Y bueno, acá estamos, en la biblioteca.
Yo tengo un libro de historia en mis manos y Keneth también se encuentra leyendo. En voz alta, lo cual me impide concentrarme.
Y por si fuera poco, lo que está leyendo no tiene nada que ver con el trabajo.
- Keneth...
Le miro molesta intentando que guarde silencio, mas él sigue leyendo.
- Y así... todos los cerditos vivieron felices por siempre.
- Oye Keneth.
Repito.
- Y el lobo no los volvió a molestar.
- Keneth, ¡te estoy hablando, baboso!
Grito frustrada y él cierra su libro.
- Fin.
Susurra, a lo que yo doy un suspiro creyendo que ha terminado, pero...
- ¡Ahora vamos con el cuento de la caperucita roja!
Esa fue la gota que colmó el vaso.
Jamás he tenido paciencia, ¿por qué tenerla ahora?- Ya me cansaste.
- ¡Ay! ¿¡Por qué me golpeas!?
Se quejó cubriendo su cabeza con ambas manos.
- Aún no has avanzado con tu parte del trabajo. ¿Qué quieres? ¿Que te aplauda?
- No es mi culpa que el libro de historia sea tan aburrido. Me dan ganas de dormir cada vez que empiezo a leerlo.
Respiré profundo conteniendo mis deseos de golpearlo otra vez, y luego estampé mis manos contra la mesa.
- Es un martirio trabajar contigo. No sólo eres poco inteligente, ¡también eres flojo!
Él alzó una ceja, para luego aclarar su garganta.
- Podré ser flojo Dianita, pero en realidad tengo un coeficiente intelectual más elevado de lo que crees.
Rasqué mi nuca suspirando pesado.
- ¿Cuánto es 2 + 2?
- ¡Pez!
¿Y dice que me equivoco?
- Torpe.
- ¡Pero ya está confirmado! Y 1+1 es flecha y 3+3 es ocho y...
- Ya deja eso, mejor dime en cuantas civilizaciones se dividía Nicaragua.
- ¡En tres!
Abrí mis ojos con sorpresa.
- Vaya, acertaste, ¿y cuáles eran?
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Jamás pensé decir "Hola" (Editando)
Cerita PendekUna amante de los libros, poco sociable. Esa es Diana. Solitaria, e ignorada por todos... Excepto por un chico. Un simpático chico, al cuál han transferido de salón. Ese es Keneth. Ella lo ha visto un par de veces. Él la conoce más de lo que debe...