su mirada iluminada y una sonrisa dulce, yo no fui capaz de decirle que no.

Después de nuestra pequeña pelea y distanciamiento, nos acercamos todavía más. Jeff empezó poco a poco a hablarme de los libros que leía y de la música que Way le elegía. Podrían parecer tonterías, pero para alguien como Jeff, que antes no decía nada, era realmente un gran avance y muy valioso para mí. Si a eso le sumaba su mirada iluminada y su sonrisa angelical, yo solo me sentía en el cielo.

Lo besaba cada vez que podía. Lo abrazaba. Lo acariciaba con ternura, queriéndole transmitir todo lo que sentía. A veces me encontraba con las palabras en la punta de mi lengua, quería decírselo. Quería dejar de fingir que estábamos fingiendo, pero me llenaba de pánico al pensar que eso lo alejaría otra vez.

El carruaje finalmente llegó a su destino. El palacio del norte se alzaba imponente ante nosotros, con sus torres altas y muros de piedra blanca que brillaban bajo el sol. Las torres estaban coronadas con banderas ondeantes que llevaban el emblema del reino, y las ventanas góticas reflejaban la luz del día, creando un espectáculo deslumbrante. Los jardines que rodeaban el palacio eran un verdadero paraíso. Caminos de grava serpenteaban entre parterres de flores de colores vibrantes, fuentes de mármol que emitían un suave murmullo de agua y estatuas de mármol que representaban a antiguos héroes y dioses.

—¡Llegamos! —exclamó Jeff emocionado, asomándose por la ventanilla del carruaje. Yo le sonreí en respuesta, tratando de ocultar mi preocupación.

Me bajé con prisa primero y le di la mano para ayudarlo a bajar. Él me miró emocionado y sonrió ampliamente antes de dirigir su mirada al palacio y a las personas que venían a recibirnos.

—¡Charlie! —exclamó antes de lanzarse a sus brazos con un cálido abrazo.

Charlie, con su porte majestuoso y su sonrisa cálida, lo recibió con entusiasmo.

—Oh, tienes que decirme cuál es tu secreto —le dijo Charlie estudiando su rostro—. El sur te ha sentado de maravilla, te ves realmente lindo —terminó Charlie dándole una sonrisa cálida.

—Él siempre ha sido lindo, aunque es verdad que se ve más radiante. Mira, mi hermano sigue embobado mirándolo —espetó Babe con burla, mirándome con picardía—. Te dije que cuidaría bien de él —finalizó casi en un susurro a Charlie.

—¿No puedes solo saludarme normal? —pregunté falsamente indignado—. Hace tiempo que no nos vemos, ¿cuánto? ¿Tres meses? —finalicé antes de que me diera un abrazo fraternal.

—Oye, no hay nada divertido en lo normal —exclamó riéndose—. Oh, no puede ser, ¿por qué trajiste a Way? —espetó Babe frunciendo el ceño mientras Way se acercaba seguido de Dean.

Corazones en guerra (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora