Alan
Yo... yo me había quedado dormido. Esto nunca me había pasado antes. Nunca desde que era muy niño. Siempre me había costado conciliar el sueño, y aún más mantenerlo. Solo el más leve ruido de los pájaros al amanecer era suficiente para despertarme. Y si estaba durmiendo en otro sitio fuera de mi habitación, me era aún más difícil. Despertaba cada rato y no lograba descansar. Debido a ello, tenía dolores de cabeza constantes. Pero... pero esta noche fue diferente. Me quedé dormido rápida y profundamente. De no ser por los golpes en la puerta, no me habría despertado.
El sonido de los golpes me sobresaltó tanto que temí que alguien entrara. Sin pensar, salté encima de Jeff. Lo hice instintivamente, sin realmente pensarlo. Y así, sin pensar, lo mordí. La suavidad de su piel y su aroma; que se intensificó, por un momento me hicieron sentir que empezaba a embriagarme. Luego, sentí su miedo. Su profundo miedo. Y lo vi. Jeff temblaba. Sus preciosos ojos estaban cerrados con fuerza mientras parecía paralizado, conteniendo la respiración. Yo lo asusté. Realmente lo hice. Y darme cuenta de ello me envió una punzada intensa y certera al corazón. ¿Él realmente me odia, cierto? Y luego me sentí confundido. Sí, se supone que nos odiamos, ¿por qué me sorprende?
Pero era raro, se suponía que era una mordida más, pero todavía podía sentir cómo mis dientes cosquilleaban. Era una sensación extraña, casi surrealista, que aceleraba mi corazón. "Deja de pensar en eso", me recriminé mentalmente. Era natural, después de todo soy un alfa y, poniendo de lado su carácter difícil, Jeff era lindo y olía realmente bien. Más que bien. Especialmente porque en ese momento no tenía ese extraño perfume que suele usar. Odio ese perfume.
Los siguientes días no fueron diferentes. Cada vez que entraba a su habitación, casi podía verlo como si fuera un gato que se erizaba cuando te acercabas. A partir del tercer día, cada vez que llegaba, fingía haberse dormido para ni siquiera tener que hablar conmigo.
En las mañanas, me encontré con la necesidad de colocarme una alarma. No quería despertar a Jeff, pero mi sueño mejoró de una forma tan increíble que sin la alarma simplemente seguiría durmiendo. Esto me parecía sumamente confuso. ¿Cómo podía dormir tan bien en presencia de mi enemigo? Él podría aprovechar para atacarme, pero cuando despertaba y lo veía dormir, me daba cuenta de que a él le pasaba lo mismo. A pesar de sus quejas, él también dormía plácidamente. A veces, cuando me despertaba, lo veía unos segundos y podía escuchar su respiración profunda y unos ronquidos suaves, y antes de darme cuenta, me encontraba sonriendo. "Por tu culpa no puedo dormir", se quejaba, pero mírenlo, si así es cuando no puede dormir, no quiero imaginar lo contrario.
Luego me dirigí al baño para comenzar mi rutina diaria. Mis sirvientes, siempre atentos, habían traído algunas de mis cosas para hacerme la mañana más cómoda, sabiendo que siempre parecía ir con prisa. Al entrar, me sorprendió ver nuestros cepillos de dientes juntos. Su toalla, colgada junto a la mía, impregnaba el aire con su aroma inconfundible. Era como si... como si realmente estuviéramos casados. Bueno, en teoría lo estábamos, así que supongo que esto es normal. Sí, esto es normal, me repetía a mí mismo.
Debía volver a morderlo porque inevitablemente la marca empezaría a desvanecerse, pero ni siquiera me atrevía a mencionarlo después de su reacción la primera vez. ¿Por qué todo con él parecía siempre tan complicado? Cada interacción, cada mirada, estaba cargada de una tensión que no podía entender del todo. Por lo menos, por su aparente reposo, no saldría de su habitación más que para comer.
Me encontraba en un torbellino de emociones. Por un lado, sentía el alivio de poder dormir bien por primera vez en años. Por otro, la culpa y la confusión por lo que había hecho y cómo había afectado a Jeff. ¿Por qué me importaba tanto? ¿Por qué su miedo me dolía tanto? Cada vez que lo recordaba, mi corazón se encogía un poco más.
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Corazones en guerra (AlanxJeff)
FanfictionEn un mundo donde dos reinos han sido enemigos desde tiempos inmemoriales, dos príncipes se ven obligados a unirse en matrimonio por razones políticas. Al principio, sus corazones laten en ritmos discordantes, llenos de odio y desconfianza. Sin emba...