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Alan

Sabía que Jeff se sentía tímido y avergonzado por lo que ocurrió anoche. Pero eso no quitaba el dolor que sentía por la enorme distancia que estaba tratando de colocar entre nosotros. Era como si huyera incluso de mi mirada, como si su vida estuviera en riesgo. Y aunque apenas habían pasado unas horas, ya lo extrañaba. Últimamente habíamos estado tan cerca, tan unidos. Quería tocarlo y besarlo. Quería hablar con él y reírnos juntos de las cosas del día o incluso de la historia de nuestros reinos.

"Tiempo, solo debo darle tiempo y ser paciente," pensé, tratando de calmar mi corazón inquieto.

A veces, cuando estamos juntos, me pierdo en sus ojos, esos espejos que reflejan un mundo tan complejo y hermoso. Me pregunto qué secretos guardan, qué sueños y miedos se esconden detrás de esa mirada profunda. Y aunque odio no poder desentrañar todos esos misterios, sé que no puedo forzarlo a confiármelos. Con las prácticas que Way nos había impuesto, empezamos a hablar de muchas cosas. Más bien debería decir, empecé a hacerlo.

Le hablaba de todo, de mi infancia, de lo que había hecho en el día, de lo que me gustaba. Y él me miraba y escuchaba atento. Se entristecía o se reía dependiendo de la historia. Pero él... él nunca me hablaba de sí mismo. Nunca lo hacía.

Yo lo observaba, siempre tratando de descubrir cada vez más cosas nuevas. Cada gesto, cada palabra, era una pieza de un rompecabezas que nunca terminaba de armar. Comprendí que era tímido y sumamente introvertido. Se encerraba demasiado en sí mismo, a tal punto que cuando sentía que alguien intentaba entrar y acercarse, se asustaba como un animalito salvaje y se alejaba. Se protegía tratando de ver todo de manera racional. Por ejemplo, las prácticas. Sé que las lleva tan bien porque se dice a sí mismo que solo son eso, prácticas. Pero también sé que, aunque él no sea consciente de ello, si su corazón no estuviera involucrado, no las haría de la forma en que lo habíamos hecho. Y cuando pasó lo de anoche que se salía del libreto, él simplemente no sabía qué hacer.

Esa noche me enteré de cosas nuevas para añadir a mi pequeño rompecabezas de Nu. Sabía que Nu hizo su debut en sociedad dos años tarde por aparentes problemas de salud. Problemas por los que aparentemente, no podrá tener hijos. Y que muy probablemente eran la causa de que usara el odioso perfume de feromonas. Pero por lo que dijo esa noche, entendí que no fue una enfermedad, fue provocado. Veneno, mencionó. ¿Usaron veneno? ¿Esa es la razón también de su miedo y desconfianza con la comida? ¿Por eso también intenta que su corazón se distancie de todos?

Suspiré, exasperado, sintiendo una mezcla de tristeza y ternura. Quería protegerlo, quería ser el refugio en el que pudiera confiar. Pero sabía que debía ser paciente, darle el espacio y el tiempo que necesitaba para sanar y abrirse. Mientras tanto, seguiría observándolo, amándolo en silencio, esperando el día en que pudiera compartir conmigo todos sus secretos y miedos.

Pero hoy... hoy todo fue peor que nunca. Sabía que esa noche algo estaba mal con Nu. Cada vez que intenta ocultar algo, sus labios tiemblan y desvía la mirada. Sabía que me estaba ocultando algo, pero no pensé que fuera así de grave. Pensaban hacerle algo y él solo pensaba en descubrir a los culpables. Desde el principio he tenido ciertas dudas acerca de cómo ve Nu el peligro, considerando la forma en que lo conocí. Él estaba dispuesto a arriesgarse. No confió en mí para trabajar juntos. No le importaba su seguridad, pero a mí sí.

"Yo no quiero ni puedo perderlo," pienso mientras me acerco a la habitación donde se encuentra ese sujeto. El pasillo está en penumbra, las antorchas en las paredes proyectan sombras inquietantes que parecen bailar al ritmo de mi ansiedad. 

"Oh, qué raro, el príncipe Alan mandando a sus gamberros a hacer lo que él no es capaz," espetaba New con desprecio, su voz resonando en la habitación fría y oscura.

Corazones en guerra (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora