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Hoy hay prueba de inglés.
Todos mis compañeros se ven preocupados por ello; en cambio yo estoy confiada.
Es una de mis materias favoritas.

La maestra está entregando las pruebas con una sonrisa, seguro piensa que habrán muchos ceros.
Después de todo, esta sería como su venganza, ya que ninguno de mis compañeros estudia, sólo pasan hablando en su clase.

Finalmente me entrega mi prueba, y como esperaba, está fácil.
No tardaré nada en contestarla.

Hey, Diana.

Ahg, esa voz.

Di-a-na.

¿Es que este chico no entiende que trato de ignorarlo?

¡Dianaaa!

¿¡Qué!?

Contesté frustrada en un grito susurrado.

Muévete un poco hacia la izquierda, no me dejas ver.

Este se pasa de descarado.

Claro, como usted diga.

Oye, ¿por qué cubriste tu prueba? ¡Ahora veo aún menos!

Esa es la idea, torpe.

¡Quiero veeer!

Déjame en paz. Eso te pasa por hablar en clase.

Oye, ¿en serio estás doblando la hoja? Eres mala Diana, muy mala.

Lo sé, muchas gracias.

Diana es ense... ¡Oh shit!

Ah, eso sí lo sabes decir en inglés, ¿no?

¡La profe me vió, Diana! ¡Viene hacia acá!

Cállate, no quiero que me des problemas.

¡Dianaaa! ¡Sálvame!

Olvídalo, estás muerto.

Por ser tan mala no estás invitada a mi velorio.

Uy. Me vas a hacer llorar.

Antes de que él pudiese responder algo más, la profesora apareció frente a nosotros.

Miró a Keneth fijamente, con la ceja en alto. El alma de Keneth parecía abandonar su cuerpo.

Él se encogió en su asiento, y rascando su nuca empezó a hablar con nerviosismo.

¡Saludos! Mi estimada y distinguida profesora de lengua extranjera. ¿Qué acontecimiento ha causado el requerimiento de su presencia por estos humildes lares?

Payaso.

Ví que ustedes dos estaban hablando mucho. ¿Me explican la situación?

La maestra me miró, dándome la oportunidad para excusarme.

Pues profe... es que Keneth quería copiar de mi prueba sin mi permiso, y como no podía concentrarme con su insistencia, intenté decirle que se detuviera. Eso fue lo que pasó.

Expliqué tranquilamente y ella suspiró de alivio.

Claro, eso pensé, tú nunca participarías en ningún acto deshonesto. Pobrecita, debió ser duro tener a alguien molestándote mientras tratabas de hacer tu prueba.

La maestra miró a Keneth con ojos entrecerrados. Él dió un respingo.

Qué bueno que usted llegó para darle fin a mi sufrimiento.

Hice una sonrisa.

¡Oye! No exageres.

Se quejó.

— Keneth, dame tu prueba.

La maestra extendió su mano.

¡Pero profe!... Yo sólo le estaba pidiendo un borrador.

Sí, cómo no.

— Keneth, uso anteojos pero no estoy ciega. Dame tu prueba ahora mismo si no quieres que te baje puntos en conducta.

Pero ni siquiera contesté una.

Hizo un puchero.

— ¿No vas a hacer caso?

Bueno... Está bien.

Él entregó su prueba con todo el pesar del mundo, y poco después yo también la entregué, pero claro, yo sí había terminado.

Ya sabes que no estás invitada a mi velorio.

Advirtió Keneth, cruzándose de brazos.

No hay problema. Estaré leyendo en casa, usando un vestido amarillo.

Dije en tono burlesco.
Él tomó un papel y empezó a escribir. Luego lo puso en mi butaca y yo lo desdoblé, empezando así con los mensajitos de papel.

- Te pasas. Al menos vístete de negro. Se supone que estoy muerto. Debes estar triste, no feliz :c
>Keneth

- Tú eres el que no quiere invitarme a tu velorio, ¿qué puedo hacer yo?
>Diana

- Está bien, te invito.
>Keneth

- Ya no quiero.
>Diana

- Igual estás invitada.
>Keneth

- Más vale que haya bastante queso.
>Diana

- Habrá hasta para llevar.
>Keneth

- Ahí estaré ;)
>Diana

Jamás pensé decir "Hola" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora