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Hola, Dianaaa.

Exclamó Keneth entrando por la puerta y se dirigió a su silla.

¿Y MIS PAPAS?

Naturalmente, esa fue mi tierna forma de darle la bienvenida.
Él abrió su mochila y sacó un bote de papitas.

— Yo estoy muy bien, gracias por preguntar. ¿Y tú?

Esperando mis papas.

Entrecerró los ojos.

Pero qué hambrienta, mujer. Ni los buenos días das.

Le dí un empujón.

Nada de eso, me las prometiste para ayer y me las traes hasta hoy. ¿Y todavía quieres que esté feliz?

Se cruzó de brazos.

Ejem, ¡EJEM!

Empezó a carraspear.

¿Qué pasa? ¿Tu estupidez se te atoró en la tráquea?

No, tonta. Me refiero a que no te lo prometí para ayer.

¿Ah, no?

Noup. Acuérdate que yo sólo te dije que te las compraría, pero no dije cuándo.

Chasqueó sus dedos y yo rodé los ojos.
El torpe tenía razón.

Como sea. Al menos ya las trajiste.

Sep. No quería que ocurriera la tercera guerra mundial por unas simples papas.

¡Eran MIS papas!

¡Ya entendí!

Entonces cállate.

Me crucé de brazos y él suspiró.

Toma, aquí están.

Puso el bote sobre mis manos y noté algo que me tomó por sorpresa.

Las trajiste de queso.

Dije extrañada. Pensé que traería las normales.

Eh... Sí, ¿qué tiene?

Las de queso cuestan más.

Le recordé y él se encogió de hombros.

Igual quería traer esas. Aunque tienes razón. Pinches ladrones de la cafetería, en el supermercado las venden al mismo precio.

Dió un suspiro.

¿Y entonces por qué?

¿Por qué las compré acá? Pues se me olvidó pasar por el súper más temprano, ya qué.

Negué con la cabeza al notar que él había mal entendido mi pregunta.

La formulé nuevamente.

No eso. Me refiero a que... ¿Por qué trajiste de estas si eran más caras?

Oh. ¿Eso?

Soltó una risita.

Ya sé lo mucho que te gusta el queso. ¿Por qué traería las normales sabiendo eso?

Jamás pensé decir "Hola" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora